Por José
Eugenio Hoyos
Todos los que pertenecemos y amamos la Renovación Carismática
“RCC” estamos llamados a anunciar el Evangelio del amor, del perdón y de la reconciliación
a todas las naciones.
El nombre que se nos ha otorgado de Carismático significa:
hombres, mujeres, jóvenes y niños bautizados en el Espíritu Santo tenemos la
tarea de multiplicar los dones y carismas y traer más almas a los pies del
maestro: Cristo Jesús.
Cada Carismático debe ser un verdadero testigo de Jesucristo
ante las naciones, de acuerdo a lo que nos ha dicho el señor: “Recibirán el
poder del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén,
Judea, Samaria y hasta los confines del mundo.”
Somos Carismático nos abrimos a que los dones del Espíritu Santo
se manifiesten y actúen.
La misión de los integrantes de la RCC debe ser continua
siempre en oración, unidad, creatividad, fieles a la doctrina de la Iglesia Católica,
en Adoración continua al Santísimo Sacramento, utilizando el don de lenguas, sanación
y liberación para la edificación y fortalecimiento de nuestros grupos de oración
y comunidades Carismáticas.
“Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me
hice todo para todos, para ganar al menos a algunos a cualquier precio”
(1Corintios 9, 22).
Los dirigentes y predicadores Carismáticos debemos promover más
los carismas hemos olvidado los dones de sabiduría, ciencia profecía, interpretación
de lenguas etc..
El Espíritu Santo es verdaderamente dador de vida. Seamos entonces
promotores de la cultura de Pentecostés y proclamemos sin miedo la Nueva Evangelización.