Recientemente en el congreso de sanación “Cuando tocas el corazón de Dios los milagros suceden” organizado por la Renovación Católica Carismática de la Diócesis de Arlington, Virginia; el Padre Hoyos ante los miles de asistentes nos decía: Si ustedes vienen a los retiros, congresos o encuentro Carismático y no se preparan en Oración, ni reciben los Sacramentos, el efecto sanador o liberador de Jesús va a ser muy débil, si queremos recibir el fuego del Espíritu Santo hay que doblar rodillas ante el rey de reyes “Cristo”.! Amén!
Santa teresita decía: “La Oración es una fuerza que mueve el mundo” de hecho hemos comprobado y testimoniado que las personas son victoriosas ante las enfermedades, depresiones, infortunios y accidentes gracias al poder salvífico de la Oración. Quien reza se salva.
La Oración llena al orante de audacia y fortaleza, da luz y compasión.
Jesús no solo reza, sino enseña a rezar principalmente la perseverancia en la Oración.
Los primeros Cristianos eran asiduos a la Oración (Hechos 2,42).
La Oración es una conversación de cada uno de nosotros los
hijos con nuestro Padre Dios. En la Oración
acontece el cruce de miradas, de confidencias, de intimidades. Orar es un acto
puro de amor, un acto afectivo que inflama al orante del amor a Dios y al prójimo.
Jesús insistió en la práctica de la Oración: Pedid y recibiréis;
velad y orad para no entrar en tentación; vigilad todo el tiempo en oración,
orad por los enemigos y por los que os calumnian y persiguen; rogad para que el
Padre envié operarios a sus mieses.
El Padre hoyos nos insistía que entre más gente se una a Orar
y a alabar a Dios más milagros y sanaciones se van a dar. Dios responde a cada Oración
hecha con amor. Recuerda que Jesús sigue Sanando y que las Sanaciones no
suceden cuando lloras sino cuando horas.