Hace unos cuantos días que regrese de un retiro de sanación y unción en New Jersey organizado por los líderes de la parroquia del Sagrado Corazón de Maria y de nuevo pude constatar que la fe, la alegría, las alabanzas y el poder de la oración son los mejores medicamentos que Dios nos regala para conseguir la correcta sanación.
Es reconfortante y aumenta mucho más las posibilidades de alargar la vida a los pacientes con enfermedades terminales con la acción de la oración inyectada por el Espíritu Santo.
No entiendo como temiendo en nuestras manos los medicamentos de sanación espiritual sin ningún costo dejamos morir a la gente solo por ignorancia o falta de fe. Nuestra Iglesia Católica verdaderamente a través de los sacramentos nos presenta una gran riqueza sanadora que no falla.
Se nos olvida que Dios tiene poder infinito, él puede hacer desde que de una piedra salga agua como abrir un mar, derribar una muralla de casi 8 metros de ancho con un solo grito, Dios puede dar a alimentar a más de cinco mil personas con unos pocos panes y peces, como también puede hacer que un manco recobre su brazo, en su ministerio de más de 2000 años Cristo no ha dejado de trabajar, de sanar y liberar nunca se casa; por eso nos recuerda una vez más con millones de testimonios de sanación y curación efectiva que en cada milagro, en cada sanación de cáncer o de cualquier enfermedad terminal: Cristo vive y se manifiesta en cada célula de nuestro organismo.
Cada sanación que está ocurriendo en diferentes lugares del mundo, minuto a minuto son bendiciones victoriosas. Si ofrecemos nuestras curaciones para que se multipliquen las bendiciones entonces se sentirá la presencia de Dios con más fuerza en nuestras vidas.
Dios nos enviara también los medicamentos correctos para nuestro alivio del cuerpo y del alma. Una tercera parte del ministerio de Jesús estuvo ocupada en sanar a los enfermos; su pastoral de enfermos, podemos imaginárnosla, era como una clínica ambulante o como un hospitalito de ruedas. Su medicina es tan efectiva y abundante que en varias ocasiones se apartó del camino para sanar inclusivo a quienes no se lo habían pedido. Con Cristo regresa la salud, se renueva la fe y vuelve la esperanzas. Pues estamos Bendecidos, Encendidos y en Victoria.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario