No se sorprendan queridos amigos de lo que estamos hoy en día experimentando o queriendo hacer, lo que nos da la gana con nuestro cuerpo, la familia, el sexo, trabajo, y en el colmo de todos los colmos hasta con nuestra fe y todo lo relacionado con Dios, la religión, y nuestras creencias.
Pareciera que todo lo que tenemos a nuestro alrededor lo quisiéramos convertir en “light”, algo cómodo y que no necesite mayores esfuerzos.
Estamos experimentando cada vez más una cultura de tipo global, la cual se distingue por un facilismos desbocado y hasta desechable, la cual se distingue por los signos del consumo: ropa, amor, comida, relaciones matrimoniales y hasta nuestra relación con Dios. Ha surgido un tipo de escepticismo universal sobre la capacidad del intelecto humano de alcanzar la verdad y de cómo sentirse bien.
Paradójicamente, la diversidad postmoderna parece orientarse a una homogenización de la cultura. La identidad local se reafirma cada vez más por la incursión desbordante de lo global, lo cual ha llevado a violencias, pereza mental, resurgimiento de un nuevo lenguaje, y de costumbres, acentuación de diferencias religiosas. La tierra hoy más que nunca igual que el alma y el espíritu de cada persona necesita urgentemente ser auxiliada pues ella están siendo amenazadas por los medios de comunicaron y las propagandas televisivas que promueven desafortunadamente el consumismo y aleja a las personas cada vez mas de Dios.
Y a los que todavía les queda algo de fe y un poco conocimiento de la Iglesia, la quieren “light” y “virtual” sin complicaciones, ni compromisos y sin seguir las reglas. Hoy muchas personas desearían tener una iglesia virtual escuchar un sermón por internet, participar en Misa por el celular, dar la limosna en el cajero automático, confesarse con mensajes de texto y recibir la Santa Eucaristía recibiendo una pastillita por correo y que el efecto dure un mes o más si es posible.
Y que a través de Facebook, el sacerdote me diga como escoger la clase de habitación que quiero, los tipos de muebles, el aire acondicionado cuando me muera y llegue al cielo.
En algunos boletines de algunas iglesias y encontramos: “Nuestro propósito es alcanzar a más y más personas para Cristo en un visión como la nuestra, caracterizada por los medio de comunicación digitales. Que Cristo sea una realidad aun para los que navegan en la web”. Y si usted está gravemente enfermo: dígale a Dios por medio de Twitter que me envíe la receta para sanarme.