miércoles, septiembre 07, 2011

El poder de la oración trae sanaciones




Por el Rev. José Eugenio Hoyos

La costa este de los Estados Unidos ha sido sacudida ya varias veces por terremoto, temblores, y varios huracanes que llenaron de temor y miedo a la población; estos fenómenos naturales han dejado lluvia y perdida materiales pero también nos han traído muchas almas hacia Cristo y a la Iglesia. Pues gracias a la naturaleza se ha sentido más la oración y las plegarias al cielo.

Este fin de semana en nuestra Misa de Sanación mensual diocesana se sintió de nuevo el poder de la oración. La Iglesia de San Carlos Borromeo en Arlington, Virginia fue testigo de la manifestación y obra efectiva del Espíritu Santo. Un lleno total se vio en la gran Misa de Sanación. Me acompaño en la celebración el Padre Gustavo Álzate de la Renovación Carismática de la Arquidiócesis de Cali, Colombia y el diácono Sergio Álvarez de la Diócesis de Arlington.

Siguen impresionando los testimonios poderosos de sanación una vez más testificamos que no es por voluntad de Dios y no por obra del Padre Hoyos como equivocadamente algunos piensan es el Espíritu Santo que en combinación con la oración están sucediendo milagros y sanciones maravillosas. Están ocurriendo sanaciones y multitud de sanciones en este tiempo para que Cristo sea glorificado y testimonios que Él vive y actúa.

La Biblia dice: “si se quedan en mí, y mis palabra permanecen en ustedes, todo lo que deseen lo pedirán y se les concederá” (Juan 15:7). Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanaran” (Marcos 16:18). Cada vez me siento feliz y complacido de ser parte de la obra sanadora de Cristo, ¡que maravilloso es cuando todos pueden mirar alrededor y ver el poder del Señor trabajando! Fue placentero cuando en la Misa de Sanación pedí a la gente que alzaran sus manos para testificar los milagros de sanación en la Misa de Sanación, y el 90% de los asistentes se puso de pie y con las manos en alto confirmaron el poder de Cristo Sanador, Gloria a Dios! Gracias Jesús por tu amor y compasión. Amen.