Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Exactamente el 12 de diciembre, cayó un domingo lo que hizo mucho más especial la Celebración de la Virgen de Guadalupe. No solo a nivel latinoamericano en México, sino en todo el territorio estadounidense.
Desde las 4 de la mañana la gente se levantó para ir a cantar las mañanitas en varias iglesias en Virginia. Aquí no importaban las temperaturas congelantes, pues en el interior de cada parroquia se sentía el calor y el gozo de ir a darle un saludo cariñoso y de fe a la Morenita y Emperatriz de las Américas: Nuestra Señora de Guadalupe.
Nunca podemos olvidar las palabras de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego: “Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío, el menor; que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estas bajo mi sombra y mi resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija o te perturbe”.
Pio X la proclamo como “de toda la América Latina”, Pio XI de todas las “Américas”, Pio XII la llamo “Emperatriz de las Américas”. La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en todo el mundo con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios. Parroquias del área como el Buen Pastor, San Antonio de Padua, Nuestra Señora de los Ángeles, San James, San Leo, Cristo Redentor, Todos los Santos, se vieron abarrotadas de feligreses que traían imágenes y rosas en ofrecimiento a la Morenita, Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Que viva la Virgen!
Exactamente el 12 de diciembre, cayó un domingo lo que hizo mucho más especial la Celebración de la Virgen de Guadalupe. No solo a nivel latinoamericano en México, sino en todo el territorio estadounidense.
Desde las 4 de la mañana la gente se levantó para ir a cantar las mañanitas en varias iglesias en Virginia. Aquí no importaban las temperaturas congelantes, pues en el interior de cada parroquia se sentía el calor y el gozo de ir a darle un saludo cariñoso y de fe a la Morenita y Emperatriz de las Américas: Nuestra Señora de Guadalupe.
Nunca podemos olvidar las palabras de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego: “Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío, el menor; que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estas bajo mi sombra y mi resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? Que ninguna otra cosa te aflija o te perturbe”.
Pio X la proclamo como “de toda la América Latina”, Pio XI de todas las “Américas”, Pio XII la llamo “Emperatriz de las Américas”. La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en todo el mundo con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios. Parroquias del área como el Buen Pastor, San Antonio de Padua, Nuestra Señora de los Ángeles, San James, San Leo, Cristo Redentor, Todos los Santos, se vieron abarrotadas de feligreses que traían imágenes y rosas en ofrecimiento a la Morenita, Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Que viva la Virgen!
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