Tanto en la amistad, en el amor y en la relación de parejas, y dentro del matrimonio hay discordias, mal entendidos, resentimientos, maltratos, desconfianza, celos, traiciones y la lista continúa cuando debería ser lo contrario, una buena relación acompañada de grandes dosis de amor debe distinguirse por la buena comunicación, el saber escuchar y comprender, el perdón, la paciencia, la tolerancia, los buenos detalles, palabras amorosas y apoyo constante.
Lo ideal sería que todas las parejas del mundo le entregaran a Dios su amistad, sus sentimientos y que a través de la oración fuera Cristo quien guiara esa relación y no los impulsos negativos. En algunas relaciones parece que las discordias y las peleas no terminarán nunca; se convierten en el pan de cada día. Es una mala actividad que dentro de la pareja siempre hay una que quiere tener la razón, la última palabra o tratar de convencer al otro de que su idea es la mejor y la de su pareja no tiene razón.
A veces, las parejas o los amigos se arrepienten de las cosas que dijeron o hicieron en un disgusto o en una arrebato o una rabieta, pero la agresión ya está hecha y lo mejor es perdonarse, empezar un buen diálogo y tratar de olvidar, y no guardar resentimientos que más tarde ocasionan graves heridas a las personas.
Tendrás una profunda amistad y un matrimonio sólido si dejas que el amor te mueva, crees en ti y en tu pareja y no estas pendiente de cómo te ven o te juzgan. Cultívate espiritualmente, trae un nuevo oxígeno a tu vida y regala una energía positiva. Con Dios en tu interior sigues la voz de tu corazón, no te enreda en peleas inútiles y enfrentas los desafíos con esperanza. El amor es tu aliado para salir avante y te impulsa a no sacrificar tus sueños para complacer a otros.
Un día un amigo muy experimentado en el amor me dijo: “cuando los pies no quieren llevarnos más, se camina con el corazón. La montaña de la vida que hay que subir está dentro de uno y solo triunfan los que son dueños de sus emociones. Las claves son: mucha humildad, Amor, abrazos, detalles, palabras animosas y sobre todo, una pasión arrolladora y una paciencia sin límites. Si tu prácticas y recuerdas esta reflexión la persona que amas no te dirá: “Chaolin Pimpín”.
Lo ideal sería que todas las parejas del mundo le entregaran a Dios su amistad, sus sentimientos y que a través de la oración fuera Cristo quien guiara esa relación y no los impulsos negativos. En algunas relaciones parece que las discordias y las peleas no terminarán nunca; se convierten en el pan de cada día. Es una mala actividad que dentro de la pareja siempre hay una que quiere tener la razón, la última palabra o tratar de convencer al otro de que su idea es la mejor y la de su pareja no tiene razón.
A veces, las parejas o los amigos se arrepienten de las cosas que dijeron o hicieron en un disgusto o en una arrebato o una rabieta, pero la agresión ya está hecha y lo mejor es perdonarse, empezar un buen diálogo y tratar de olvidar, y no guardar resentimientos que más tarde ocasionan graves heridas a las personas.
Tendrás una profunda amistad y un matrimonio sólido si dejas que el amor te mueva, crees en ti y en tu pareja y no estas pendiente de cómo te ven o te juzgan. Cultívate espiritualmente, trae un nuevo oxígeno a tu vida y regala una energía positiva. Con Dios en tu interior sigues la voz de tu corazón, no te enreda en peleas inútiles y enfrentas los desafíos con esperanza. El amor es tu aliado para salir avante y te impulsa a no sacrificar tus sueños para complacer a otros.
Un día un amigo muy experimentado en el amor me dijo: “cuando los pies no quieren llevarnos más, se camina con el corazón. La montaña de la vida que hay que subir está dentro de uno y solo triunfan los que son dueños de sus emociones. Las claves son: mucha humildad, Amor, abrazos, detalles, palabras animosas y sobre todo, una pasión arrolladora y una paciencia sin límites. Si tu prácticas y recuerdas esta reflexión la persona que amas no te dirá: “Chaolin Pimpín”.