Por Rev. José Eugenio Hoyos.
Cada vez que el Sacerdote o los hermano(as) que forman parte del ministerio de Sanación Oran sobre un enfermo de cáncer e invocan el Espíritu Santo, al instante miles y millones de células empiezan a reaccionar y el sistema inmunológico reacciona con gran fuerza.
El poder curativo de Jesús es tan efectivo que muchos pacientes que han visitado a sus médicos incontables veces, cuando tienen la oportunidad de un encuentro personal con Cristo, es más que suficiente.
Dios ilumina al medico para que nos de el diagnostico acertado, las medicinas correctas y la curación esperada. Dios inyecta la Sanación a través de las medicinas y prescripciones medicas: “pues ellos también rogaran al señor que les conceda la gracia de aliviarte y de enseñarte para que recuperes la salud” (Eclesiastés 38,14).
No olvides que el medico en cada instante invoca a Dios para que él le de la sabiduría y pueda dar una receta efectiva para la recuperación del enfermo. “enseguida recurre al medico porque a él también lo creó Dios: no prescindas de él, puesto que lo necesitas” (Eclesiastés 38.12)
El que se acerca con Fe y confía plenamente en la luz Sanadora de Cristo queda iluminado por los rayos de la misericordia y comienza a experimentar una gran restauración de sus células muertas y destruidas por el cáncer.
Si con Fe autentica y fortalecida le pedimos a Cristo que nos ilumine y Sane nuestras enfermedades, no hay nada que él no quiera y pueda hacer.
Hoy debemos aceptar que Cristo sigue realizando diversas y multitudinarias Sanaciones y curaciones porque su amor y compasión por la humanidad es continuo e incondicional.
Debemos acercarnos a Jesús convencidos de que sí nos va a Sanar y la Oración si tiene poder “Tengan Fe en Dios” por eso les digo: todo lo que pidan en la Oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán” (Marcos 11, 22-24).
Seguimos testificando la Sanación de Cristo en enfermos terminales en todos los rincones del mundo y glorificando que Cristo esta vivo.