Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Hay muchas formas del mirar al mundo, pero lo más importante hoy en dia es poder mirar nuestro mundo interior. Cada ser humano tiene la capacidad de darse un viaje al interior de su cuerpo y de su alma para darle fortaleza y tranquilidad a la conciencia.
La conciencia juega un papel de suma importancia en el crecimiento de nuestra vida espiritual, con una conciencia tranquila sin preocupaciones, remordimientos, culpabilidad o arrepentimientos, desempeñamos un mejor papel dentro de la vida.
Por ejemplo, el sentimiento de culpabilidad o de rencores guardados son estados de la mente que paralizan e impiden avanzar a las personas en esta vida.
La conciencia es un don que nos puede guiar a través de la vida. Una conciencia formada adecuadamente nos puede ayudar tanto a elegir antes de actuar como a evaluar nuestras acciones. La conciencia humana no es como una voz, sino más bien como unos grandes anteojos con lupas potentes. No es que escuchemos una voz diciéndonos lo que esta bien o lo que esta mal, sino que nos volvemos capaces de ver como Dios ve. Muchos de nosotros necesitamos que nos corrijan la visión física.
Lentes de contacto, anteojos, gafas, espejuelos e incluso cirugía láser pueden corregir la visión y ayudarnos a ver como se supone que debemos. De forma parecida nuestra conciencia, nuestros ojos internos, debe de corregirse o formarse para que este alineada con la forma en que Dios ve. Una conciencia totalmente formada nos permite ser seres humanos totalmente formados y con conciencia clara cuando reconocemos que todas las personas están hechas a imagen divina nos sentimos inclinados a tratarlas con al dignidad que se merecen.
Una conciencia totalmente formada nos permite ver como Dios ve y nos permite reconocer su presencia divina en todo ser humano. Actuemos pues con conciencia espiritual y nuestra vida se trasformará y viviremos con paz y alegría.
Hay muchas formas del mirar al mundo, pero lo más importante hoy en dia es poder mirar nuestro mundo interior. Cada ser humano tiene la capacidad de darse un viaje al interior de su cuerpo y de su alma para darle fortaleza y tranquilidad a la conciencia.
La conciencia juega un papel de suma importancia en el crecimiento de nuestra vida espiritual, con una conciencia tranquila sin preocupaciones, remordimientos, culpabilidad o arrepentimientos, desempeñamos un mejor papel dentro de la vida.
Por ejemplo, el sentimiento de culpabilidad o de rencores guardados son estados de la mente que paralizan e impiden avanzar a las personas en esta vida.
La conciencia es un don que nos puede guiar a través de la vida. Una conciencia formada adecuadamente nos puede ayudar tanto a elegir antes de actuar como a evaluar nuestras acciones. La conciencia humana no es como una voz, sino más bien como unos grandes anteojos con lupas potentes. No es que escuchemos una voz diciéndonos lo que esta bien o lo que esta mal, sino que nos volvemos capaces de ver como Dios ve. Muchos de nosotros necesitamos que nos corrijan la visión física.
Lentes de contacto, anteojos, gafas, espejuelos e incluso cirugía láser pueden corregir la visión y ayudarnos a ver como se supone que debemos. De forma parecida nuestra conciencia, nuestros ojos internos, debe de corregirse o formarse para que este alineada con la forma en que Dios ve. Una conciencia totalmente formada nos permite ser seres humanos totalmente formados y con conciencia clara cuando reconocemos que todas las personas están hechas a imagen divina nos sentimos inclinados a tratarlas con al dignidad que se merecen.
Una conciencia totalmente formada nos permite ver como Dios ve y nos permite reconocer su presencia divina en todo ser humano. Actuemos pues con conciencia espiritual y nuestra vida se trasformará y viviremos con paz y alegría.