jueves, septiembre 04, 2008

Que el futuro presidente invierta más en los pobres, los inmigrantes y la paz mundial

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Al visitar y dialogar con cientos de familias de origen hispano, no solo aquí en los Estados Unidos, sino en lugares donde llevamos ayuda o vamos de misión se escuchan plegarias de que ojalá el nuevo presidente de los Estados Unidos cambie el rumbo de la sociedad y en especial nuestras familias hispanas.

En realidad este es un clamor mundial. Estamos viviendo momentos muy difíciles tanto económicos como sociales. Hay desconcierto en la comunidad inmigrante. Estamos preocupados porque nuestras ayudas no dan abasto a tantas necesidades; tanto en salud, educación y carencia de fuentes de trabajo. Siempre tenemos la misma excusa: la economía esta muy mal, todo lo que esta pasando es consecuencia de la guerra, de los conflictos armados, de la deuda externa, etc.

Pero en carne propia estamos regresando al pasado, a un esclavismo disimulado. Hay racismo en muchos lugares del territorio Estadounidense, redadas y deportaciones obligadas y voluntarias para miles de personas indocumentadas. La inmigración “ilegal” nos ha traído un nuevo estigma super marcado. Los que hablamos español y tenemos porte latino somos cuestionados y muchas veces parados por la policía. Somos increíblemente una raza sospechosa después del 9/11, cuando el desastre ocurrió por los atentados terroristas. Hemos sido los hispanos, los que hemos pagado las consecuencias. En muchos lugares se nos ha prohibido hablar el castellano.

Es por eso que através del púlpito muchos feligreses están educándose en pasar la voz de conservar nuestra lengua hispana y nuestra cultura. Pero a pesar de todo, nuestra gente latinoamericana es aguantadora, pacifica y trabajadora. Todos estamos unidos en la oración y nos ayuda nuestra fé de que vendrán tiempos mejores.

Lo que mas me preocupa como líder religioso es ver en estos tiempos el derroche de dinero en las campañas publicitarias y en las grandes convenciones Republicanas y Demócratas cuando hay tantos seres humanos pasando momentos difíciles y grandes penurias. En estas convenciones y debates políticos no se han tenido en cuenta los problemas ni las soluciones de los inmigrantes, las minorías han estado totalmente desapercibidas.

Esperamos que quien gané estas elecciones presidenciales en realidad piense de nuevo en una verdadera inversión social, en los pobres que son los inmigrantes, que haya programas que beneficien a las mujeres cabeza de familia, que haya prevención en la delincuencia juvenil, que se investigue más sobre la cura de enfermedades terminales y que en realidad sea un presidente que hermane a las naciones distanciadas para así conseguir una paz mundial.

Misión de la esperanza

Por el Padre José E. Hoyos
Arlington Catholic Herald
4 de septiembre de 2008

El pasado fin de semana, fuimos invitados por el Ministerio Dei Verbum dirigido por el Rev. Martín Ávalos, capellán de la Universidad Católica de Occidente (UNICO) en la ciudad de Santa Ana en El Salvador.

Este ministerio compuesto en su mayoría por jóvenes universitarios y cientos de voluntarios, tiene como objetivo principal la predicación, las alabanzas y la devoción a la Santa Eucaristía. Cada mes viajan a diferentes ciudades, pueblos y cantones llevando los mensajes del Evangelio y, a través de las alabanzas, mensajes de paz, amor, fe, devoción Eucarística, devoción a la Virgen María y unidad dentro de la Iglesia.

Varios de los participantes nos han dicho que dentro de su recorrido han encontrado personas que nunca habían recibido los sacramentos, estaban fuera de la Iglesia, y hermanos de otras creencias se han convertido a la fe Católica.

Nuestro recorrido desde la capital hacia la ciudad de San Miguel en el oriente salvadoreño fue de aproximadamente 3 horas. Atravesamos altas montañas con climas variados y una bella panorámica donde podíamos observar elevados y hermosos volcanes. Al llegar a San Miguel el calor era insoportable, pero el recibimiento de la gente era cálido y de una gran familiaridad. Nos sentimos en nuestra casa. Allí nos encontramos con varias familias de nuestra Diócesis de Arlington que se encontraban de vacaciones.

El primer retiro espiritual se llevó acabo en el Colegio de Santa Sofía en un amplio gimnasio que albergaba un numeroso grupo de personas y con un calor que nos hacia sentir que estábamos en medio de un gran desierto o sauna gigante. Las alabanzas, las oraciones y la fe de los asistentes nos llenaron de gozo. Después de la Santa Eucaristía, tuvimos la exposición del Santísimo. En medio de las oraciones tuvimos un fuerte apagón. Lo único que se veía en este gran gimnasio eran los rayos y truenos de una gran tempestad que caía sobre todos los asistentes.

Esto no paró nuestra adoración, ni la procesión del Santísimo. La gente, a pesar de no tener sonido, seguía cantando, alabando y orando hasta que en el momento de la bendición final, como un mandato divino, la energía volvió al lugar donde los asistentes en medio de aplausos le daban gracias a Dios, no solo por la luz, sino también porque en ese mismo instante la tormenta se calmó.

Salimos en medio de una lluvia intermitente en medio de la carretera donde teníamos que esquivar palos, ramas de los árboles dejados por la tormenta. Pero fue el poder del Espíritu Santo que nos llevó de nuevo a San Salvador, llegando casi a la media noche.

Al siguiente día nos dirigimos a la ciudad de Santa Ana, a solo una hora de la capital. Encontramos allí una clima más fresco y agradable. Fuimos recibidos igualmente con alegría por muchos jóvenes y desde luego por la delegación del Padre Martín Ávalos. Esta vez estuvimos en el Colegio de San Luis dirigido por los hermanos Maristas. La celebración del XII aniversario del Ministerio Dei Verbum comenzó con la procesión de la Santísima Virgen desde las canchas de fútbol hasta el gimnasio principal.

Inmediatamente empezamos la Eucaristía con un lleno total y un entusiasmo juvenil Mariano que me llamó mucho la atención. Dentro de la ceremonia dos jóvenes de 18 y 19 años de edad dieron testimonio de cómo gracias a la oración, después de un accidente automovilístico y después del diagnostico de los médicos donde habían informado a sus familiares que quedarían discapacitados, Jesús de Nazaret los había sanado y hoy estaban dando gracias a Dios por todos los beneficios recibidos.

Fueron solo tres días, pero suficientes para entender que grande es Dios con nosotros y que poderosa es la oración. Nuestro dolor unido al de Cristo es salvifico para todos. No es un dolor o un sufrimiento en vano. Es parte de la historia de la salvación. Somos parte de ella. El hombre lleva su voz a semejanza de Cristo, El cual se dirigía a Dios “con poderoso clamor y lágrimas”, especialmente en Getsemaní y sobre la Cruz: el hombre grita a Dios como gritó Cristo y así da testimonio de participar en su filiación por obra del Espíritu Santo (Heb 5, 7).

Jesús con sus milagros recuperó el signo mesiánico de la salvación. ¿Cómo habría podido anunciar la Buena Nueva a espaldas del dolor o sufrimiento? Gracias a todos los que nos acompañaron y oraron en esta gran misión de la esperanza.

miércoles, septiembre 03, 2008

Premio Príncipe de Asturias: Concordia, Paz y Libertad

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Esta mañana recibimos con gran júbilo la nominación del tenista Español Rafael Nadal como nuevo Premio de Asturias en la Categoría Deportes. Las noticias de los principales diarios del mundo anunciaban que Nadal se impuso al nadador Estadounidense Michael Phelps, y a los deportistas olímpicos Usain Bolt y la Rusa Yelena Isinbayeva.

La misiva dice que Nadal obtuvo el premio en deportes porque “ha ponderado su contribución al extraordinario año del deporte Español que en el 2008 ha conquistado grandes premios internacionales en distintas disciplinas.” En sus derrotas Rafael Nadal se ha manifestado como un verdadero caballero deportista, es un maravilloso ejemplo para futuras generaciones. Además ha creado una fundación que lleva su nombre, de carácter benéfico destinado a la asistencia social desfavorecido y a la cooperación al desarrollo. Otro acierto más de la fundación Príncipe de Asturias para promover juventud deportiva con una mente abierta a la ayuda social.

Durante los próximos días estaremos en la expectativa de quien será el ganador del Premio Príncipe de Asturias a la Concordia. Lógico como colombiano, simpatizante de Ingrid Betancourt y luchador por la libertad de los secuestrados en Colombia, yo daría el premio por humanidad a mi compatriota, pues ella sufrió y tuvo que pasar por los mismos agravios y padecimientos que miles de secuestrados pasan en las selvas y montañas colombianas.

Este seria un homenaje a la memoria de los 11 diputados del Valle del Cauca que fueron ajusticiados por las FARC, en especial mi hermano el diputado Jairo Hoyos Salcedo. Este seria un apoyo de seguir luchando por la paz, la concordia y la libertad de tantos oprimidos por la violencia. Ingrid y el Premio Príncipe de Asturias abriría nuevos caminos de entendimiento y de progreso en los acuerdos humanitarios tan necesarios para que nuestros hermanos que se encuentran en cautiverio regresen pronto sanos y salvos a sus hogares. Que puedan disfrutar de los abrazos y cariños de sus seres queridos. Que muchas historias y recuerdos vuelvan de nuevo a ser parte del diario vivir colombiano.

Ingrid ha sido una firme defensora de la libertad y de los derechos humanos. Ella cuando era candidata presidencial, dirigió sus esfuerzos al impulso de la democracia y la justicia social y a la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y la violencia en la búsqueda de un futuro distinto y más esperanzador para los niños y jóvenes de Colombia. Ingrid como mujer valiente entiende desde lo más profundo de su corazón, que la lucha por la paz, la concordia y la libertad tiene mucho camino por recorrer, pero que vale la pena intentar. Así que los colombianos que trabajamos por la paz y la justicia social esperamos que el Premio a la Concordia llegue a Colombia a través de Ingrid Betancourt.

Foto: El Premio Príncipe de Asturias fue diseñado por el famoso escultor Joan Miró.

martes, septiembre 02, 2008

Ingrid Betancourt y Benedicto XVI

Por el Rev. José Eugenio Hoyos

Le fe y la oración en realidad si mueven montañas y al final los caminos cuando han tenido sufrimientos y obstáculos llegan a un buen destino, guiados por Dios y sus ángeles, en este caso han llegado a Roma.

Esta ha sido la historia de la valiente, incansable y heroica Ingrid Betancourt. Después de su cautiverio por más de 5 años en las selvas colombianas por manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), ella nunca perdió la fe acompañada del Rosario en mano, de levantadas muy temprano a orar y a dejar sus tristezas, dolores, fatigas del secuestro en las manos de Dios. Siempre dice Ingrid, la Virgen la acompañaba, pues en el silencio tenebroso de la selva sentía la presencia de Dios que la animaba para que siguiera adelante. Había una voz de madre que siempre le hablaba para que no desmayara, para que esperara por que algo bueno iba a suceder con ella.

En la historia de la salvación, estos hechos siempre han ocurrido: “Bienaventurados y dichosos son los que confían en el Señor.” Es por eso que en la ciudad eterna, la ciudad Santa aquí en la tierra, “la Roma de los brazos extendidos” con su cabeza, el Pontífice Benedicto XVI, ahora da la bienvenida a esta mediadora de los secuestrados, en su gran campaña y cruzada por la libertad de aquellos que desafortunadamente todavía quedan encadenados en las selvas colombianas.

Con la visita de Ingrid es una muestra más de que la promesa que Betancourt dio a través de los medios de comunicación de que no descansaría hasta conseguir la libertad de todos los secuestrados se esta cumpliendo. Ella no los ha olvidado. Con sus gestos de solidaridad, con sus conferencias, entrevistas y visitas a altos dignatarios está creando una conciencia internacional para la pronta liberación de todos los que quedan todavía en manos de las FARC. La visita de Betancourt al Papa Benedicto XVI, tendrá un gran impacto en los procesos de paz tan importantes en este conflicto colombiano. Con paciencia, oración y siguiendo a Dios se llega a la paz.

domingo, agosto 31, 2008

Dios perdona los billones y trillones de pecados de la humanidad

Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Boletín Interparroquial
31 de agosto de 2008

"Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados." (Rom 3,24)

En estos tiempos el Sacramento de la Penitencia o de la Reconciliación, instituido por el mismo Jesucristo cada vez toma relevancia en nuestra vida espiritual. El Catecismo de la Iglesia Católica (1440) nos dice que el pecado es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la comunión con Él. Al mismo tiempo, atenta contra la comunión con la Iglesia. Por eso la reconciliación con la Iglesia, que es lo que expresa y realiza litúrgicamente el Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación.

Solo Dios perdona los pecados (1441), porque Jesús que es el hijo de Dios, dice de sí mismo: "El hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc 2,10), y ejerce este poder divino: "Tus pecados están perdonados" Mc 2,5; Lc 7,48). Más aun, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres para que lo ejerzan en su nombre (sacerdotes).

La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la penitencia: "En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo, pues a veces, estos pecados hieren más gravemente el ama y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos." (Cc. de Trento: DS 1680)

El que confiesa sus pecados actúa ya con Dios. El comienzo de las obras buenas es la confesión de las obras malas. Haces la verdad y vienes a la luz. Es una realidad palpable que Dios perdona los billones y trillones de pecados de la humanidad egocéntrica. Perdona sesenta milliones de días llenas de pecado. Dios perdona lo imperdonable. Si ésta fuera la única enseñanza de la historia, tendríamos mucho en que meditar.

Un perdón multimillonario debería producir un perdonador multimillonario, ¿no es verdad? El siervo perdonado puede perdonar una deuda ínfima, ¿o acaso no? La próxima vez que sientas deseos de pecar o que el enemigo está teniendo influencia sobre tu vida, sumérgete en la Gracia de Dios. Satura tu día en su amor. Remoja tu mente en su misericordia. Él ha dejado tus cuentas en paz y salvo, ha pagado tu deuda. "Cristo mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados." (1 Pedro 2,24).

Cuando pierdas la paciencia con tus hijos(as), esposo(a), amigo(a), Cristo interviene y dice: "Yo pagué por eso." Cuando digas una mentira y todo el cielo se lamente, tu Salvador se pronuncia: "Mi muerte cubrió ese pecado." Cada vez que tienes lujuria, te ensorbeces, codicias o juzgas, Jesús se presenta ante el tribunal del cielo y señala aquella cruz ensangrentada: "Ya hice provisión, he quitado los pecados del mundo." ¡Cuán grande es el regalo que Dios nos ha dado!