jueves, agosto 21, 2008

El día de ayer ya es hoy

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

La mayoría de las personas nos hemos quedado en el pasado, en los recuerdos, en las nostalgias, en la oscuridad, pero Jesús nos invita cada día a que vivamos con plenitud el hoy. Cada segundo, minuto y hora pues en la intensidad del tiempo allí vive y actúa Dios. Así es como se construye una buena vida, un buen día a la vez. Una hora es demasiado corta y un año demasiado largo. Los días son los episodios de la vida, los segmentos que Dios ha diseñado para el manejo de nuestra existencia.

Un hecho bien curioso es que ya han estudiado cual es la capacidad de resistencia del ser humano en varios campos: una persona puede vivir hasta 5 semanas sin alimento, 5 días sin agua y 5 minutos sin aire. Son datos llamativos pero lo importante seria que tomáramos conciencia de que no podemos vivir ni 5 segundos sin amor. Estamos vivos gracias al amor de Dios, de nuestros padres, nuestros seres queridos y nuestros amigos. Estamos vivos gracias al amor de todos aquellos que antes vivieron y ahora viven para servir: inventores, científicos, sacerdotes, poetas, músicos, benefactores de la humanidad etc., y también estamos vivos gracias a la madre tierra que nos regala sus tesoros aunque la maltratemos tanto. Sin amor vegetamos pero no vivimos, sin amor deambulamos como fantasmas en un mundo de sombras y pesares.

Cada ser humano a veces ignora que el corazón late ochenta y cuatro mil veces, que la tierra rota, que hay amaneceres y atardeces llenos de colores, que cada día estrenamos un nuevo día, que es impecable, inexplorado y listo para utilizar. Que un día es un regalo de veinticuatro horas nunca antes vividas, disponibles para aprovechar al máximo.

Peor no puedes olvidar que hoy ya no cuentas con el ayer; se desvaneció mientras dormías. No existe, te quedaría más fácil volver a juntar una bocanada de humo. No puedes cambiarlo, alterarlo o mejorarlo. Ayer ya paso, todavía no tienes el mañana, a no ser que aceleres la orbita de la tierra o convenzas al sol de salir dos veces antes de ponerse una vez, no puedes vivir el mañana hoy. Debes estar presente en él para ganar. No agobies hoy con los pesares de ayer, ni lo entristezcas con los problemas de mañana. Dale una oportunidad al día y si al levantarte y al abrir tu ventana vez el arco iris, o el sol radiante o la lluvia dale gracias a Dios. Porque tu día va a ser especial. Por lo mismo, cada día debemos mejorar la calidad de nuestro amor a Dios, a nosotros mismos y a la naturaleza. Ahí está la vida. Vive el hoy, mañana será otro día.

miércoles, agosto 20, 2008

Jesús Por Encima De Todos Los Médicos

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
28 de agosto de 2008

Definitivamente los científicos y los mejores médicos del mundo saben y han comprendido que el mejor cirujano del mundo es Jesús de Nazaret, que competir con Él es bastante difícil, que unirse con Cristo antes de una cirugía o visitar un enfermo es lo mejor.

Los especialistas en las diferentes ramas médicas comprueban una vez más que la medicina y la oración son el mejor complemento para sacar adelante a los pacientes. Los resultados de pacientes que van a los hospitales acompañados de fe y oración están recibiendo mejores resultados de aquellos que confían solo en la ciencia y tienen un gran vacío espiritual.

Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar a una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: "¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!" (Lucas 17, 11-13). Cuando nos imaginamos los leprosos, no vienen a nuestra mente los que padecen lepra, si no también los enfermos de cáncer, SIDA, tuberculosis o cualquier otra enfermedad terminal. Pero el Evangelio nos presenta a los leprosos porque es el cuadro más doloroso de la enfermedad de una persona. Un montón de caras tristes, sin esperanza, cuerpos encorvados, ojos rojos, manos sin dedos, llagas, protuberancias en la cara, la nariz, los labios y la frente. Las úlceras en sus cuerdas vocales, las cejas sin pelo, músculos y tendones atrofiados y sus pies pareciéndose a las garras de algunos animales. Por estas razones la mayoría de la gente evitaba a los leprosos.

Cristo en cambio tuvo compasión de ellos. Cuando la gente se apartó de los diez leprosos, Jesús dio un paso adelante. "Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados." (Lucas 17, 14). ¿No te habría encantado ser testigo de este milagro? Solamente oración a un hombre y en un instante divino sanidad completa. Una masa miserable de humanidad se convierte en un coro que celebra con vivas y brincos su nueva salud.

¿Puedes imaginar como se sintieron los leprosos? Si estás en Cristo, puedes. Lo que El hizo por los leprosos físicamente, lo ha hecho por ti espiritualmente. El pecado nos vuelve leprosos a todos y nos convierte en cadáveres espirituales. San Pablo escribió a los cristianos en Éfeso: "Estabais muertos en vuestros delitos y pecados." (Efesios 2, 1). El apóstol dijo que los no salvos viven "en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios." (Efesios 4, 17-18). Lo que Jesús vio en los cuerpos de los leprosos, también lo ve en el alma del pecador: devastación total. Si tu doctor en el hospital o en su consultorio no ora, ni reza contigo, empieza tu la oración y cuando regreses agradecido regálale una Biblia; para que el médico nunca se le olvide que el mejor cirujano del mundo es Jesús.

Hijos De Indocumentados Valen Más Que El Oro

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
22 de Agosto de 2008

La comunidad inmigrante ha recibido con mucho júbilo la noticia de que un hijo de inmigrantes indocumentados de origen mexicano, ha ganado una medalla de oro en los Juegos Olímpicos en China. Y con gran alegría y saltos de júbilo Henry Cejudo, de 21 años de edad, ganó la medalla olímpica en la categoría de lucha libre.

Este es un ejemplo más de que hay que seguir luchando, que a pesar de los momentos difíciles que viven nuestras familias inmigrantes no hay que mirar atrás; hay muchos ideales, sueños y triunfos en la vida que podemos conseguir si practicamos la fe, la constancia, la disciplina y el querer salir adelante. Los hispanos, por ejemplo, tenemos todas las capacidades, los talentos y los dones; debemos dejar el resentimiento a un lado, pues nuestra meta es avanzar.

La familia de Henry tuvo que pasar por muchas pruebas, discriminaciones, sufrimientos, pero nunca caducó como otras familias latinas, aguantó y perseveró. Al ganar la medalla de oro olímpica, lógico lágrimas de la emoción rodaron por sus mejillas y la bandera de los Estados Unidos, país que lo apoyó y lo arropó como un hijo más que va a los salones de la fama.

En realidad que ojalá el ejemplo de Henry sirva para las nuevas generaciones de jóvenes, sobre todo para que ellos que están en las pandillas, en las maras o en las drogas. Se puede sobresalir de muchas maneras y en cualquier país hay muchas oportunidades para hacer deporte, practicar el arte, la pintura, la música etc. Que tristeza que tanto talento juvenil hoy esté enterrado en muchos de los cementerios a causa de la violencia juvenil o de las drogas.

En una de sus entrevistas a los medios de comunicación, "El Chaparro" como le llaman algunos amigos y familiares dijo: "La mitad de la medalla que he conseguido es mexicana, como mi corazón." Su entrenador Kevin Jackson dice que el éxito de Cejudo se debe primero a que ha reconocido los esfuerzos de su familia, las dificultades de la vida y sobre todo el triunfo a su capacidad deportiva se debe a que en cada entrenamiento, como en cada competencia, ha puesto el mejor ingrediente como es la "pasión."

Nieztche dice: "Quien tiene un buen 'por qué,' acaba por encontrar el 'cómo.'" Cuando se une la pasión y la dedicación, pocas metas se tornan inalcanzables y muchos imposibles se hacen posibles. Con tantas redadas, deportaciones y sufrimientos de nuestros inmigrantes, este hecho heroico cae como una nueva esperanza de que sí se puede.

Para más información sobre Henry Cejudo:

lunes, agosto 18, 2008

Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Con la toma de posesión del nuevo Presidente de Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo, vienen a mi mente muchas preguntas y reflexiones. Primero esta situación me hace retroceder a Jesús: “Eres tu el Rey de los Judíos?” y la forma del silencio y como le responde Jesús. Sus respuestas son muy claras y concretas de que nosotros los sacerdotes estamos trabajando por la construcción de un Reino Espiritual, no terrenal. Jesús lo dijo: “Mi reino no es de este mundo.”

Bueno sin criticar al nuevo presidente de Paraguay me atrevo a decir que como obispo pudo haber hecho también mucho por un pueblo marginado, sufrido, explotado y por la igualdad de una justicia social etc. Más que por la lucha de la defensa de la dignidad del hombre, debe haber en su corazón y su mente a una agenda revolucionaria o diferente que muy pronto todos vamos a descubrir. Espero que sea algo mejor que las 7 medallas olímpicas y gloriosas de Michael Phelps.

No podemos olvidar que este nuevo presidente y ex obispo es un antiguo militante de la teología de la liberación, corriente de la cual ha estado en desacuerdo el actual Papa Benedicto XVI. La actitud conciliadora de la Iglesia Católica está dispuesta a transar con ciertas desobediencias, siempre y cuando el infractor no exceda en radicalismos que puedan cuestionar el papel de la jerarquía eclesiástica.

Lo que más me ha llamado la atención es que en una de las entrevistas Lugo ha afirmado que tiene intenciones de regresar a sus obligaciones sacerdotales inmediatamente termine su período de presidente. Pues él lo que quiere es devolverle la confianza de las instituciones al pueblo. Pues no se puede desconocer que Paraguay está considerado como uno de los países mas corruptos del mundo. Ocupando el puesto 138 entre 170. Revertir esta problemática va a ser uno de los primeros dolores de cabeza presidenciales, pues le va a tocar enfrentarse a los grupos más poderosos de Paraguay y es una tarea para que el “Obispo de pobres” parece esta ya listo.

El presidente Fernando Lugo es una esperanza para Paraguay y también para el continente latinoamericano. Ojalá, le pedimos a Dios y con el poder del Espíritu Santo que dejen gobernar a este Obispo-Presidente para que pueda imponer el cambio que necesita su nación, sin desviarse hacia los llamados a la lucha de clases que plantea el llamado “socialismo del siglo XXI.” Lo que sí estamos seguros es que cada intervención del Presidente comenzará con una oración en el nombre de Jesús y María. ¡Suerte Obispo-Presidente!

Foto: El presidente Fernando Lugo de rodillas, durante la Consagración en la Misa de Limpio, 8/17/2008

Ánimo Para El Día

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Cada uno de nosotros en el trascurrir de nuestros días tenemos momentos de mucha felicidad, momentos difíciles y desesperantes. Pero lo más importante es comenzar a aprender a tener un balance. Debemos preguntarnos, cuando vienen turbulencias en nuestras vidas: ¿Dónde está nuestro corazón y nuestra mente en los días difíciles? Por ejemplo, Jesús siempre habló con Dios acerca de Dios todo el día.

La próxima vez que tengamos obscuridades, desengaños, frustraciones, malas noticias, desilusiones, etc., hablemos ante el Santísimo, no unos cinco minutos, sino hasta que haya salido la última gota amarga de nuestra vida. Allí Jesús en el Santísimo Sacramento absorberá todas nuestras penas y nos dará una nueva vida. ¡Date un descanso de ellos! “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3,2). No te arrastres por el suelo de los afanes. Mantente alerta a todo lo relacionado con Cristo, ahí es donde está toda la acción.

Sigue la resolución de San Pablo: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4,18). Cristo puede convertir tus días más difíciles en un Domingo de Resurrección. Dios es poderoso para hacer lo que tú no puedes. Así que entrégale tu problema a Jesús. No cometas el error de los discípulos. Acude primero a Cristo, toma tu problema y entrégalo. La próxima vez que los problemas de la vida parezcan estar a punto de abatirte, recuerda este consejo de San Pedro: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5,7). “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de Él mana la vida.” (Proverbios 4,23).