De la misma manera como visitamos a nuestro medico para nuestro chequeo anual, igualmente debemos los seres humanos darnos una revisada de cómo hemos estado viviendo, nuestro logros y nuestras fallas hasta lo que va recorrido en nuestras vidas.
Cada vez que tengamos una oportunidad saquemos tiempo para preguntarnos sobre cuales han sido nuestras metas en la vida y saquemos de ellas una lección de lo bueno y lo malo, cuales han sido las experiencias para mejorar en nuestro diario vivir. No podemos ignorar que quien se tiene lastima a si mismo no se ama, y ¿Cómo pretender que las otras personas me quieran si yo no me quiero?
Cada día en mi ministerio sacerdotal encuentro personas que se deprimen fácilmente porque la autoestima que tienen de ellos mismos es bastante pobre, desafortunadamente muchas de esas personas no saben todo el valor y la riqueza que tienen dentro.
Hay que aprender a valorarse y a valorar a los demás. Hay que llenar los vacíos y grandes abismos de inferioridad que con el tiempo vamos cultivando en nuestra personalidad. Hay que sacar los miedos, los temores, las frustraciones, la falta de confianza y sobre todo nuestra pobreza espiritual.
Estoy seguro que muchas personas son infelices porque así lo quieren, pues cada ser humano tiene la capacidad inmensa de trabajar en su propia felicidad de ser feliz y de hacer felices a los demás. Hay que confiar en un o mismo y en sus propias decisiones. Por ejemplo no seas tacaño en el amor y la felicidad dejara de ser una utopia. Actúa con transparencia como amigo de la verdad y enemigo de la falsedad. Desecha las apariencias cuando te muestras como eres tu relaciones las edificas sobre roca, si eres falso se derrumban en la arena de la hipocresía.
Que no se cumpla en ti el dicho de Shakespeare; Dios os ha dado un cara y vosotros es hacéis otra.
Cada vez que tengamos una oportunidad saquemos tiempo para preguntarnos sobre cuales han sido nuestras metas en la vida y saquemos de ellas una lección de lo bueno y lo malo, cuales han sido las experiencias para mejorar en nuestro diario vivir. No podemos ignorar que quien se tiene lastima a si mismo no se ama, y ¿Cómo pretender que las otras personas me quieran si yo no me quiero?
Cada día en mi ministerio sacerdotal encuentro personas que se deprimen fácilmente porque la autoestima que tienen de ellos mismos es bastante pobre, desafortunadamente muchas de esas personas no saben todo el valor y la riqueza que tienen dentro.
Hay que aprender a valorarse y a valorar a los demás. Hay que llenar los vacíos y grandes abismos de inferioridad que con el tiempo vamos cultivando en nuestra personalidad. Hay que sacar los miedos, los temores, las frustraciones, la falta de confianza y sobre todo nuestra pobreza espiritual.
Estoy seguro que muchas personas son infelices porque así lo quieren, pues cada ser humano tiene la capacidad inmensa de trabajar en su propia felicidad de ser feliz y de hacer felices a los demás. Hay que confiar en un o mismo y en sus propias decisiones. Por ejemplo no seas tacaño en el amor y la felicidad dejara de ser una utopia. Actúa con transparencia como amigo de la verdad y enemigo de la falsedad. Desecha las apariencias cuando te muestras como eres tu relaciones las edificas sobre roca, si eres falso se derrumban en la arena de la hipocresía.
Que no se cumpla en ti el dicho de Shakespeare; Dios os ha dado un cara y vosotros es hacéis otra.
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