Por el Padre José Eugenio Hoyos
Cada vez que avanzamos en nuestro caminar en esta vida nos vamos dando cuenta que Dios tienen una misión y un propósito para cada uno de nosotros. Y si nos ponemos a recapacitar nos daremos cuenta que de verdad somos personas muy especiales para el Creador del universo.
Recordemos en el libro del Génesis 37-50, cuando José después de muchos problemas, obstáculos, humillaciones, lagrimas, calumnias, desprecios, abusos, noches sin dormir, depresiones, soledad, hambre etc. El Señor le concede reinar en Egipto. Es interesante y curioso ver como el plan y el propósito de Dios no lo entendemos muchas veces, especialmente cuando le servimos y tratamos de serle leales y fieles.
Hay decisiones y respuestas que llevan un encanto y un misterio, es allí donde nos damos cuenta que vienen directamente de Dios para darle vida espiritual a nuestro acontecimientos. Verdaderamente los caminos de Dios son insondables y misteriosos, muchas veces hay que descifrarlos y saber descubrirlos lo cual exige oración, mucha fe, y esperanza. Son regalos de su amor y de su compasión, para poder comprender el propósito del secreto de Dios para nuestras vidas. El salmista dice: “Muéstrame, Señor tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tu eres mi Dios y mi salvador. ¡En ti confió a todas horas!” (Salmo 25, 4-5). Es por eso que el camino de la fe también es renuncia, fortaleza y perseverancia. Todos los que caminamos en los senderos del Señor, somos testigos de las maravillas de su amor. Qué grande es poder alabar el nombre del altísimo y contar todas y cada una de las cosas que hace en nuestro favor” (Salmo 9, 1-2).
Cada vez que avanzamos en nuestro caminar en esta vida nos vamos dando cuenta que Dios tienen una misión y un propósito para cada uno de nosotros. Y si nos ponemos a recapacitar nos daremos cuenta que de verdad somos personas muy especiales para el Creador del universo.
Recordemos en el libro del Génesis 37-50, cuando José después de muchos problemas, obstáculos, humillaciones, lagrimas, calumnias, desprecios, abusos, noches sin dormir, depresiones, soledad, hambre etc. El Señor le concede reinar en Egipto. Es interesante y curioso ver como el plan y el propósito de Dios no lo entendemos muchas veces, especialmente cuando le servimos y tratamos de serle leales y fieles.
Hay decisiones y respuestas que llevan un encanto y un misterio, es allí donde nos damos cuenta que vienen directamente de Dios para darle vida espiritual a nuestro acontecimientos. Verdaderamente los caminos de Dios son insondables y misteriosos, muchas veces hay que descifrarlos y saber descubrirlos lo cual exige oración, mucha fe, y esperanza. Son regalos de su amor y de su compasión, para poder comprender el propósito del secreto de Dios para nuestras vidas. El salmista dice: “Muéstrame, Señor tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tu eres mi Dios y mi salvador. ¡En ti confió a todas horas!” (Salmo 25, 4-5). Es por eso que el camino de la fe también es renuncia, fortaleza y perseverancia. Todos los que caminamos en los senderos del Señor, somos testigos de las maravillas de su amor. Qué grande es poder alabar el nombre del altísimo y contar todas y cada una de las cosas que hace en nuestro favor” (Salmo 9, 1-2).
El propósito de Dios lo descubrirás en el momento menos esperado. Pues Dios tiene en su tiempo el momento indicado para ti. Solo debes estar dispuesto a aceptarlo con amor. Qué bueno e importante es aprender a darle gracias por todo (1 Ts. 5, 18). Lo que somos es para gracia divina pues “en Dios vivimos, nos movemos y existimos (Hechos 17, 28). Vive alerta y en espera que tu propósito en la vida llegara.
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