viernes, diciembre 04, 2009

Papa Noel con la etiqueta de Coca-Cola

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Definitivamente no tengo que ocultarle a nadie mi preferencia para celebrar con alegría, en oración y amor las fiestas Navideñas. Lo hago primeramente porque el centro de la celebración es el nacimiento de Jesucristo, quien es el que me motiva a seguir adelante, el que me llena mi vida y porque con los años he tenido un encuentro personal con Él. Navidad verdaderamente es especial, llena de música, de colores, de celebraciones religiosas, etc. Es tiempo de dar y de recibir, no solo cosas materiales pero si un tiempo para profundizar en el amor.

Según el Evangelio de San Mateo y San Lucas, la verdadera celebración de la Navidad es el nacimiento del niño Dios. Pero desafortunadamente hasta la Coca Cola nos metió las narices de Rudolph en las fiestas Navideña. Ya Santa Claus existía pero Coca Cola lo saco de la obscuridad, lo vistió de rojo y por el mundo lo presento. El impacto de la Coca Cola fue tan impresionante y tan poderoso que Santa Claus o el Papa Noel tomó un prestigio a todo record. Santa ha impactado tanto que ha llegado a confundir hasta los niños y a algunos adultos pues antes el centro de la Navidad era Jesús, y en algunos lugares Santa tomo el lugar.

La Iglesia y los cristianos, lógico hemos reaccionado ahora, hemos tenido que re-evangelizar de nuevo y poner a Cristo como el centro y motivo de nuestras celebraciones. Ya aparece el contraataque de Coca Cola pues para no perder espacio comercial han sacado a Santa Claus con el niño Jesús en sus brazos, en adoración, arrodillado ante la cuan de Jesús, y de diferentes maneras. Santa Claus o Papa Noel por lo menos avisan de que la Navidad todavía existe. Pero si nos centráramos en Cristo con fe y esperanza la Navidad tendría un sentido mucho más espiritual.

Que el niño Jesús sea el verdadero motivo de celebrar y que la etiqueta que el niño Jesús lleve sea la del amor, la reconciliación, la alegría, la oración, las obras de caridad y la paz del mundo.

jueves, diciembre 03, 2009

La Clave Para Ir Al Cielo

Rev. José Eugenio Hoyos

Si, claro que si en este tiempo de Adviento nos estamos preparando para algo nuevo, tiene que haber un cambio positivo en nuestras vidas. El adviento es como gradas que forman una gigante escalera para llegar al cielo. Quien de los seres humanos no quisiéramos saber como es ese lugar prometido. Porque si lo supiéramos nos apuraríamos a prepáranos espiritualmente más rápido y mejor.

En cierta ocasión le preguntaron a Ramesh, una de los grandes sabios de la India, lo siguiente: ¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otros sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso con agua? El simplemente sonrío y contó una historia…Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida, cuando murió, todo el mundo decía que él iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al paraíso.

En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien, y quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le oriento para que pudiera llegar al infierno y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación el sujeto entro y se quedo. Algunos días después Lucifer llego furioso a las puertas del paraíso y le dijo a San Pedro: “¡Eso que me estas haciendo es puro terrorismo! Mandaste a aquel sujeto al infierno y él me esta desmoralizando. Llego escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrasándose, besándose. El infierno no es lugar para eso, por favor trae ese sujeto para acá.”

Cuando Ramesh termino de contar esta historia dijo: “Vive con tanto amor en el corazón que, si por error vas a parar al infierno, el propio demonio te traerá de vuelta al Paraíso” Es de ti que depende de que manera se abran las puertas del cielo.

miércoles, diciembre 02, 2009

No hay espacio para Cristo en Adviento

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Si, Adviento como decíamos en la reflexión anterior es un tiempo de preparar los caminos al Señor. También este es un tiempo para tomar conciencia y unirnos para defender nuestra fe cristiana, neutros símbolos y las devociones católicas.

Si en realidad estamos preparando el camino al Señor, ese mismo camino hoy en nuestra sociedad hay que defenderlo y limpiarlo de tantas personas e ideologías negativas que quieren borrar de nuestra sociedad y de nuestras familias a Cristo nuestro Señor. Con gran tristeza y horror vemos a través de los medios de comunicación como algunos gobiernos, por ejemplo, quieren sacar de las aulas de clases los crucifijos, las imágenes sagradas y de que no se hable de religión.

Estados Unidos no se está quedando atrás; a los legisladores se les olvidó que en la Constitución del país, Dios es la fuente y la guía de esta nación. Que sus memorias han sufrido un infarto pues en los billetes dice: “En Dios Confiamos”, ¿pero en que clase de Dios? Si es una gran vergüenza de que les estorbe los símbolos religiosos en los lugares públicos con la gran excusa de que la religión y el estado van por diferentes lados y son dos instituciones diferentes; lógico que si eso lo sabemos.

Pero eso no obliga a que Dios, Cristo, la Virgen y los Santos sean imparciales. Todo lo contrario, tanta violencia, perdida de valores, falta de respeto a los inmigrantes, a los derechos humanos es indiscutiblemente por la AUSENCIA DE DIOS. Si sacamos a Dios, la religión y las imágenes destruimos la fe. Un imperio por muy poderoso que sea se destruirá. Al no tener a Dios como prioridad nuestra fe y esperanza será muy frágil. Que ojalá el Tiempo de Adviento nos ayude a sacar la Navidad al frente de nuestros hogares y que iluminemos con luces nuestras fachadas y con la luz de Cristo nuestros corazones.

martes, diciembre 01, 2009

Adviento un tiempo espiritual para avanzar

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Washington Hispanic
4 de diciembre de 2009
(publicado también en el Arlington Catholic Herald, 12/10/2009)

Este fin de semana empezamos un nuevo Ciclo en nuestra Liturgia: el Tiempo de Adviento. Me llamó mucho la atención al empezar la Santa Eucaristía el escuchar el canto de entrada con la canción: “Preparen el Camino del Señor, enderecen sus Caminos” una alabanza escrita por Cesáreo Gabarain que en este tiempo nos acostumbramos a escucharla y de la misma manera nos invita a la reflexión: “te alabamos Dios con todo el corazón. Que resuenen nuestras voces con cantos de esperanza y voz de jubileo con danza te glorificamos. O Santo vemos que te mueves, tiempos de júbilo por venir y el pueblo vuelve a ti Jesús. Preparen el camino al Señor que resucitó” etc.

Recordemos que el Adviento es un tiempo cuyo nombre (Adventus) significa “venida” al revivir la esperanza gozosa del Mesías en su encarnación, preparamos el regreso del Señor al fin de los tiempos: vino, viene y volverá. Nos llama la atención, nos da miedo y mucho pánico cuando nos hablan del fin del mundo. Tanto el calendario Maya como el Apocalipsis nos hablan del final de los tiempos, pero no como se lo imagina o interpreta el mundo, sino cuando el hombre pierda el rumbo espiritual, mate al amor, pierda la fe y la esperanza.

Por ser una persona curiosa y que me encanta saber que están viendo las personas en los cines, fui a ver la película “2012” que habla sobre este tema, en realidad encontré una película entretenida y con pocos mensajes. Pero del fin del mundo explicado bíblicamente nada.

Adviento nos acerca a Cristo, al hermano, y nos mueve el corazón para que cuando estemos preparados nuestro camino al Señor, lo hayamos hecho, en oración, en gozo, en perdón, en reconciliación, con aportes positivos, creando fuentes de trabajo, luchando y defendiendo a los inmigrantes. Apoyando a obras de caridad y beneficencia sobre todo en este tiempo de crisis no solo económica sino espiritual. Que el Tiempo de Adviento nos de la oportunidad de sembrar valores en nuestra sociedad sobre todo trayendo esperanza y oportunidades a los más necesitados, unámonos en oración para que tengamos una gran preparación de Adviento. Cristo espera por ti, sal al encuentro.


lunes, noviembre 30, 2009

Festival de la Canción Católica brillo con muchas Estrellas

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
3 de diciembre de 2009

Definitivamente este IV Festival de la Canción Católica con sus 18 intérpretes en el ya famoso concurso “Buscando Una Estrella Para Jesús” fue todo un éxito. Este evento no tiene que envidarle al Festival de Viña del Mar, ni a lo Oti, ni a ningún concurso. El gimnasio deportivo de San Antonio en Falls Church, Virginia quedo pequeño para casi 1500 personas que asistieron con tanta alegría y expectativas para conocer los ganadores de este gran certamen de la canción.

No importo el frío ni las bajas temperaturas con varias horas de anterioridad las porras ya se encontraban listas con su entusiasmo, algarabía, eslogan y consignas para apoyar a su estrella favorita. Una vez más hemos visto una comunidad unida, pero esta vez con un motivo de cantarle al ser más extraordinario de la historia: la estrella de estrellas Cristo Jesús. Así es que en Virginia y en el área metropolitana de Washington nos preparamos para dar comienzo al Tiempo de Adviento; orando y alabando a Jesús y María.

Los ganadores este año fueron primer puesto la Hondureña-Salvadoreña Karla Portillo con la canción “Amor, Amor”; Segundo Lugar: la estadounidense Floris Serna con la canción “Ángeles de Dios”. Tercer Lugar: el mexicano Fernando Castaño con “Himno a la Humildad”; la Revelación Voz Masculina, el Boliviano Marcelo Vacaflor con el “Ave María”. Mejor Voz Femenina, la estadounidense Joleen Michalowickz y Mejor Porra, la parroquia de San José en Herndon.

En la primavera se llevara a cabo “Buscando Una Estrellita para Jesús” donde los niños de diferentes parroquias brillaran como estrellas del cielo.








Fotos:

1. Los ganadores de los 3 primeros premios
2. Karla Flor Portillo
3. La porra de San José
4. Floris Serna
5. Fernando Castaño
6. Joleen Michalowickz
7. Marcelo Vacaflor
8. La porra de San José
9. Padre Hoyos y la Sra. Edna Rodriguez-Mercado

Salvar muchas vidas es la misión del padre Hoyos

Por Carmen Gutiérrez Remolina
El Colombiano
23 de noviembre de 2009

Desde hace 20 años el sacerdote José Eugenio Hoyos le labra otro destino a los inmigrantes en Estados Unidos que necesitan una mano para sobrevivir. Los pandilleros y enfermos graves son su gran inspiración.

Medellín -- Como si el tiempo no le fuera a alcanzar, el sacerdote José Eugenio Hoyos Salcedo invierte todo el que tiene en cuanta idea fugaz le cruza por la mente. En las calles de Arlington, E.U., no es raro verlo saltar de una campaña para donación de órganos a otra para rescatar pandilleros, pasando en el medio por misas de sanación y jornadas de asesoría a indocumentados.

Él lo resume fácil: “en E.U. el sacerdote tiene que ser médico, psicólogo, acompañante, amigo, confesor y abogado de inmigración”.

Este bugueño de nacimiento, pero paisa de corazón (le viene de la familia paterna), viajó hace 20 años a E.U. para estudiar un doctorado en Sociología y allí lo encontró su vocación.

Los obispos estadounidenses estaban pidiendo sacerdotes para que los ayudaran con el éxodo masivo de salvadoreños y el padre Hoyos descubrió que lo suyo era proteger a los inmigrantes indocumentados.

“Tenemos varios programas a favor de los hispanos, una de mis luchas es porque sean respetados aunque sean indocumentados. Ningún ser humano es ilegal, no somos aliens ni venimos de otro planeta”, dijo el reverendo.

Para que no pisoteen a los inmigrantes, el padre, director del apostolado hispano con 35 parroquias a cargo, adelanta con ellos programas de asesoría de documentos y pelea por sus derechos de vivienda y educación.

Durante la administración de George W. Bush trabajó dos años en la Comisión para la calidad de la educación. El éxito fue poco, reconoció, “conseguimos muchas becas pero todavía hay mucha discriminación y racismo” en las universidades.

Cambiando el rumbo

La paz lo desvela y creer que es posible cambiar el mundo lo impulsa a exprimir cada segundo de vida.

Tal vez porque la violencia irrumpió salvajemente en su hogar y le arrebató a su hermano mayor, Jairo Javier, uno de los 11 diputados del Valle asesinados por las Farc hace dos años.

Su granito de arena es marcarles otro camino a los pandilleros de Virginia, que en su mayoría provienen de América Central y pertenecen a los Mara Salvatrucha o Mara 13.

¿Cómo? “Teniendo a la juventud totalmente ocupada”. Hace 15 años cuando las pandillas “eran una plaga, como un virus regado que se estaba propagando fuertemente, las iglesias y los centros comunitarios nos unimos” para ponerles un freno.

Hoy se enorgullecen viendo que cada año trabajan con entre 100 y 150 pandilleros, a quienes buscan en centros comerciales y les dan cursos de computación, internet y creación de páginas web.

Además les envían mensajes positivos a través de conciertos o del testimonio de otros con el programa Jóvenes rescatando jóvenes. Como si esto fuera poco el programa bandera de este cura colombiano es su fundación Marcelino, Pan y Vino. Creada en 1992 para conseguir donantes de órganos.

Hasta el momento han realizado 86 transplantes, a hispanos, hasta afganos y un testigo de Jehova, que fue convencido de que su vida era lo más importante.

¿La recompensa? Salvar vidas convenciendo a otros para “que los órganos no se los lleven al cielo sino que los dejen aquí en la tierra”.

Y que un día cualquiera alguien vuelva a tocarle la puerta para pedirle que bautice a un hijo o lo case y cuando él le pregunte cómo lo conoce, su interlocutor agradecido repita las palabras que otro ya pronunció: que él lo saco de las pandillas y hoy está formando un hogar, con un trabajo poco remunerado pero con el alma en paz.