jueves, julio 12, 2012

No le prendas velas al diablo ni a los brujos.

Por Rev. Jose E. Hoyos Salcedo.
Me encanta celebrar la Santa Eucaristía diariamente, pues encuentro un gran poder Celestial y Espiritual que brota de la consagración del Cuerpo y la Sangre del Señor. Pero igualmente como director de La Renovación Católica Carismática de La Diócesis de Arlington encuentro un gran significado en las misas por los enfermos o conocidas mundialmente como Misas de Sanación, cada Eucaristía vivida con Fe trae consigo un gran poder de Sanación, La Eucaristía y la Oración tienen un gran poder.
Todavía no entiendo como tantos cristianos y católicos en el mundo desconocen esta gran riqueza de nuestra Iglesia y cuando las cosas no salen a su antojo van a otras denominaciones o lo peor y triste es que cambian el poder de Cristo por el de los brujos.
Esta es una triste realidad que hay que ponerle atención, muchas personas vienen a ultima hora a pedirme liberación de ataduras, amarres, nudos, conjuros, hechizos realizados por charlatanes que le hacen daño sicológico y Espiritual, a mucha gente le hacen creer que tienen poder y tienen la ultima solución a un problema o una gran enfermedad; lógico con ganancias monetarias fruto del engaño y la mentira.
Desafortunadamente hay muchos creyentes que le prenden velas a Dios y al demonio, se guían o se dejan convencer llevando así una doble moral y es mucho lo que sufren y lo que hacen sufrir.
Las velas y los cirios juegan un papel importante en nuestra Fe y Vida Espiritual, pues cada vez que yo enciendo un cirio esa luz me incorpora a la familia de Cristo que es la verdadera luz de la Salvación. En las Sagradas Escrituras se nos invita a que seamos hijos de la luz y no de las tinieblas.
Cuantas más velas tengamos encendidas a Dios, nuestras vidas serán más luminosas nos sentiremos más optimistas y con claridad podremos ver algún día el rostro de Dios.
Cada vez que visito a un brujo, hechicero o adivino estoy apagando la luz de Cristo y me estoy incorporando al reino de las tinieblas.
Si queremos caminar por senderos luminosos debemos recordar lo que Jesucristo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, el que me siga no andará en tinieblas”.

miércoles, julio 11, 2012

Hablando y escribiendo de lo que estoy convencido.

Por Rev. José E. Hoyos Salcedo.
Como Sacerdote Católico me ordené hace más de 25 años con la convicción que debo decir siempre que lo que pienso es verdad y lo que me enseña la palabra de Dios en su Evangelio.
Mi misión es anunciar y denunciar pues antes que nada soy un testigo del mensaje de Jesús dentro de la gran construcción del Reino de los Cielos y de una sociedad mas justa y humana.
Siempre he creído y estoy convencido de que la mejor manera de decir las cosas es mostrando los hechos. Hablar lo que se cree, vivir lo que se proclama, hasta las últimas consecuencias.
Debemos comportarnos como Profetas para este milenio haciendo un pare alrededor de nosotros mismos sin dejarnos enredar o confundir con los problemas del pequeño mundo al que pertenecemos, pues la humanidad es mayor.
Por ejemplo la medida del presidente de Los Estados Unidos Barack Obama obliga a todos los empleadores incluyendo a las instituciones bajo administración de organizaciones Religiosas, a ofrecer cobertura de salud que incluye la distribución gratuita de Anticonceptivos.
No quiero sonar insensible ante los derechos de la mujer, pero considero de una forma irrespetuosa del gobierno de tomar decisiones que no le corresponden, es cierto que el cuerpo le pertenece a las mujeres, pero el cuerpo pertenece primero a Dios;  hay que protegerlo porque es el templo del Espíritu Santo y es Sagrado.
Detrás de estas legislaciones federales hay una falta de respeto a la libertad Religiosa y ese es el tema principal que la comunidad debe defender. Ojala el Espíritu Santo ilumine a cada creyente a no dejarse manipular y utilizar como bandera política de sus derechos de pertenecer a la familia de Cristo.

lunes, julio 09, 2012

Cristo es el único que puede revolucionar tu vida.

Por Rev. José E. Hoyos.
Todavía quedan los recuerdos gravados en mi memoria de las callecitas estrechas en la antigua Jerusalén, la visita al mar de Galilea, nuestras Oraciones en el Monte de las Bienaventuranzas, el cerro de los Olivos, Nazaret y el Santo Sepulcro en nuestra pasada peregrinación a Tierra Santa.
Todo lo que aprendí y prediqué en las sagradas escrituras pude comprobarlo una y mil veces en estos lugares Sagrados.
Definitivamente Jesucristo era la figura principal de nuestro caminar en tierras lejanas, su presencia se sentía fuertemente y la conclusión que la mayoría de nosotros los creyentes es que pueden habitar dominar y ser mayoría judíos, Musulmanes y la presencia de Cristo se sienten y permanece viva. Jesús nuestro líder Espiritual de todos los tiempos con su entrega de vida, sus Predicaciones y Milagros y Sanaciones es el símbolo vivo del antes y después de todos los procesos históricos de la humanidad. La preferencia de Jesús con los más humildes, con los enfermos y excluidos de la sociedad nos hacen cambiar nuestra forma de actuar en el mundo actual.
Jesucristo con sus palabras y estilo de vida vienen a revolucionar nuestras vidas y anunciarnos no solo una realidad social sino a mostrarnos y abrirnos las puertas de la vida eterna.
Cristo en su tiempo y en nuestro tiempo nos enseña un camino y plantea nuevas ideologías a nuestro diario vivir y pensar.
Sobre todo, la miseria del pensamiento ortodoxo derechista queda comprobado en las incontables persecuciones y  martirios ocasionados al pensamiento libre y liberador de los grandes revolucionarios como la crucifixión que el poder político religioso sometió a Jesús…igual que muchos lideres sacrificados y mutilados por la revolución de pensamiento o por la lucha en defensa de los derechos humanos o civiles.
Tu eres la única persona con la Fe puesta en Cristo que puedes revolucionar tu vida y a la vez la única persona que puedes perjudicarte a ti mismo, tu vida realmente cambia cuando tu cambias, pues eres el único responsable de ella.
No olvides pues, que Jesús sigue vivo en la conciencia colectiva que inspira a pensar distinto de las nuevas generaciones por los siglos de los siglos.