jueves, octubre 20, 2011

Las enfermedades han sido necesarias para reconocer la compasión de Cristo


Por el Rev. José Eugenio Hoyos

No debería de ser así en nuestra relación con Cristo Señor y dador de nuestra vida, pero desafortunadamente muchos enfermos o personas en necesidad solo se acercan a Nuestro Señor Jesucristo en las enfermedades, en el peligro, en los momentos de dolor y de desgracia. En algunos casos el diagnostico de una enfermedad o dolencia ha hecho despertar y comprender a las personas que estaban distanciadas con Dios de que Dios debe ser el centro de nuestras vidas desde el comienzo hasta el final de los tiempos.

Que Él es el Todo y para todos y más si nos acercamos a El siempre, Jesús nos ha constituido como extensiones de sí mismo. Las Sagradas Escrituras nos dicen que Cristo no solamente vino a salvarnos sino también a traernos sanación “Siendo nosotros, todavía pecadores” (Rm 5, 8) y Él quiere servirse de nosotros con todas nuestras debilidades, imperfecciones e impurezas.

“Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (Mateo 4, 23). Hace varios días tuve la oportunidad de dar la enseñanza del amor de Dios en el Seminario de vida en el Espíritu en la parroquia de San Luis en Alexandria, Virginia. Unos de los asistentes al retiro en uno de los descansos se me acercó y me dijo que se había animado a tomar el seminario, pues quería acercare más al Señor, ya que en agradecimiento de que lo libró de un accidente en el trabajo al caerse de un tercer piso y no quedar invalido completamente, en los días de su recuperación se había arrepentido de haberse alejado de Dios y de dedicarle más tiempo al alcohol y a los vicios del mundo. Me decía: “Padre Hoyos, es triste que me tuvo que pasar este accidente para conocer y amar más a Dios. Y como este ejemplo hay muchos en el mundo que no se han dado esta oportunidad maravillosa de conocer y seguir a Jesús para sentir la paz y la bondad que este encuentro trae a nuestras vidas”. No esperes tanto tiempo para decirle a Dios: “SI”.

miércoles, octubre 19, 2011

Únanse en oración 3, 50, 1,000, o más y en poco tiempo obtendremos sanación


Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos



El éxito de la misas de sanación, de retiros, eventos y jornadas de sanación, unción y liberación se debe no solo por la calidad de los predicadores, o de las hermosas alabanzas sino por el poder de intercesión, de la fuera de la oración.

Entre más oración, habrá más sanación… hemos comprobado y lo digo con mucha seguridad que por ejemplo, en las Misas de Sanación cuando se siente con más fuerza la oración y la fe, es cuando hemos tenido más testimonios y han brillado más los milagros, esto nunca nos ha fallado.

Cuando oras con intensidad y te concentras en Dios. El si no puedes tu solo con tu carga, tu dolencia o tu enfermedad pide la ayuda de otras personas, reúne a 10, 15, 20, 50, 300 o más o todo un pueblo, oren juntos y en pocos minutos se empezaran a ver los grandes resultados. La oración tiene un impacto maravilloso y celestial. Cuando comprometemos nuestro espíritu, entonces nuestra alma se comprometa con toda aquella gente que se encuentra en armonía conmigo, es como una química espiritual entre Cristo y los que oran.

Nuestra sanación y liberación de las enfermedades, depresiones, tristezas, odios, resentimientos está en nuestras oraciones comunes. La oración bien hecha tiene un gran poder. “Si me piden algo en mi nombre, lo hare yo, para que el Padre sea glorificado en su hijo”.

Es por eso que a pesar de que en algunos sectores de la Iglesia los grupos de oración carismática han sido mal entendidos por falta de orientación, de una buena guía o un acompañamiento sacerdotal, los grupos de oración siguen multiplicándose por la gran cantidad de testimonios de sanaciones y curaciones que están sucediendo cada minuto en el mundo creyente. Definitivamente hay gran cosecha en abundancia para recoger. Dios trabaja invariablemente por medio de canales humanos. Debemos hacernos canales dispuestos para extender ese poder de la oración. “Donde hay dos otros reunidos en ni nombre, yo estoy presente en medio de ellos” (Mateo 18, 20). La presencia de Jesús se siente con mucha fuerza y el Espíritu Santo abrirá nuevos caminos.

lunes, octubre 17, 2011

Un Rosario bien rezado trae sanación


Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos

Octubre nos recuerda la importancia de rezar el Santo Rosario en familia o en comunidad. Verdaderamente estoy convencido que el rezo del Santo Rosario debe ser como el pan de cada día. Debemos habituarnos siempre a esta gran devoción y que ojala no sea una vez al día sino varias veces y que vaya acompañado de un ofrecimiento especial. En algunos eventos o en Misas de sanación cuando llega el momento de los testimonios ya no me sorprende escuchar en algunas personas que con gran alegría y entusiasmo testifican que al terminar de rezar el Santo Rosario recibieron alivio de su enfermedad, respuestas positivas de la vida etc.

Hemos podido experimentar también como el rezo del Santo Rosario aleja al demonio de nuestras vidas, cada vez que tomamos nuestras camándulas, el demonio se siente furioso pues solo el sonido de la camándula le destempla los dientes y el rezo del Rosario lo aturde y lo aleja de nuestras vidas. Las bendiciones que trae el rosario en cada persona que ora con fe son incontables, es igualmente una gran fuente de gracias, Maria es la intercesora divina de las gracias de su hijo amado.

El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre tienen algo nuevo. Al rezar el Santo Rosario experimentamos una gran fuerza de sanación que trae cada misterio que le toco vivir a nuestro Señor Jesucristo para abrirnos el camino a la vida eterna. Al rezarlo, recordamos los misterios de la vida de Cristo y los misterios de la conducta admirable de Maria: Los gozosos, los dolorosos, los luminosos, y los gloriosos. Nos regresamos a recordar momentos de la historia de la salvación.

Cuando rezamos el Santo Rosario por los enfermos su recuperación medica es inmediata y eficaz, es el mejor alivio y antídoto para cualquier dolencia y enfermedad. Un Rosario bien rezado, con fe y perseverancia. Trae alivio eficaz a todos los que sufren con el Rosario estamos: “Bendecidos, Sanados, Encendidos y en Victoria”.