Cristo a través de las parábolas y de sus múltiples enseñanzas nos ha dejado grandes lecciones que nos han ayudado a crecer espiritualmente.
El Nuevo Testamento es una gran recopilación de regalos puestos por Dios en los corazones de cada persona. Todos en nuestro diario vivir hemos pasado por momentos difíciles, frustraciones, desilusiones, caídas, enfermedades, dolores, traiciones que nos han llevado al borde del desespero. Pero siempre hemos tenido la mano amiga de Cristo dispuesto a rescatarnos de esas sombras negras de nuestras vidas.
Gracias a nuestra fe católica, a los sacramentos, a las enseñanzas de la Iglesia y sobre todo a la constante oración salimos adelante de nuestros problemas y tenemos la fuerza de poder creer. Porque en la vida nada es imposible de alcanzar, siempre que tu decisión sea firme y tu fe inquebrantable. Como muy bien lo dijera Jesús: “No te he dicho que si crees veras la gloria de Dios”. Un cargador de agua tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.
Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde al arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente; desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años la tinaja quebrada le hablo al cargador diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienen la mitad del valor que deberías”. Este le dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa, quiero que notes la bellísimas flores que crecen a lo largo del camino”, así lo hizo la tinaja, y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino.
El entonces le dijo: ¿Te diste cuanta de que las flores solo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Gracias por el agua de tus grietas por dos años yo he podido recoger muchas flores para decorar el altar de mi maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.
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