Por José
Eugenio Hoyos
Los servidores tenemos que ser amantes de la Iglesia,
sentirnos dentro de la Iglesia y, por encima de todo, ver que en el sitio donde
estemos el párroco es el párroco. No podemos ir a una parroquia a pedir.
En primer lugar, procurar que entre el equipo nazca ese amor
del Señor. Porque nadie da lo que no tiene: si el grupo de servidores no tiene
amor y unión en el grupo de oración no habrá amor y unión, así de sencillo. No
podemos meter las divisiones. El grupo no es nuestro, tenemos que meter todos
los dones del Señor, todos los dones del Espíritu y pedirlos; pedirlos y orar y
orar y dar gracias al Señor por cada persona del grupo y por aquellas personas
que son preciosas pero que no nos lo parecen tanto a veces; porque parece que
la preciosidad del Señor se esconde mas, pero siguen siendo preciosas porque
para el Señor a lo mejor son las mas preciosas.
Las principales actividades que tiene que hacer el equipo
serian orientar la vida del grupo. Ya después de haber vivido como equipo,
deben de reunirse para orientar la vida del grupo, su crecimiento espiritual y su caminar
hacia el Señor. Deben de velar y asegurar los medios mas apropiados para lograr
la vida espiritual en el grupo y su crecimiento: la oración, la enseñanza, el
apostolado, la vida de fraternidad, la organización de ministerios. Fijaos vosotros
que somos grupos de oración. ¿Cuántas veces se han dado enseñanzas sobre lo que
es la oración y, sobre todo, sobre lo que es la oración personal? Porque si no
nos enseñan, no sabemos. Decimos: tenemos que orar personalmente. Enséñame,
hermano, por favor. Alguien dice: “Es que soy incapaz de orar.” Pues mira: “por
que no nos reunimos y rezamos un ratito juntos, personalmente; y entonces tu
veras como poco a poco te olvidas que yo estoy a tu lado y te metes con el
Señor.” ¡Tenemos que enseñar! Propiciar la creación de ministerios y el desarrollo
de carismas que Dios otorga a cada uno, de modo que todos los participantes en
el grupo se vean dentro del grupo y miembros activos en el grupo. Son los
servidores los que, en oración y discernimiento, tienen que ver los dones de
los hermanos.
Desarrollar las relaciones interpersonales de los
participantes a base de conocimiento, dialogo, comprensión, perdón y amistad.