Por Padre José Eugenio Hoyos
Pentecostés es una de las celebraciones de nuestra Iglesia que en cada ocasión viene acompañada de grandes alegrías, grandes transformaciones y de noticias alentadoras.
En las diferentes celebraciones del cumpleaños de la Iglesia los eventos son multitudinarios, en muchos países hemos podio observar estadios repletos animados con Ministerio de Alabanza, famosos Predicadores, Iglesias llenas con Misas para los enfermos, Vigilias, conciertos y poderosos Retiros Espirituales.
Antes y después de la gran fiesta de Pentecostés lo que les pasó a los Apóstoles y a la misma Virgen María nos sucedió a cada uno de nosotros los creyentes, los que nos mantenemos en continua Oración y Alabanza.
El Espíritu Santo viene con todo su poder a darnos gran ánimo, a aumentar más nuestra Fe, a Santificarnos y a mostrarnos el verdadero camino hacia la Salvación y el encuentro personal con Cristo Jesús. Con la fuerza y el animo que nos da El Espíritu Santo, aprendemos a caminar según el Espíritu en la libertad interior profunda: “El fruto del Espíritu es Amor, Alegría, Paz, Paciencia, Afabilidad, Bondad, Fidelidad, Mansedumbre, Dominio de si (Ga 5, 22,23)”.
Cada Bautizado en Cristo Jesús y en el nombre de La Santísima Trinidad tiene la obligación de vivir a plenitud cada día un nuevo Pentecostés.
Y vivir un nuevo Pentecostés es dar testimonio vivo de conversión y de la necesidad de mostrar un hombre nuevo invitando a otros a través del Evangelio a seguir a Cristo. Los Apóstoles comenzaron a cumplir la misión que Cristo les confió el mismo día de Pentecostés con éxito tan admirable que San Pedro convierte ese día a 3.000 personas con su primera Predicación (Act 2,41) y mas adelante a 5.000 con la segunda (Act 4,4) luego los apóstoles se esparcieron por todo el mundo.
En vez de criticarnos los Católicos porque pertenecemos a La Renovación Católica Carismática o algún grupo o circulo de Oración, mas bien alegrémonos de tener y compartir una misma Fe, un mismo Señor y una misma Iglesia y sobre todo pertenecer al gran motor de la Iglesia Católica, rica en Dones y Carismas.
¡Feliz Fiesta de Pentecostés Y seguimos Bendecidos Encendidos y en Victoria!
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