Por Rev. José Eugenio Hoyos.
La comunidad Católica Hispana y Carismática no puede nunca olvidar
que en cada Sanación y en cada milagro el que actúa directamente es Cristo y no
el hombre.
En cada evento, retiro, hora Santa o Eucaristía por los
enfermos y Misas de Sanación hay que comenzar recordándoles a los asistentes
que el que va a Sanar hoy no es el Padre Hoyos, el Padre Betancurt, el Padre
Campos sino que quien va a Sanar es el mismo Cristo Jesús, presente en la Santa
Eucaristía.Hay muchas expresiones de Fe y manifestaciones del Espíritu Santo que solo se van a entender a través de la luz del Evangelio. Son muchas cosas que son misterios y su aplicación sobrepasa nuestro entendimiento.
Solo tenemos que aceptar la voluntad de Dios, no la nuestra ni mucho menos la del hombre.
San Pedro nos dice: “estén preparados a responder a todo lo
que nos pida la razón de la esperanza que ustedes tienen, pero háganlo con
humildad y respeto” (1 P. 3,15).
Lógico que es un ambiente de Fe y de viva Oración, Dios puede
hacer crecer y aumentar la Sanación.
Dios utiliza lo que hay fuera de nosotros: médicos y
medicinas. Todos hemos sido sanados gracias a ellos “el altísimo creó en la
tierra las medicinas y el hombre prudente no las desecha”: Eclo 38,4.
Las cosas creadas como las medicinas, plantas etc. Están
dotadas de virtudes medicinales que han recibido de Dios.Dios a través de la Oración con ayuda de la imposición de manos, de las Alabanzas sana directamente. Su poder Sanador no tiene fronteras, ni espacio, el poder de Cristo es el único poder Sanador, que cicatriza cualquier herida. Solo basta confiar en ÉL.
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