miércoles, mayo 25, 2011

Jesús: La verdadera fuente de salvación

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


Continuamos celebrando la verdadera Pascua de Resurrección, Cristo Jesús y nos empezamos a preparar para la gran fiesta de Pentecostés. Cristo Jesús continúa siendo la figura central en nuestras vidas, nunca dejará de serlo, pues es la fuente de agua que nunca se agota. Isaías 55: 1-3 nos dice: “A todos los sedientos: Venid a las aguas y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”.


El llamado de Dios llega a todos los lugares y a todas las personas especialmente a los que no han escuchado la voz de Dios ni han experimentado su profundo amor. Cuando Jesús se detuvo en la ciudad de Samaria para hablar con la Samaritana los discípulos se confundieron. Pero Jesús había sentido su sed y anheló darle nueva vida a quien no había tenido un encuentro personal con el verdadero Mesías.


“Más el que bebiere del agua que yo le daré; Él le dijo a ella, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para la vida eterna” (Juan 4:14). Aquí está Jesús sentado junto al pozo de Jacob y cansado de tanto caminar. Es el conocido y bello encuentro con una mujer samaritana que llega a sacar agua del pozo, y Jesús le dice: “Dame de beber”. Igual que Jesús o esa mujer todos estamos cansados o sedientos, sin aliento para seguir adelante. Cuando estés así, solo Dios calma la sed de tu alma. El pozo de aguas vivas, es tu fuente de paz y alegría ¿Cómo podemos, como ella, aceptar su oferta? ¿Cómo beber, no una sola vez, sino continuamente, del agua limpiadora y sanadora de vida?




Los católicos tenemos que venir a Él hambrientos y sedientos, pobres y sin dinero. Pues su agua de vida no puede ser comprada con el dinero de los hombres. El pago el precio completo de la cruz. Ningún pago terrenal podía emparejarse al valor del agua viva de Dios. No olvidemos que los sacramentos son los 7 canales por los cuales la vida de Dios llega a cada uno de nosotros. No tengas miedo de recibir en cada Eucarística la verdadera fuente de agua viva, a Cristo sacramentado; Él te hará vivir, como si fuera el ultimo día de tu vida; por eso empieza, a hacer cada día como el mejor que puedas vivir, bebe de la eterna vida: ¡Cristo Jesús Resucitado!

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