El Pregonero
Hay que dejar a un lado la ceguera, las críticas y el miedo para salir a evangelizar y ayudar al necesitado, dijo el padre Eugenio Hoyos a los participantes de la reciente conferencia sobre el ministerio social y asuntos provida, auspiciada por la Arquidiócesis de Washington.
Haciendo eco de la pala-bra de Jesucristo y de los mensajes del Santo Padre, Hoyos subrayó que ‘hay que poner nuestra fe en marcha y nuestra oración en acción’.
“Hay mucha ceguera en las parroquias y a veces te-nemos miedo de hacer obras –si el obispo no da la aprobación–, pero si vamos a hacer cosas positivas hay que dejar el miedo y participar en la acción social”, dijo el director del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington, Virginia.
Considera que todos somos miembros del ministerio de bienvenida en las parroquias, por eso, tenemos que saludar, darle la bienvenida a todos y seguir colaborando, haciendo caso omiso de las críticas. No podemos seguir caminando -dice- sin ayudar al hermano inmigrante.
El padre Hoyos, conferencista internacional y autor de tres libros de sanación, sostiene que los católicos tenemos que entrar en acción como hijos de Dios y seguidores de Cristo.
“Es indispensable expresar el amor del Evangelio por medio de nuestras obras para ser auténticos discípulos de Jesús”, dijo quien considera que ‘la fe sin obras está muerta y los católicos sin acción están muertos’, anotó.
El sacerdote elogió el desempeño del papa Francisco e instó a imitarle en cuanto al acercamiento al prójimo: “Tenemos que tener esa actitud del Papa en nuestras parroquias y participar en servicios de beneficencia. Ofrézcanse como volunta-rios, tenemos que rescatar las obras de misericordia”.
Durante su ponencia en la escuela católica DeMatha de Hyattsville, Maryland, Hoyos insistió en la importancia de fortalecer el ministerio social en las parroquias que incluya las dimensiones social, litúrgica y de anunciar con gozo a Dios.
“Ninguna iglesia puede quedarse sin pastoral social. Si queremos que nuestra Iglesia crezca, tenemos que multiplicar la caridad”, anotó.
Un ministerio parroquial social puede abarcar: visitas a los enfermos y asistencia para que califiquen para los programas, ayuda al que no tiene qué comer, darle posada al peregrino, proveer ropa al pobre, visitar a los encarcelados, entre otros.
Llamó a los presentes a ser parte de la autenticidad del Evangelio en las parroquias. No importa si no te-nemos dinero -dice- porque necesitamos lo más poderoso: las ganas.
Haciendo eco de la pala-bra de Jesucristo y de los mensajes del Santo Padre, Hoyos subrayó que ‘hay que poner nuestra fe en marcha y nuestra oración en acción’.
“Hay mucha ceguera en las parroquias y a veces te-nemos miedo de hacer obras –si el obispo no da la aprobación–, pero si vamos a hacer cosas positivas hay que dejar el miedo y participar en la acción social”, dijo el director del Apostolado Hispano de la Diócesis de Arlington, Virginia.
Considera que todos somos miembros del ministerio de bienvenida en las parroquias, por eso, tenemos que saludar, darle la bienvenida a todos y seguir colaborando, haciendo caso omiso de las críticas. No podemos seguir caminando -dice- sin ayudar al hermano inmigrante.
El padre Hoyos, conferencista internacional y autor de tres libros de sanación, sostiene que los católicos tenemos que entrar en acción como hijos de Dios y seguidores de Cristo.
“Es indispensable expresar el amor del Evangelio por medio de nuestras obras para ser auténticos discípulos de Jesús”, dijo quien considera que ‘la fe sin obras está muerta y los católicos sin acción están muertos’, anotó.
El sacerdote elogió el desempeño del papa Francisco e instó a imitarle en cuanto al acercamiento al prójimo: “Tenemos que tener esa actitud del Papa en nuestras parroquias y participar en servicios de beneficencia. Ofrézcanse como volunta-rios, tenemos que rescatar las obras de misericordia”.
Durante su ponencia en la escuela católica DeMatha de Hyattsville, Maryland, Hoyos insistió en la importancia de fortalecer el ministerio social en las parroquias que incluya las dimensiones social, litúrgica y de anunciar con gozo a Dios.
“Ninguna iglesia puede quedarse sin pastoral social. Si queremos que nuestra Iglesia crezca, tenemos que multiplicar la caridad”, anotó.
Un ministerio parroquial social puede abarcar: visitas a los enfermos y asistencia para que califiquen para los programas, ayuda al que no tiene qué comer, darle posada al peregrino, proveer ropa al pobre, visitar a los encarcelados, entre otros.
Llamó a los presentes a ser parte de la autenticidad del Evangelio en las parroquias. No importa si no te-nemos dinero -dice- porque necesitamos lo más poderoso: las ganas.