Los días van pasando tan apresuradamente que nos quedamos preocupados porque aunque hayan pasado las primeras semanas de enero de 2009, nos parece increíble que el año 2008 haya quedado atrás. Pero sería importante que reflexionáramos sobre el año que pasó, y sacáramos o recordáramos la lista de resoluciones y metas que nos propusimos cumplir. ¿Cuántas de esas metas se realizaron? ¿Qué cambios, logros, fracasos, resultados obtuvimos? La palabra clave aquí seria: evaluar, evaluar y evaluar. Pues así lograremos mejorar y no echar al olvido nuestros propósitos.
Para 2009, después de haber tenido un año difícil por los sacudones económicos, alguna enfermedad, desilusión amorosa, fallecimiento de algún familiar, pérdida de trabajo, fracaso de algún hijo etc., eso no nos quiere decir que también no hubo avances y logros positivos. Cada año trae su encanto y sus recompensas. Por ejemplo, sería bueno y saludable que en los primeros meses del año empezáramos a trabajar en las metas que consideramos que al cumplirlas traerán bonanza y grandes cambios. El consejo principal que doy a cada persona al escribir sus propósitos es: empezar con el compromiso de entregarse a Dios, conocerlo, seguirlo y vivir sus enseñanzas. Si queremos que cada meta llegue a su culmen, debemos practicar diariamente la oración. Muchas personas hoy en día tienen como prioridad adelgazar, ir al gimnasio, pero lo que tenemos que realizar es ir al gimnasio del alma, frecuentar la Iglesia, después mis recomendaciones serían:
- Si tiene un trabajo, realícelo con amor, póngale orden a cada día, inyéctele pasión.
- Aprenda un nuevo idioma, saque de su tiempo tan ocupado media hora para aprender por lo menos 5 palabras y 2 expresiones nuevas.
- Después de tomar el almuerzo, o la cena salga a caminar mínimo una milla.
- Mejore el trato con su esposo(a) e hijos, no grite, deje el mal genio y sonría más.
- Aprenda a escuchar, no interrumpa aunque usted tenga la razón.
- Subir la autoestima y entender que Dios nos quiere a todos por igual y que el no discrimina.
- Participar como voluntario(a) en una obra benéfica para ayudar a niños, ancianos, drogadictos o enfermos.
- Motivar y enseñar a otros a formar una cultura de paz y solidaridad.
- No contaminar el medio ambiente.
- Ahorrar y cumplir todas las promesas.