Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Los católicos debemos tomar más acción en la evangelización y participar más activamente en la pastoral de nuestra Iglesia.
Cada llamado que nos hacen nuestros sacerdotes a diferentes eventos, retiros o hasta en la campaña cuaresmal de los obispos, hay que apoyar con gran entrega evangelizar. Estamos viviendo tiempos maravillosos espirituales donde la Iglesia nos invita a que formemos parte de estos acontecimientos sin quedarnos como observadores o espectadores sino como verdaderos protagonistas católicos.
Si el ciego Bartimeo se hubiese quedado sentado, de brazos cruzados y esperando que alguno de los presentes le pidiera a Jesús por él, a fin de que el Señor se acercara, es bastante posible que se hubiera quedado ciego pero el resto de su vida.
Bartimeo se transforma en el centro de la escena cuando comprende que ésta puede ser la única oportunidad de su vida para recuperar la vista y no quiere desaprovecharla, no quiere pasar el resto de su vida lamentándose de no haber puesto los medios necesarios para ser sanado, por lo que decide pasar a la acción con todas las fuerzas.
También en su vida, para que Jesús lo ayude a realizar cambios necesarios, es importante no quedarse de brazos cruzados, dejándole a Él toda la tarea, o dejando que los otros se ocupen por uno, sino que hay que, junto a la oración de claro, ir dando los pasos necesarios que el mismo Cristo te ira sugiriendo.
Desafortunadamente en la Iglesia hay muchos que se bautizaron y tienen los sacramentos pero se frisaron espiritualmente y no regresaron a la Iglesia. Son aquellos que no tienen ningún interés por tener un encuentro personal con Dios, son los fríos de los que habla el Libro del Apocalipsis (Apoc 3, 16).
También en este grupo de católicos congelados se hayan aquellos que se han instalado en el pesimismo, las críticas a la Iglesia y no quieren salir de allí o asimismo quienes están demasiado satisfechos con ellos mismo o con sus logros.
Debemos entonces seguir el ejemplo del ciego Bartimeo: “yo no me callo hasta que Jesús me oiga” yo hago todo lo posible hasta que el Señor se acerque”; “Yo no me voy a quedar de brazos cruzados dejando que pase a mi lado la bendición misma, sin que me toque”.
De esa forma nuestra Iglesia será fructífera, apoyada y derramará bendiciones y aumentaremos nuestra fe.
Los católicos debemos tomar más acción en la evangelización y participar más activamente en la pastoral de nuestra Iglesia.
Cada llamado que nos hacen nuestros sacerdotes a diferentes eventos, retiros o hasta en la campaña cuaresmal de los obispos, hay que apoyar con gran entrega evangelizar. Estamos viviendo tiempos maravillosos espirituales donde la Iglesia nos invita a que formemos parte de estos acontecimientos sin quedarnos como observadores o espectadores sino como verdaderos protagonistas católicos.
Si el ciego Bartimeo se hubiese quedado sentado, de brazos cruzados y esperando que alguno de los presentes le pidiera a Jesús por él, a fin de que el Señor se acercara, es bastante posible que se hubiera quedado ciego pero el resto de su vida.
Bartimeo se transforma en el centro de la escena cuando comprende que ésta puede ser la única oportunidad de su vida para recuperar la vista y no quiere desaprovecharla, no quiere pasar el resto de su vida lamentándose de no haber puesto los medios necesarios para ser sanado, por lo que decide pasar a la acción con todas las fuerzas.
También en su vida, para que Jesús lo ayude a realizar cambios necesarios, es importante no quedarse de brazos cruzados, dejándole a Él toda la tarea, o dejando que los otros se ocupen por uno, sino que hay que, junto a la oración de claro, ir dando los pasos necesarios que el mismo Cristo te ira sugiriendo.
Desafortunadamente en la Iglesia hay muchos que se bautizaron y tienen los sacramentos pero se frisaron espiritualmente y no regresaron a la Iglesia. Son aquellos que no tienen ningún interés por tener un encuentro personal con Dios, son los fríos de los que habla el Libro del Apocalipsis (Apoc 3, 16).
También en este grupo de católicos congelados se hayan aquellos que se han instalado en el pesimismo, las críticas a la Iglesia y no quieren salir de allí o asimismo quienes están demasiado satisfechos con ellos mismo o con sus logros.
Debemos entonces seguir el ejemplo del ciego Bartimeo: “yo no me callo hasta que Jesús me oiga” yo hago todo lo posible hasta que el Señor se acerque”; “Yo no me voy a quedar de brazos cruzados dejando que pase a mi lado la bendición misma, sin que me toque”.
De esa forma nuestra Iglesia será fructífera, apoyada y derramará bendiciones y aumentaremos nuestra fe.
4 comentarios:
Frisaron, no. Congelaron.
Padrecito esta publicacion esta muy linda, gracias por dejar lucecitas encendidas en el camino...
Jesus nos ivita a estar junto a el y a sentir sus brazos a nuestro alrededor teniendo como intermediarios a luces que brillan solas como usted padre Eugenio, gracias por ayudarnos a no ser catolicos de brazos cruzados. mercedes hoyos.
Padre pero que Cristianos.
DIana Isabel
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