Por Rev. José E. Hoyos.
Todavía quedan los recuerdos gravados en mi memoria de las callecitas estrechas en la antigua Jerusalén, la visita al mar de Galilea, nuestras Oraciones en el Monte de las Bienaventuranzas, el cerro de los Olivos, Nazaret y el Santo Sepulcro en nuestra pasada peregrinación a Tierra Santa.
Todo lo que aprendí y prediqué en las sagradas escrituras pude comprobarlo una y mil veces en estos lugares Sagrados.
Definitivamente Jesucristo era la figura principal de nuestro caminar en tierras lejanas, su presencia se sentía fuertemente y la conclusión que la mayoría de nosotros los creyentes es que pueden habitar dominar y ser mayoría judíos, Musulmanes y la presencia de Cristo se sienten y permanece viva. Jesús nuestro líder Espiritual de todos los tiempos con su entrega de vida, sus Predicaciones y Milagros y Sanaciones es el símbolo vivo del antes y después de todos los procesos históricos de la humanidad. La preferencia de Jesús con los más humildes, con los enfermos y excluidos de la sociedad nos hacen cambiar nuestra forma de actuar en el mundo actual.
Jesucristo con sus palabras y estilo de vida vienen a revolucionar nuestras vidas y anunciarnos no solo una realidad social sino a mostrarnos y abrirnos las puertas de la vida eterna.
Cristo en su tiempo y en nuestro tiempo nos enseña un camino y plantea nuevas ideologías a nuestro diario vivir y pensar.
Sobre todo, la miseria del pensamiento ortodoxo derechista queda comprobado en las incontables persecuciones y martirios ocasionados al pensamiento libre y liberador de los grandes revolucionarios como la crucifixión que el poder político religioso sometió a Jesús…igual que muchos lideres sacrificados y mutilados por la revolución de pensamiento o por la lucha en defensa de los derechos humanos o civiles.
Tu eres la única persona con la Fe puesta en Cristo que puedes revolucionar tu vida y a la vez la única persona que puedes perjudicarte a ti mismo, tu vida realmente cambia cuando tu cambias, pues eres el único responsable de ella.
No olvides pues, que Jesús sigue vivo en la conciencia colectiva que inspira a pensar distinto de las nuevas generaciones por los siglos de los siglos.
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