Por Rev. Jose Eugenio Hoyos.
En la mayoría de nuestros países aprovechamos el mes de la
virgen Maria para tomar el segundo domingo de mayo como la celebración en honor
a las madres.
Aprovecho esta oportunidad para ofrecer mis Oraciones y Santa
Eucaristía a todas las madres del mundo
y en especial a aquellas mamas que pertenecen a la Renovación Católica Carismática.
Gracias a esas mamas la mayoría de nosotros e incluyéndome “YO”
le debo a mi querida madre primero el haberme enseñado a Orar, amar a Dios y a
guiarme por la vocación sacerdotal y por llevarme por primera vez en mi
juventud a un grupo de Oración Carismático.
Nuestras madres carismáticas son la fuerza y la Oración puesta
en acción, ellas son guiadas por el Espíritu Santo. Esas manos que una vez
mecieron la cuna y cuidaron nuestros sueños, son las mismas manos que ahora en
lo alto Alaban, Bendicen y piden a Dios por nuestra protección y bienestar.
Esas manos de las madres Carismáticas son las que con su
calor Espiritual son utilizadas para sanar nuestras dolencias y liberar
nuestras penas.
La voz de una madre Carismática es la primera que en sus suplicas es escuchada por Cristo.
Es la misma voz que nos consuela, nos alienta, nos anima y calma nuestros
sentimientos.
Esa misma madre Carismática es la que sigue en vigilia
constante, esperando al hijo prodigo que abandonó el hogar y no pierde la
esperanza de su regreso. La madre Carismática es aquella que comparte esos
carismas y esos dones a todo el que se los pida sin importarle que ella quede
sin nada, pues se conforma con saber que Dios la ama.
Una madre Carismática es aquella mamá que necesita poco para
ser feliz, pues las Alabanzas y su gran amor a Jesús Eucaristía son su gran
alimento y sustento.
¿Sera por todo eso, será por algo más? Lo cierto es que las
mamas Carismáticas son regalos del Espíritu Santo, son ángeles de Dios, son
seres de la luz. Mama gracias por darme la vida y enseñarme a Orar!