jueves, junio 08, 2017

Si los Carismáticos están unidos serán Bendecidos


Por José Eugenio Hoyos

La Renovación Carismática Católica como corriente de gracia está pasando por sus mejores momentos se siente la fuerza a nivel mundial y dentro de la Iglesia.
Esto lo experimentamos en la celebración del Jubileo de Oro en la celebración de los 50 años de vida de la RCC.
Tenemos un fuerte aliado espiritual como es el Papa Francisco que ha traído a la Renovación Carismática un nuevo color, ardor y el fuego del Espíritu Santo.

Es ahora donde cada uno de nosotros Sacerdotes, Laicos, predicadores Carismáticos y todo el pueblo de Dios no podemos dejar que se apague esas lámparas encendidas de este Nuevo Pentecostés. La Iglesia espera que volvamos a ese primer amor. Hay que buscar la unidad de la RCC porque es nacida del Espíritu y de la unidad de la Trinidad. La Iglesia espera que los Carismáticos evangelizamos con nuestros corazones llenos de entusiasmo y gozo.
Lucas 12:49 nos dice: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y cuanto desearía que ya estuviera encendido.” El fuego del mismo Cristo es su amor al cumplimiento de sus promesas. El Carismático no debe ser conflictivo, ni crear división en los grupos de oración. La fe tiene que ser en cada Carismático igual que la oración una llama encendida del Espíritu Santo. Ante Jesús hay que decidirse, el Reino de Dios el Proyecto de Dios es lo más importante para el discípulo del Evangelio: ¡O se lo toma o se lo deja! Dios esta primero, el único absoluto es Dios en la Renovación Carismática estamos Bendecidos, Encendidos, Sanados y en Victoria!!!!

miércoles, junio 07, 2017

Carismáticos Ungidos Para Anunciar un Nuevo Pentecostés


Por José Eugenio Hoyos


Una de las preguntas que debemos hacernos los Carismáticos es: ¿Y después del Jubileo qué? Exactamente que va a pasar con nuestra Renovación Carismática a nivel mundial y dentro de los grupos de oración.

Pues no nos podemos quedar solo en el turismo la visita a Roma y lugares Santos, al haber vivido unos momentos maravillosos en el Coliseo Maximus de Roma y una que otra celebración Diocesana o Arquidiocesana.

Hay que pedirle a Dios que ese fuego que se ha encendido en nuestros corazones no se apague que como dice la palabra “Renovación Carismática” sea para renovar nuestra fe, renovar las juntas directivas que llevan muchos años y darle oportunidad a nuevas generaciones, a renovar esos carismas y dones y a ponerlos a funcionar en nuestras comunidades, a pedirle cada día a el Espíritu Santo a que nos mantenga mas unidos viviendo la fraternidad y la solidaridad. Debemos salir mas a las periferias, a anunciar con gozo y entusiasmo el Evangelio y a Cristo vivo y resucitado.



Cada Carismático debe convertirse en la principal fuente de comunicación entre Dios y las personas un Carismático va mas allá de una simple aceptación de ciertas enseñanzas.

Los discípulos Carismáticos son hacedores de la palabra y no solamente oidores. El anunciar la buena nueva es ser como Jesús y en todo momento llenarnos de Él.

Después del Jubileo la Iglesia debe apoyar mas en dar una formación sólida a los predicadores Carismáticos y formar ministerios de sanación en las respectivas diócesis.

lunes, junio 05, 2017

Strength in Numbers


By: Fr. José Hoyos, Director, Spanish Apostolate

On May 20, 2017, a venue normally reserved for cheering soccer fans was transformed into something far different as 35,000 Catholics prayed for world peace in the Cuscatlán Stadium in El Salvador. Fr. José Hoyos had the privilege of preaching to the masses.
It was impressive to watch as thousands of people from the early morning hours and from different parts of El Salvador and other Central American countries stood in long lines to enter the extensive facilities of the famous Cuscatlán Stadium in the heart of the capital of El Salvador, San Salvador.
This occasion, though, was neither to witness soccer’s World Cup nor to enjoy a rock concert: We were there to participate in the great Feast of Pentecost and take the opportunity to celebrate 50 years of the Jubilee of the Catholic Charismatic Renewal.
 
As a preacher invited to this great spiritual feast, I felt a bit nervous. Rarely have I enjoyed the opportunity to preach before a large crowd that filled the stands of this stadium.
My preaching was based on the new Pentecost that is coming and to call upon Catholics to pray harder for peace and non-violence in El Salvador and in the world, as we are constantly threatened by terrorism. While preaching about the Holy Spirit, the crowds did the famous “wave.” This time, however, they were not screaming GOAL, but instead glory to God, Hallelujah! The goals in this setting were for those lacking faith, to invite young people to be worshippers of Jesus in the Blessed Sacrament and to work harder to set aside social indifference. It ended with a solemn Mass presided over by the Apostolic Nuncio Monsignor Leon Kalegna and the bishops representing the Conference of Catholic Bishops of El Salvador, and more than 100 priests and religious brothers and sisters.
The Eucharistic worship, the figure of the Virgin Mary, the prayer of the Holy Rosary, to share prayer and praises with other movements of the Church and be united and compliant to the hierarchy of the Church is what makes us true Catholics and active participants in this current of grace: the charismatic renewal.
 

All the baptized in the Catholic Church are called to evangelize, to welcome the immigrant families and proclaim a living Christ in our parishes.
Our faith, our example of evangelizing work is the best testimony to bring more people to the feet of Christ as there is a new rebirth of our Catholic Church.
The Feast of Pentecost did not end at this event. The commitment is to continue working in the new evangelization as missionary witnesses of God’s love and announcing the new culture of Pentecost with ardor and joy.