Una de las grandes celebraciones que más extraño de mi tierra natal Colombia, es la celebración del día las velitas o la noche del alumbrado. Recordando mi infancia vienen muchas imágenes a mi mente dentro de mi época de Juventud cuando con mi familia vivíamos en la ciudad Señora del Valle del Cauca Guadalajara de Buga.
Buga como centro religioso de primer índole en el país y meca de peregrinaciones por el milagroso era la ciudad especial para la celebración del alumbrado cada 7 de Diciembre.
Desde muy tempranas horas y a la espera de el comienzo de la noche las familias sacaban multi colores farolitos hechos en casa y confeccionaban grandes arcos de madera y guadua donde les colocaban velitas que aproximadamente a las 7 de la noche todas las calles de la ciudad y de Colombia entera se encendían. Realmente era todo un espectáculo. Se sentía la presencia de Dios vísperas a la celebración de la Inmaculada Concepción. Ese mismo día tenia un gran significado espiritual pues se daba comienzo a las Fiestas Navideñas.
Pero no solo era prender una velita sino que nuestros padres o hermanos mayores nos recordaban con autoridad que al prender cada velita había que pedir un deseo de salud, paz y realizar una oración personal, era todo un ritual. La Purísima o Inmaculada Concepción es el reflejo de esa preciosa luz donde Cristo al nacer de su vientre el primer sagrario donde estuvo Jesús en gestación designa a María como Madre de la luz del mundo.
Las luces que iluminan cada comienzo de la Navidad son las mismas luces de la misericordia de Cristo que deben iluminar a los hombres en este hermoso tiempo de Navidad. Que la luz de Cristo ilumine y proteja nuestras vidas y nos de fuerza para anunciar su llegada.
Buga como centro religioso de primer índole en el país y meca de peregrinaciones por el milagroso era la ciudad especial para la celebración del alumbrado cada 7 de Diciembre.
Desde muy tempranas horas y a la espera de el comienzo de la noche las familias sacaban multi colores farolitos hechos en casa y confeccionaban grandes arcos de madera y guadua donde les colocaban velitas que aproximadamente a las 7 de la noche todas las calles de la ciudad y de Colombia entera se encendían. Realmente era todo un espectáculo. Se sentía la presencia de Dios vísperas a la celebración de la Inmaculada Concepción. Ese mismo día tenia un gran significado espiritual pues se daba comienzo a las Fiestas Navideñas.
Pero no solo era prender una velita sino que nuestros padres o hermanos mayores nos recordaban con autoridad que al prender cada velita había que pedir un deseo de salud, paz y realizar una oración personal, era todo un ritual. La Purísima o Inmaculada Concepción es el reflejo de esa preciosa luz donde Cristo al nacer de su vientre el primer sagrario donde estuvo Jesús en gestación designa a María como Madre de la luz del mundo.
Las luces que iluminan cada comienzo de la Navidad son las mismas luces de la misericordia de Cristo que deben iluminar a los hombres en este hermoso tiempo de Navidad. Que la luz de Cristo ilumine y proteja nuestras vidas y nos de fuerza para anunciar su llegada.
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