Más de 12 millones de inmigrantes en territorio estadunidense pasaran una Navidad y un año más sin que se le resuelva su estado migratorio. Es una lástima que familias de origen hispano con hijos nacidos en los Estados Unidos y que llevan cerca a los 20 años de haberse establecido en diferentes estados de territorio migratorio pagan impuestos, llevan una vida decente y con su trabajo, mal pagado ayudan a construir esta gran nación y que sigan en el limbo migratorio.
Es una vergüenza que en un país que se caracteriza por ser guiado por las leyes no se encuentren ni se trabajen leyes humanas y justas que edifiquen constructivamente un sistema migratorio que en realidad no funciona.
Me indigna recordar las palabras cargadas de mentira y politiquería del Presiente Barack Obama cuando en un desayuno de oración nacional en Washington nos prometió con seguridad que se daría una reforma migratoria y desafortunadamente su memoria y su corazón se congelaron. Nada de nada, todo lo contrario, en su gobierno es cuando más deportaciones hemos tenido y cuando las familias hispanas mas se han perjudicado.
Nuestra Emperatriz de América no necesita ser humillada, ni discriminada con leyes de inmigración, pues sus manos y su poderoso manto nos indican que hay lugar para todos, pues somos sus hijos y familia en la fe. La Virgen de Guadalupe será esa Madre que ablandará el corazón de un hijo duro en las leyes para dar pronto paso a una reforma de inmigración bien merecida y esperada por todos que nos traiga paz y prosperidad.
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