viernes, abril 29, 2011

Jesucristo verdadero evangelizador

Por el Rev. José Eugenio Hoyos



Después de haber vivido con intensidad, devoción y mucha fe los días Santos en la Semana Mayor de nuestra Iglesia Católica, sacamos la conclusión que definitivamente Jesucristo Nuestro Señor ha sido el gran evangelizador de todas las épocas. Jesucristo es el evangelizador viviente de nuestra Iglesia. Al anunciar a Cristo, hay que hacerlo de tal modo que cada persona se encuentre personalmente con Él y que este encuentro los lleve a desear ser sus discípulos; a reconocer el pecado en su vida; a la conversión mediante una experiencia profunda de la gracia del Espíritu recibida en el bautismo. A través de esta experiencia de la reconciliaron; participará en la Eucaristía, y llevará una práctica Cristiana según el modelo que ofrece Jesús.

Este proceso de evangelización tendrá fuerza entre los cristianos, si se es fiel a la Palabra de Dios. Será acogido por todos los hombres, si nace del Espíritu Santo, quien crea unidad en la diversidad, alimenta sus carismas y los fortalece en su ministerio. Dará frutos, si la acción del Espíritu se proyecta en las necesidades del mundo actual, mediante el compromiso y la mentalidad de ser verdaderos misioneros para este siglo. El mundo hoy solo encontrará esperanza y nuevas logros en la figura salvadora de Jesús.

La nueva Evangelización surge como respuesta a los problemas que representa la realidad en nuestro continente donde la separación entre la fe y la vida está produciendo dramáticas situaciones de injusticia, desigualdad social y violencia. Implica afrontar la grandiosa tarea de infundir energías a todos los cristianos. La Nueva Evangelización no trata de re-evangelizar prescindiendo de la primera evangelización, sino que exige reconocer los ricos y abundantes valores cristianos que existen dentro de nuestra comunidad hispana para profundizar y complementarlos, buscando también corregir deficiencias anteriores.

El proceso de evangelización actual de Cristo Jesús es una llamada a la humanidad a cambiar de vida y actuar en la historia, haciendo realidad la esperanza de una vida nueva. Es el fundamento de la promoción humana, base de la auténtica cultura católica. Esta evangelización en nuestra Iglesia debe traer una nueva vitalidad, un nuevo Pentecostés, donde la presencia del Espíritu Santo haga surgir un pueblo renovado, constituido de hombres y mujeres libres y conscientes de su dignidad, capaces de forjar una historia verdaderamente humana.

La evangelización debe generar católicos evangelizados y evangelizadores, que sean agentes de promoción humana y de una cultura que trabaje más en la identidad católica. Debemos exigir a nuestra sociedad que se enseñen y practiquen más los valores.

No hay comentarios.: