Por Jose Eugenio Hoyos.
Mis queridos hermanos(as) dentro de unos pocos días estaremos celebrando dentro del mes de Mayo la devoción a nuestra verdadera madre La Virgen María y desde luego celebrando en algunos países la fiesta de la madre.
Una gran oportunidad para recordar y rendir homenaje al ser más hermoso y especial que nos dio la oportunidad de dar la vida nuestras mamás.
Ellas por espacio de nueve meses se convirtieron en el verdadero y único sagrario de la vida donde con gran cuidado y dedicación guardaron y protegieron a los tiernos y preciosos bebes para darle alegría al universo.
Si los Católicos nos preparamos en Oración para vivir tiempos litúrgicos tan importantes en nuestra Fe Católica como El Adviento, La Navidad, La Epifanía, Pentecostés, Cuaresma, Pascua, Semana Santa que la fiesta a La virgen y el rezo del Santo Rosario en el mes de Mayo y también en Octubre, lógico que mis deseos es que se tuvieran estas celebraciones Marianas durante todo el año.
Un pastor evangélico llegó a un pueblecito de Colombia en el Departamento de Antioquia para realizar una misión y cruzada evangélica, en dicha población la gente profesaba una fortísima devoción a La Santísima Virgen María. Cuando el pastor estaba hablando, en medio de su predicación lanzó duras críticas a La Virgen María y como reacción instantánea a las mismas todas las personas presentes comenzaron a retirarse del evento religioso, hasta que prácticamente dejaron al predicador solo. Y en ese momento alguien se le acerco y le dijo: “Recuérdese hermano que donde se quita la madre se va el hijo también”.
Es que tenemos que entender que existe un misterio reciproco de amor entre la madre y el hijo. Mas aún, no puedes imaginar lo aguerrido que eres hasta que no veas amenazado el honor de tu propia madre.
Por ser, el ser que es y por las magnificas cualidades que le hacen brillar, te identificas con tu madre de tal manera, que ante una palabra suya prefieres callar, que ante una acción como la del Rosario de María para subir Almas al Cielo decides respetar, que ante una petición de ella no dudas en obedecer. Y esa será tu más alta demostración de apego y amor a tu madre, de ese amor que ella nunca te ha negado.
Como madre de la humanidad te seguiremos estés donde estés.