El propósito de cada Navidad es tener la oportunidad de vivir estas fiestas Navideñas preparándonos para recibir al nacimiento del Niño Dios en nuestros corazones. Pero para que esto suceda debemos cambiar nuestras actitudes y modos de vida.
No podemos celebrar nuestra Navidad completa si en nuestra mente y vida personal existen rencores. Por ejemplo, si usted tiene un familiar, amigo(a), hijo(a), papá o mamá con un resentimiento negativo, con un odio tremendo o un rencor esta es la gran oportunidad de dejar ese orgullo y ofrecer el perdón y la reconciliación. Navidad con odio y malos sentimientos no van de la mano.
Nuestra fe y creencia en el amor nos invitan a participar en estas fiestas en familia. Por medio de ella, mantenemos un sentido de comunicación directa de pertenencia; mantenemos viva la convicción de la presencia de Dios en nuestras vidas y esa vivencia es fuente de alegría, de esperanza y plenitud.
Adicionalmente, la vida en comunidad nos proporciona un sentido de perteneciera, de “estar en familia”. Esta conexión con lo sagrado de nuestra vida, toca el corazón mismo de nuestra existencia, el significado esencial, el propósito y valor de la vida misma; este contexto de significado nos permite poner las cosas en perspectiva y darle un sentido más profundo; tanto a la alegra, como a la nostalgia y el dolor. El sabernos amados por Dios y que “a pesar de todo”, el cuida de nosotros, compartiéndonos en cada Navidad el más hermoso regalo: su Hijo. Él es fuente de fortaleza en nuestros momentos mas difíciles, así estamos en caminos de recuperar nuestra alegría interior, ya que esta no depende de las circunstancias en que nos hallemos. Aun en medio del dolor, conservamos una alegría profunda, un tranquilo gozo que refleja un estado de fe, de esperanza, de plenitud espiritual.
Cada familia en esta Navidad debe estar llena de Paz, Esperanza, Reconciliación, Amor, Fraternidad, Amistad y sobre todo mucha Alegría. Y que recordemos el villancico de la familia de Nazaret: “familia pobre y divina, pobre mea, pobre casa, mucha unión, ninguna espina y el ejemplo que culmina en un amor que no pasa. Concede Señor, Padres a quien querer y una sonrisa que dar. Que todas las familias tengan una Feliz Navidad.
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