Por José
Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica como corriente de gracia está
pasando por sus mejores momentos se siente la fuerza a nivel mundial y dentro
de la Iglesia.
Esto lo experimentamos en la celebración del Jubileo de Oro
en la celebración de los 50 años de vida de la RCC.
Tenemos un fuerte aliado espiritual como es el Papa Francisco
que ha traído a la Renovación Carismática un nuevo color, ardor y el fuego del Espíritu
Santo.
Es ahora donde cada uno de nosotros Sacerdotes, Laicos,
predicadores Carismáticos y todo el pueblo de Dios no podemos dejar que se
apague esas lámparas encendidas de este Nuevo Pentecostés. La Iglesia espera
que volvamos a ese primer amor. Hay que buscar la unidad de la RCC porque es
nacida del Espíritu y de la unidad de la Trinidad. La Iglesia espera que los Carismáticos
evangelizamos con nuestros corazones llenos de entusiasmo y gozo.
Lucas 12:49 nos dice: “He venido a arrojar un fuego sobre la
tierra y cuanto desearía que ya estuviera encendido.” El fuego del mismo Cristo
es su amor al cumplimiento de sus promesas. El Carismático no debe ser conflictivo,
ni crear división en los grupos de oración. La fe tiene que ser en cada Carismático
igual que la oración una llama encendida del Espíritu Santo. Ante Jesús hay que
decidirse, el Reino de Dios el Proyecto de Dios es lo más importante para el discípulo
del Evangelio: ¡O se lo toma o se lo deja! Dios esta primero, el único absoluto
es Dios en la Renovación Carismática estamos Bendecidos, Encendidos, Sanados y
en Victoria!!!!