Por José
Eugenio Hoyos
Esta
humilde reflexión va dirigida a mis hermanos Sacerdotes primero para
felicitarlos por ese si vocacional que dieron a Cristo en su Sacerdocio, por el
extraordinario ministerio que desempañan pastoralmente en las diferentes
Parroquias.
Pero
en especial a aquellos que todavía no han seguido o escuchado el mensaje del
Papa Francisco de ser parte de esta gran corriente de gracia como es la Renovación
Carismática Católica apoyando los seminarios de Vida en el Espíritu entre sus
feligreses.
Como
Sacerdote Católico no me canso de darle gracias a Dios por haber conocido la
RCC desde mis primeros años de ordenación Sacerdotal. No puedo negar que como
ser humano he tenido momentos difíciles pero me he levantado fácilmente porque
la experiencia Carismática me ha dado todas las herramientas para levantarme y
seguir adelante. Mi vida Sacerdotal se ha fortalecido por las oraciones de los
grupos de oración, por los dones y carismas que han dado grandes frutos
pastorales.
He aprendido
mucho de la gente Carismática, a ser un Sacerdote humilde, paciente,
perseverante en la oración y sobre todo un amante de la Adoración Eucarística. Disfruto
el rezo del Santo Rosario y el amor maternal de la Santísima Maria.
Por eso
invito a los Sacerdotes a que seamos parte de la RCC, en vez de criticarnos
ayudar a formarnos.
Mi
ministerio es bendecido por los maravillosos frutos que cada día veo en las
personas afectadas con cáncer, depresiones, enfermedades terminales u otro tipo
de situaciones difíciles, los testimonios son sorprendentes donde veo cada
segundo la mano de Dios.
Como
Sacerdote soy muy feliz de ser parte de esta nueva cultura de Pentecostés donde
en mi consagración de la Santa Eucaristía siento a Jesús vivo y en cada
Sacramento veo la unción del Espíritu Santo. En definitivo soy totalmente Católico,
Carismático y Mariano. Invito de todo corazón a los Sacerdotes a ser parte de
esta gran experiencia Carismática que nos hace a los Sacerdotes más Santos y más
felices.