Han empezado con mucha alegría y emoción los juegos olímpicos de Pekín en China y desde ya hay muchas expectativas. La inauguración como siempre ha traído delegaciones de los países con atuendos y trajes vistosos es una gran fiesta, la fiesta del deporte mundial.
Pero en esta ocasión tienen un toque diferente. “No todo lo que brilla es oro”, dirían los comerciantes y vendedores de nuestros mercados latinos. Pues detrás de todo este acontecimiento mundial hay un gran matiz político ideológico y económico. Por ejemplo la organización ha estado impecable, pero la mayoría de los voluntarios que vamos a ver en los diferentes estadios no son tan “voluntarios” pues el régimen chino ha creado el voluntariado obligatorio en este caso -- estadio y estado son lo mismo. Todos están obligados a sonreír, a saludar pero de diente para afuera. Todos los habitantes están anestesiados solo para hablar cosas positivas del sistema.
Para muchos deportistas y turistas la ciudad es espectacular. Hay amabilidad y camaradería entre todos los deportistas. El jugador de baloncesto español José Manuel Calderón al llegar a la villa olímpica manifestó: “El lugar no esta mal, todo lo contrario, incluso diría que me gusta más que la de Atenas hace cuatro años.”
Desde ya estas olimpiadas empezaron a romper récords: cuatro mil millones de dólares es su presupuesto y 11.128 deportistas, procedentes de 205 países, son sus participantes. Varios jefes de estado se han hecho presentes y de Latinoamérica el único es Luis Ignacio Lula da Silva de Brasil. Un hecho muy interesante que pudimos conocer a través de los medios de comunicación es que el Presidente de Francia Nicolás Sarkozy había prometido no asistir a los juegos olímpicos para protestar por la violación de los derechos humanos. Pero por su asistencia decenas de grupos y organizaciones defensoras de los derechos humanos les gritaban traidor. Periodistas de todo el mundo esperaban órdenes de poder utilizar con libertad el Internet en China.
Estos juegos olímpicos han empezado con un toque de fiesta. Cada delegación de los diferentes países lleva con orgullo su bandera y sus distintivos, pues ellos saben que son los mejores embajadores del mundo promoviendo un valor sano como es el deporte. Ojalá que la gigantesca paloma presentada en el estadio sea verdaderamente el símbolo de la paz que se extienda a otras naciones.
Fotos:
1. Fuegos de artificio iluminan la noche y el estadio en Pekin.
2. Tres manifestantes del grupo Students for a Free Tibet -- Jonathan Stribling-Uss, 27, y Kalaya’an Mendoza, 29, Americanos, y Cesar Pablo Maxit, 32, Argentino-Americano -- detenidos por la policía 40 segundos después de desplegar la bandera del Tibet cerca del estadio.