En cada Vigilia, Hora Santa, Adoración Eucaristía, y Procesión
con el Santísimo nos damos cuenta cada vez más del poder sanador que tiene
Jesús Sacramentado. Personalmente he sentido la fuerza sanadora de la Eucaristía,
cuando estoy en oración y de rodillas orando e intercediendo, se siente la
fuerza poderosa saliendo de la custodia y sanando a todos los creyentes. Cuando
hemos caminado con Jesús Eucaristía por medio de la gente podemos observar a jóvenes,
niños y adultos descansando en el Espiritu.
Su fuerza es tan poderosa que ya nadie puede resistir a este impacto espiritual
que trae sanación y liberación a todo el que tiene fe y devoción.
Muchos de los testimonios y milagros que nos están llegando están
relacionados con el Santísimo Sacramento. Hace poco una señora con problemas de
cáncer en los ovarios no necesito cirugía, ni medicamentos, pues ella misma
confeso que se entregó cada día a orar al Santísimo en su Iglesia después de
ser detectada de cáncer en ovarios, y luego de un mes regreso a chequeo médico
y los doctores sorprendidos le dieron la noticia de que el cáncer había desaparecido
totalmente.
El mismo Papa nos ha dicho: “que la Adoración Eucarística es
la vida de la Iglesia. Cuando la Iglesia se pone alrededor de Jesús para
adorarlo en la Eucaristía, esto da comunión y fuerza”. Con mucha satisfacción y
certeza cuando me llegan a pedir oración personas con fuertes y severas
depresiones, yo sin dudar los envió a que vayan y estén por lo menos media a
una hora frente al Santísimo, en silencio u orando y los resultados de sanación
y liberación de depresiones han sido positivo. La Adoración es una gran cirugía
en las manos de cristo con un gran poder curativo.