jueves, abril 26, 2012

Donde se quita la madre se van los hijos.

Por Jose Eugenio Hoyos.
Mis queridos hermanos(as) dentro de unos pocos días estaremos celebrando dentro del mes de Mayo la devoción a nuestra verdadera madre La Virgen María y desde luego celebrando  en algunos países la fiesta de la madre.
Una gran oportunidad para recordar y rendir homenaje al ser más hermoso y especial que nos dio la oportunidad de dar la vida nuestras mamás.
Ellas por espacio de nueve meses se convirtieron en el verdadero y único sagrario de la vida donde con gran cuidado y dedicación guardaron y protegieron a los tiernos y preciosos bebes para darle alegría al universo.
Si los Católicos nos preparamos en Oración para vivir tiempos litúrgicos tan importantes en nuestra Fe Católica como El Adviento, La Navidad, La Epifanía, Pentecostés, Cuaresma, Pascua, Semana Santa que la fiesta a La virgen y el rezo del Santo Rosario en el mes de Mayo y también en Octubre, lógico que mis deseos es que se tuvieran estas celebraciones Marianas durante todo el año.
Un pastor evangélico llegó a un pueblecito de Colombia en el Departamento de Antioquia para realizar una misión y cruzada evangélica, en dicha población la gente profesaba una fortísima devoción a La Santísima Virgen María. Cuando el pastor estaba hablando, en medio de su predicación lanzó duras críticas a La Virgen María y como reacción instantánea a las mismas todas las personas presentes comenzaron a retirarse del evento religioso, hasta que prácticamente dejaron al predicador solo. Y en ese momento alguien se le acerco y le dijo: “Recuérdese hermano que donde se quita la madre se va el hijo también”.
Es que tenemos que entender que existe un misterio reciproco de amor entre la madre y el hijo. Mas aún, no puedes imaginar lo aguerrido que eres hasta que no veas amenazado el honor de tu propia madre.
Por ser, el ser que es y por las magnificas cualidades que le hacen brillar, te identificas con tu madre de tal manera, que ante una palabra suya prefieres callar, que ante una acción como la del Rosario de María para subir Almas al Cielo decides respetar, que ante una petición de ella no dudas en obedecer. Y esa será tu más alta demostración de apego y amor a tu madre, de ese amor que ella nunca te ha negado.
Como madre de la humanidad te seguiremos estés donde estés.

¿Por qué el ser humano es infeliz?

Por José Eugenio Hoyos.
Encuentro a diario personas que lo tienen casi todo en la vida y viven quejándose a cada momento, da lastima que en vez de bendecir por todo lo maravilloso que Dios ha puesto en el universo no tengamos la oportunidad de agradecer en cada instante y lo contrario lo único que hacemos es lamentarnos.
Dios nos trajo al mundo para compartir con cada uno de nosotros todo lo bello y espectacular que nos ofrece la creación, todo es bello si lo miramos con los ojos de Dios.
Y realmente así debe ser, los seres humanos somos infelices porque así lo queremos, actuamos y no le damos calidad a nuestro ser y a nuestra forma de vida.
El trabajo nuestro es escoger que clase día voy a tener. Hoy puedo quejarme porque el día esta lluvioso, o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas gratis.
Hoy me puedo sentir triste porque no tengo más dinero o puedo estar contento porque mis finanzas me empujan a plantear mis compras con sabiduría e inteligencia. Hoy puedo lamentarme por todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.
En este instante  puedo quejarme de mi salud, o por la enfermedad que me tiene deprimido y acabado o puedo alegrarme porque todavía estoy vivo.
Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar o puedo darle gracias a Dios porque tengo un trabajo, hoy puedo quejarme por que tengo que ir a estudiar a la escuela, al colegio o a la universidad, o puedo prepararme y abrir mi mente enérgicamente y llenarla de nuevos y ricos conocimientos.
El día se presenta ante mi esperando a que yo le de forma, y aquí estoy yo……..su escultor. Lo que suceda hoy depende de mí, de mis esfuerzos, de mi motivación, de mi fortaleza, de mi fuerza de voluntad y de las ganas de salir adelante, de mi Fe en Dios. Lo que suceda en este momento depende de mí, de nadie más. Yo soy el único que debo escoger que tipo de vida voy a tener.
¿No es extraño todo esto? Entonces preguntémonos: ¿Por qué el ser humano es infeliz? ¿Qué puedes hacer para transformar toda esa infelicidad en gozo y alegría? ¿Dónde estará la respuesta a tus insatisfacciones? ¡Se tu el jurado!

lunes, abril 23, 2012

Dando fuerza a nuestra Fe en el Espíritu Santo

Por Padre José Eugenio Hoyos.



Casi por 28 años llevo involucrado y participando en los diferentes movimientos pastorales de nuestra Iglesia Católica especialmente dentro de la Renovación Carismática a nivel internacional y he encontrado una gran mayoría de personas que han fortalecido cada vez mas su Fe y su acercamiento a nuestro Señor Jesucristo.
Igualmente con gran tristeza he visto una minoría de hermanos que antes estaban comprometidos a estos grupos o círculos de oración y ahora se encuentran desinflados, desilusionados, tibios y apagados con su Fe. Y uno se pregunta ¿y que pasó?. ¿Donde quedó tanto entusiasmo y gozo?. ¿Como le van a responder a Cristo?. Lo único que en ese momento se me viene a la mente es que eran pura pantalla, les faltaba vivir con profundidad una vida de Oración mas sincera, había una ausencia de Sacramentos, de compromiso con la Iglesia y el seguimiento de Los Mandamientos, pereza de leer Las Sagradas Escrituras y sobre todo la falta de sometimiento a la doctrina de la Iglesia.
San Marcos nos dice en el capitulo 5,27 de que una mujer sufría de flujos de sangre por mas de 12 años, gastó todo su dinero buscando médicos que la sanaran, pero en vez de mejorar, iba de mal en peor y gracias a que escuchó de que existía un hombre maravilloso rico en obras ¡Cristo Jesús! Fue en busca de Él y aumento su Fe. Ahí esta el secreto para aumentar la Fe: escuchar la palabra de Dios, leer y conocer Las Sagradas Escrituras, vivir en el amor de Dios escuchando  las alabanzas que con el tiempo van fortaleciendo El Alma y El Espíritu. Si esta mujer no oye hablar del Nazareno, nunca iba a buscar la Sanación que ella buscaba.
“Los Apóstoles pidieron al señor: Danos Fe (Lucas 17,5). La Fe aumenta cuando Oramos unos por otros y ver el poder de Dios produce una gran Fe en nosotros.
Cuando asistimos a las Misas por los enfermos o en Las Misas de Sanación y escuchamos con atención la cantidad de testimonios dados por personas que no conocemos, esa es una forma de reforzar y aumentar más nuestra Fe.
La Fe no es ver…..es creer: es pues la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11,1)