Mi nombre es José Mauricio Ortega, asistí hace casi un mes a la misa de Sanación con mi esposa, mi madre y mis tres hijos. Había asistido varias veces a las Misas de Sanación pidiendo mejorar y restablecimiento por mi segunda hija Cristina quien desde hace más de 14 años viene sufriendo ataques de epilepsia, en varias Misas tuvimos que sacarla de la Iglesia, pues de un momento a otro comenzaba a convulsionar.
Pero en la Iglesia del Santísimo Sacramento en Alexandria,
Virginia, fue diferente, nuestra hija estuvo todo el tiempo calmada, en el
momento de la imposición de manos, notamos que muchos niños con problemas
similares eran llevados por sus padres para recibir sanación entre ellos
pudimos ver, niños con autismo , con ceguera, con parálisis y en silla de
rueda.
Al frente nuestro; Padre Hoyos usted se acercó a un niño de
aproximadamente 9 o 10 años que padecía de Autismo y pidió a las personas que
se encontraban cerca que con nuestras manos en alto Oráramos por este niño, mi
hija que estaba cerca empezó a Orar también y luego nos impresionamos porque mi
hija se desvaneció, cayó al suelo y quedo dormida por un buen rato. Teníamos
mucho miedo que fuera a convulsionar pero fue todo lo contrario desde ese día nuestra
hija Cristina tiene otro aspecto, la hemos llevado al médico y nos ha dicho que
sorpresivamente está viendo un cambio muy positivo en nuestra hija, su
autoestima ha cambiado, antes convulsionaba 2 o 3 veces por semana y hace más
de un mes y medio que no convulsiona, los ataques epilépticos han desparecido,
el doctor le ha mermado la dosis del medicamento, nuestra hija es ya otra
persona y sentimos la presencia de Dios en ella.
Le damos gracias a Dios por este milagro y que Dios bendiga
ese gran Ministerio. ¡Amen!