Por José
Eugenio Hoyos
La Renovación Carismática Católica no es un club privado de
simpatizantes al Espíritu Santo. Todo lo contrario es el motor y las alas de
nuestra Iglesia acompañados de oración y alabanza.
Pero la Renovación Carismática tiene como objetivo principal
Evangelizar con ardor y compromiso para traer más almas a los pies de Cristo.
Recordemos que en el primer documento del magisterio sobre la
evangelización, Evangeli i Nuntiandi el Papa Pablo VI hizo hincapié en el papel
del Espíritu Santo: “Puede decirse que el Espíritu Santo es el agente principal
de la Evangelización: El es quien impulsa a cada uno a anunciar el Evangelio y
quien en lo hondo de las conciencias hace aceptar y comprender la palabra de salvación.”
Al mismo tiempo que la encíclica hacia surgir una conciencia
mucho mayor de la importancia de la Evangelización, los movimientos eclesiales
desarrollan con compromiso y entusiasmo una Evangelización más dinámica y
creativa. La Renovación Carismática ha sido relevante en esta obra, al contar
con grupos y comunidades que lideran nuevas formas de proclamar la Buena Nueva
en todos los lugares del mundo Cristiano. Los Laicos bautizados en el Espíritu han
sido importantes en la obra de la Evangelización.
Los Católicos en la Renovación han experimentado un nuevo
nivel de hermandad espiritual con otros creyentes que han recibido la misma
gracia, a partir de una experiencia común, de una más profunda conversión a
Cristo, expresada en la adoración y la Alabanza que conducen al amor por la
obra del Espíritu Santo para la reconciliación y la unidad. Todos estamos
llamados a participar en la Nueva Evangelización.