Cuantos matrimonios, amistades y hogares se han destruido por la consecuencia que trae la pornografía. Ojalá que al leer estas reflexiones estemos más pendientes del internet y los computadores que utilizamos en la casa, pues éste es el mejor momento para que tomemos conciencia y creemos una cultura de darle sanación al Facebook, al Twitter, MySpace y en general al internet que frecuentamos diariamente.
Hay que filtrar con inteligencia nuestros computadores, pues las consecuencias de la pornografía pueden matar y acabar con el amor. Nuestros hijos tienen una sexualidad adquirida pero igualmente los padres de familia tienen derecho de guiarlos y explicarles que la sexualidad tiene un orden y merece un respeto porque es un regalo divino.
Inculquemos y eduquemos a la familia en los valores morales, especialmente hablémosle sobre la modestia, el valor de la vida, la teología del cuerpo, la virginidad y la castidad. Pues honestamente estoy convencido que la castidad es una responsabilidad espiritual entre el ser humano y Dios como dador de vida.
La castidad es una virtud, no un complejo de inferioridad. La castidad es un sinónimo de fuerza de voluntad en una persona que pone a disposición esta decisión al servicio del amor. Lo dice muy bien el poeta Hindú Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura: “La castidad nace de la sobreabundancia de amor”. Magnífica frase que resume una profunda verdad psicológica, expresada por una persona que no es cristiana. La experiencia demuestra que los jóvenes tienen latente en su espíritu y corazón la virtud de la castidad, más de lo que ellos mismo suponen y mucho más de lo que muchos médicos creen.
Amar de verdad es hablar y practicar la castidad. Es dejar ser a una persona y ponerse a su servicio para que pueda ser mejor de lo que ya es. Esto es lo que hace una madre con su hijo pequeño, un esposo con su cónyuge o un novio con su enamorada. Este servicio es sinónimo de fidelidad y lealtad. Como puede comprobarse el amor madura, el que dura y resiste muchas dificultades y pruebas, tiene poco que ver con el sexo o la unión física. Tiene que ver mucho, sin embargo con la libertad. Recordemos que la libertad es nuestra fuerza de voluntad puesta al servicio de un valor, de algo que consideramos muy importante para nuestra vida. Solo la persona libre puede amar y sobre este amor decidirse a ser casto. El que no es casto, se inclina a no saber mostrar cariño verdadero porque piensa que el amor es sinónimo de acto sexual. Tiene miedo por eso a ser el mismo, a ser natural y espontáneo, pierde mucho la libertad y en ocasiones niega su afecto con los seres que le son más cercanos.
El Premio Nobel Francés, Alexis Carrel, sostiene que los débiles, nerviosos y desequilibrados se vuelven más anormales cuando su apetito sexual es reprimido, mientras que los fuertes son aún más vigorosos practicando la castidad.
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