¿Padre Hoyos porque a mí me toco este cáncer? ¿Por qué este dolor si soy un buen Cristiano,
comprometido en la Oración, en la caridad y en la Iglesia?
Son muchos de los interrogantes que muchas personas se hacen
cuando les llega un diagnostico medico difícil. Y en realidad es alarmante
cuando se nos detecta un cáncer o una enfermedad terminal.
Es el comienzo para acercarnos más a Dios y a darle más
sentido y fortaleza a nuestra Fe y Oración; estamos encontrando en congresos carismáticos
y retiros de que cuando todo un pueblo se une en alabanza y en oración profunda ”más Sanaciones ocurren”.
Pero debemos estar siempre en trabajo continuo en Oración y
abiertos a las decisiones de Dios. Como decimos comúnmente las adversidades
tienen cara de hereje. A los seres humanos nos agrada el ocio, la abundancia,
el menor esfuerzo y cuando se trata de la Iglesia o lo relacionado con Dios
ponemos miles de excusas, nos invade una pereza espiritual que anestesia el Alma
y el Espíritu.
Cuando sentimos que Dios nos carga en vez de aliviarnos hemos de evitar las rendijas de la desesperación
y de las lamentaciones propias de la inmadurez Espiritual casi siempre no entendemos
en el momento; más si no perdemos la esperanza podemos llegar a constatar que
las decisiones de Dios siempre caminan a favor de quienes confían en él.
La diferencia está en la Fe en Cristo, pues para el hombre de
Fe ninguna enfermedad es pesada, ni difícil de llevar pues con la perseverancia
en la Oración, más rápida va a ser la sanación. Solo basta con creerle a
Cristo.
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