Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos
Todo el mundo se encuentra en alerta y expectativa por los recientes terremotos y posible tsunami en Japón sobretodo el pánico que esta reinando en el mundo entero después del terremoto de 8, 9 grados en la escala de Richter ocurrido en el Japón. Las imágenes que hemos podido observar a través de los medios de comunicación dan la impresión de que estábamos viendo una película de horror donde ha causado pánico, miedo y temor a la población mundial, es increíble el observar grandes barios, inmensos edificios, casas enteras, postes de la luz siendo arrastrados por el agua: toda una catástrofe.
Pero lo más preocupante es que se espera que el tsunami llegue a Indonesia, Filipinas, las costa del pacifico, Rusia y Hawái, y lo más difícil es que hasta nuestros países localizados en Sudamérica pagaran las consecuencias. En el caso de Suramérica sería desbastador un terremoto o tsunami, pues soy testigo de que en países como Colombia, Bolivia, Brasil, no nos hemos recuperado todavía de los estragos de las lluvias torrenciales que han azotado a inmensas regiones por el fenómeno de la niña. Y eso que según los expertos del fenómeno lluvioso se espera lo peor. Así que ojala nuestros gobiernos tomen con seriedad las amenazas de nuestra madre naturaleza que no perdona el daño ecológico que le hemos hecho contaminando el medio ambiente, intoxicando el planeta con aerosoles, talando los bosques, no reciclando, abusando de los recursos naturales y sobretodo con el ruido y el despilfarro de energía en el mundo entero. Y eso sin mencionar las guerras, la delincuencia y violencia.
Lo mejor que puedes hacer ante esta gran catástrofe es acercarte a Dios con profunda oración, ser solidario, organizar campañas masivas de prevención de desastres pues uno nunca sabe cuándo le va a tocar. Cervantes decía: “Así como la luz brilla más en las tinieblas, la esperanza ha de estar más firme en las dificultades”. Recuerda el mundo no se va a acabar mientras tengamos fe y exista en nuestras vidas el poder de la oración y la esperanza. Jesús mismo nos dice: “Velad y estén asiduos en la oración”. Y un consejo personal: Cuida el medio ambiente, recuerda este mundo es prestado. Dejémoslo mejor de cómo lo encontramos, para que los que están naciendo puedan disfrutarlo y no nazcan respirando aire contaminado. Es tiempo de querernos más los unos con los otros.
Todo el mundo se encuentra en alerta y expectativa por los recientes terremotos y posible tsunami en Japón sobretodo el pánico que esta reinando en el mundo entero después del terremoto de 8, 9 grados en la escala de Richter ocurrido en el Japón. Las imágenes que hemos podido observar a través de los medios de comunicación dan la impresión de que estábamos viendo una película de horror donde ha causado pánico, miedo y temor a la población mundial, es increíble el observar grandes barios, inmensos edificios, casas enteras, postes de la luz siendo arrastrados por el agua: toda una catástrofe.
Pero lo más preocupante es que se espera que el tsunami llegue a Indonesia, Filipinas, las costa del pacifico, Rusia y Hawái, y lo más difícil es que hasta nuestros países localizados en Sudamérica pagaran las consecuencias. En el caso de Suramérica sería desbastador un terremoto o tsunami, pues soy testigo de que en países como Colombia, Bolivia, Brasil, no nos hemos recuperado todavía de los estragos de las lluvias torrenciales que han azotado a inmensas regiones por el fenómeno de la niña. Y eso que según los expertos del fenómeno lluvioso se espera lo peor. Así que ojala nuestros gobiernos tomen con seriedad las amenazas de nuestra madre naturaleza que no perdona el daño ecológico que le hemos hecho contaminando el medio ambiente, intoxicando el planeta con aerosoles, talando los bosques, no reciclando, abusando de los recursos naturales y sobretodo con el ruido y el despilfarro de energía en el mundo entero. Y eso sin mencionar las guerras, la delincuencia y violencia.
Lo mejor que puedes hacer ante esta gran catástrofe es acercarte a Dios con profunda oración, ser solidario, organizar campañas masivas de prevención de desastres pues uno nunca sabe cuándo le va a tocar. Cervantes decía: “Así como la luz brilla más en las tinieblas, la esperanza ha de estar más firme en las dificultades”. Recuerda el mundo no se va a acabar mientras tengamos fe y exista en nuestras vidas el poder de la oración y la esperanza. Jesús mismo nos dice: “Velad y estén asiduos en la oración”. Y un consejo personal: Cuida el medio ambiente, recuerda este mundo es prestado. Dejémoslo mejor de cómo lo encontramos, para que los que están naciendo puedan disfrutarlo y no nazcan respirando aire contaminado. Es tiempo de querernos más los unos con los otros.