Por José
Eugenio Hoyos
Cada Eucaristía sana, libera, transforma y salva eso jamás lo
podemos discutir.
En cada Misa hay un poder sanador pues es allí donde sentimos
la presencia de Jesucristo que se revela y adquiere vida en la fracción del pan
y el vino, y para los Católicos es un gran privilegio poder ser invitados a ese
gran acontecimiento celestial tan maravilloso.
Me preguntan y cuestionan muchas veces en las redes sociales ¿Padre
Hoyos y porque existen las Misas de Sanación? Y yo les respondo “Cada Misa es
de Sanación, solo que en las Misas de Sanación que en muchas ocasiones son
apoyadas por la Renovación Católica Carismática se comienza con una efusión fuerte
del Espíritu Santo, pero sin salirnos de la liturgia y respetando este momento
tan espiritual y maravilloso se dan espacios fuertes de oración pidiendo por sanación
y liberación de dolor o cualquier tipo de enfermedad y se le pide a los
asistentes que se unan a pedir por las intenciones de la sanación al único que
tiene ese poder como es Jesús Medico Divino. Medico del cuerpo y del alma.
Al finalizar la Eucaristía se pide a los fieles queden
testimonios de como a través de la oración Cristo los ha sanado o liberado. Se hace
una oración de sanación.
Si hay un ministerio de intercesión o de oración por los
enfermos entonces se aprovecha para orar por ellos se pueden imponer manos,
pero no utilizando la forma Sacerdotal, ni utilizando aceites ni otros ungüentos
sino simplemente una oración sencilla.
Y siempre recordar que quien sana no es el Sacerdote ni los
servidores de estos ministerios sino el propio Jesús.
En Hechos 6:6 los apóstoles impusieron las manos y oraron al
nombrar a los siete diáconos. Muchas veces el Espíritu Santo ordena imponer
manos, como lo hizo con los lideres de la Iglesia de Antioquia, cuando lo
hicieron a Bernabé y a Saulo. Hechos 13:1-3 la oración y la fe en una Misa de Sanación
son necesarias y efectivas.