Cuaresma es el verdadero camino para hacer un alto de reflexión profunda en nuestras vidas para reconocer nuestra condición pecadora y abrirnos sinceramente a las gracias de conversión que nos regala la presencia de Cristo que está cerca con su mensaje del Reino del nuevo orden.
Vamos a experimentar un caminar espiritual de 40 días acompañado de oración, ayuno, reconciliación y gran misericordia. En espíritu de oración y caridad penitencial es desde donde el Señor nos invita a prepararnos a la Pascua de la Resurrección.
Recordemos una vez más que fueron 40 días en los que Jesús permaneció en el desierto en combate contra el espíritu del mal ayunando y orando.
El ayuno es importante que lo practiquemos porque nos ayuda a fortalecer nuestra vida espiritual. En el ayuno expresamos nuestra libertad que corresponde a Dios que nos llama a ordenar nuestra vida: conviértanse. Ayunar es una manera de decirle a Dios que estamos dispuestos acomodar todo nuestro ser natural para poder darle respuesta a su querer y voluntad. Ayunar es decidirse a cambiar y expresamos esa decisión apartándonos de lo que no nos permite estar cerca de Dios. Por eso cualquiera sea la privación a lo que nos atenemos cuando ayunamos porque comemos menos, porque ese día comemos pan y tomamos agua, porque comemos solo la fruta, verduras.
En la Sagrada Escritura leemos que Moisés subió a la montaña y allí oró e hizo ayuno durante 40 días. Al cabo del ayuno, Dios se le apareció e hizo un pacto con él y con todo Israel. Siglos más tarde el Profeta Elías pasó 40 días en el desierto, al cabo del cual Dios le habló y le dio instrucciones y fortaleza para que cumpliera la obra de restauración espiritual que le encomendaba. El desierto nos ofrece una magnífica oportunidad para dominar los apetitos naturales, dejar de lado los demás afanes y distracciones, dedicarnos a escuchar la voz de Dios con mayor claridad y recibir su gracia en mayor plenitud.
Jesús pasó 40 días de ayuno en el desierto justo antes de iniciar su vida pública, para dedicarse a orar y prepararse para enseñar, curar a los enfermos y, lo más importante, establecer un nuevo pacto o alianza con el pueblo de Dios mediante su muerte en la cruz. Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, ayuno y abstinencia se deben guardar el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Desde los 14 años hasta los 59 años cumplidos existe la obligación de no comer carne los viernes.
viernes, marzo 18, 2011
Tiempo de Penitencia, oración y mucho ayuno
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Comienza la Cuaresma
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
El tiempo litúrgico dentro de la Iglesia Católica nos lleva en oración al encuentro del tiempo de la Cuaresma, una oportunidad para renovarnos espiritualmente y empezar nuestra propia conversión. Es un tiempo de reflexión donde cada cristiano debe seriamente evaluar con conciencia como ha llevado su vida en el caminar hacia el encuentro con Cristo. Algunos católicos siempre se sorprenden cuando se les recuerda que el miércoles próximo es el Miércoles de Ceniza. Pues se asustan al enterarse que su vida de Iglesia anda bastante descuidada y pues, aunque muchos se sorprenden, es un campanazo con mucho ruido que hace despertar a muchos que han estado alejados de la Penitencia, la oración, el ayuno y sobre todo las Obras de Misericordia.
Con la celebración significativa del Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de Cuaresma, época en que la Iglesia nos invita a la reflexión, la conversión y la renovación de la fe, y lo hace reiterando el mensaje de los profetas del antiguo Israel. El tiempo de Cuaresma se desarrolla en 40 días, empieza miércoles de Ceniza y termina con la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
El color litúrgico de este tiempo es morado que significa luto, silencio, recogimiento y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia y de conversión espiritual, tiempo de preparación al misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar nuestro estilo de vida, al morir el hombre de mundo para que resucite el hombre nuevo espiritual. La Iglesia Católica nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y realizando obras de caridad. La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de sacar de nuestros corazones el odio, la envidia, los celos, el rencor, el chisme, las malas palabras, la pereza, los vicios y la falta de solidaridad con el prójimo que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la Resurrección.
La Práctica de la Cuaresma data desde el Siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de Penitencia y de renovación para toda la Iglesia con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las Iglesias de oriente, la practica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de acercamiento al único salvador: Cristo Jesús.
El tiempo litúrgico dentro de la Iglesia Católica nos lleva en oración al encuentro del tiempo de la Cuaresma, una oportunidad para renovarnos espiritualmente y empezar nuestra propia conversión. Es un tiempo de reflexión donde cada cristiano debe seriamente evaluar con conciencia como ha llevado su vida en el caminar hacia el encuentro con Cristo. Algunos católicos siempre se sorprenden cuando se les recuerda que el miércoles próximo es el Miércoles de Ceniza. Pues se asustan al enterarse que su vida de Iglesia anda bastante descuidada y pues, aunque muchos se sorprenden, es un campanazo con mucho ruido que hace despertar a muchos que han estado alejados de la Penitencia, la oración, el ayuno y sobre todo las Obras de Misericordia.
Con la celebración significativa del Miércoles de Ceniza comienza el tiempo de Cuaresma, época en que la Iglesia nos invita a la reflexión, la conversión y la renovación de la fe, y lo hace reiterando el mensaje de los profetas del antiguo Israel. El tiempo de Cuaresma se desarrolla en 40 días, empieza miércoles de Ceniza y termina con la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
El color litúrgico de este tiempo es morado que significa luto, silencio, recogimiento y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia y de conversión espiritual, tiempo de preparación al misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar nuestro estilo de vida, al morir el hombre de mundo para que resucite el hombre nuevo espiritual. La Iglesia Católica nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y realizando obras de caridad. La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de sacar de nuestros corazones el odio, la envidia, los celos, el rencor, el chisme, las malas palabras, la pereza, los vicios y la falta de solidaridad con el prójimo que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la Resurrección.
La Práctica de la Cuaresma data desde el Siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de Penitencia y de renovación para toda la Iglesia con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las Iglesias de oriente, la practica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de acercamiento al único salvador: Cristo Jesús.
jueves, marzo 17, 2011
Invierta en la bolsa de valores espirituales
Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos
El golpe mortífero que nos ha pegado estos últimos años con la crisis económica tiene a todo el mundo preocupado. La mayoría de personas están tratando de reorganizarse en cuanto a los gastos de la canasta familiar, a mantenerse estable y cuidar los trabajos y a vivir de una forma más sencilla.
De toda crisis en nuestro diario vivir siempre aprendemos una lección que al final ayuda a mejorar nuestro estilo de vida y alejarnos del despilfarro y el gasto innecesario. Estas preocupaciones nos han llevado a acercarnos más a Dios y a la Iglesia, pues hemos entendido por fin que cuando tenemos a Cristo en nuestras vidas encontramos por fin la verdadera ganancia, una ganancia que cuando invertimos en ella se convierte en una verdadera bolsa productiva de valores espirituales.
El banco de la vida eterna es el más seguro y que al final de los tiempos nos va a brindar felicidad, seguridad, paz y sobretodo mucha estabilidad. Si invertimos mas en la oración, aumentamos más la producción en cuanto la fe y la esperanza, nuestras ganancias serán mayores y más beneficiosas tanto en lo personal como familiar. Es urgente que en este tiempo maravilloso donde Dios nos envía muchas luces a nuestras vidas invirtamos seriamente en la bolsa de valores espirituales y acabemos con la devaluación moral.
Las 12 ganancias en que debemos invertir que recomiendo son:
1. El valor del tiempo
2. El éxito de la perseverancia
3. La satisfacción del trabajo honrado
4. La dignidad de la sencillez
5. La importancia del carácter
6. El encanto de la amabilidad
7. La influencia del ejemplo
8. La fuerza del deber
9. La prudencia de la economía
10. El poder de la paciencia
11. La luz de la rectitud
12. La magia del amor
Necesitamos calidad en las personas más que en los productos. Y calidad en las familias y no solo en las empresas. La mejor inversión es invertir tiempo en Dios y en la oración.
El golpe mortífero que nos ha pegado estos últimos años con la crisis económica tiene a todo el mundo preocupado. La mayoría de personas están tratando de reorganizarse en cuanto a los gastos de la canasta familiar, a mantenerse estable y cuidar los trabajos y a vivir de una forma más sencilla.
De toda crisis en nuestro diario vivir siempre aprendemos una lección que al final ayuda a mejorar nuestro estilo de vida y alejarnos del despilfarro y el gasto innecesario. Estas preocupaciones nos han llevado a acercarnos más a Dios y a la Iglesia, pues hemos entendido por fin que cuando tenemos a Cristo en nuestras vidas encontramos por fin la verdadera ganancia, una ganancia que cuando invertimos en ella se convierte en una verdadera bolsa productiva de valores espirituales.
El banco de la vida eterna es el más seguro y que al final de los tiempos nos va a brindar felicidad, seguridad, paz y sobretodo mucha estabilidad. Si invertimos mas en la oración, aumentamos más la producción en cuanto la fe y la esperanza, nuestras ganancias serán mayores y más beneficiosas tanto en lo personal como familiar. Es urgente que en este tiempo maravilloso donde Dios nos envía muchas luces a nuestras vidas invirtamos seriamente en la bolsa de valores espirituales y acabemos con la devaluación moral.
Las 12 ganancias en que debemos invertir que recomiendo son:
1. El valor del tiempo
2. El éxito de la perseverancia
3. La satisfacción del trabajo honrado
4. La dignidad de la sencillez
5. La importancia del carácter
6. El encanto de la amabilidad
7. La influencia del ejemplo
8. La fuerza del deber
9. La prudencia de la economía
10. El poder de la paciencia
11. La luz de la rectitud
12. La magia del amor
Necesitamos calidad en las personas más que en los productos. Y calidad en las familias y no solo en las empresas. La mejor inversión es invertir tiempo en Dios y en la oración.
miércoles, marzo 16, 2011
Tiempo de hacer balance de lo bueno
Por el Rev. Jose Eugenio Hoyos
A pesar de que en estos últimos tiempos estamos viviendo momentos difíciles en el mundo con una crisis económica donde todavía no se ve una clara recuperación afectando a tantas personas, terremotos y tsunamis llevándose por doquier grandes ciudades y arrebatando la vida a personas inocentes, la desigualdad social sigue creciendo y todavía en espera de encontrar las medicinas que remedien y curen definitivamente el cáncer o el SIDA. Pero a pesar de un panorama bastante desolador y obscuro encontramos la otra cara de nuestra civilización. Y esa otra faceta son los millones de personas que no desconocen esta situación y que al contrario con una actitud generosa, solidaria y bondadosa están realizando obras maravillosas en favor de la humanidad y creando así un balance mucho más humano.
Cada ser humano en este mundo dentro de su riqueza interior o espiritual está llamado a colocar un granito de arena para aliviar los problemas que aquejan al mundo. Hoy hay que tomar tiempo para pensar, luchar y trabajar en la construcción de una sociedad más humana y justa, debemos con gratitud apreciar y valorar más las maravillas en esta vida. Hay que disfrutar todo lo grato y positivo. En el mundo hay más luz que oscuridad. Repito millones de personas se movilizan calladamente en todos los rincones de nuestro querido planeta haciendo el bien, regalando una sonrisa, o apoyando una obra social; con tiempo o económicamente.
Hay que reflexionar y sacer tiempo para hacer un serio balance de lo bueno y positivo que estamos haciendo personalmente. Enriquece tu vida y siéntete bien con acciones heroicas, ayudando a tus semejantes, uniéndote en cadenas de oración pro los enfermos y necesitados y sobre todo siendo artífice de la paz y la no violencia. No seas del grupo de las quejumbrosos, pregoneros del mal que solo saben lamentarse y renegar.
Haz continuo balance de lo bueno y da gracias porque hoy estamos mejor que antes en la mayoría de las cosas. Mejor que en los tiempos de la esclavitud y del racismo. Hay mucho para hacer todavía, tus ideas, tus sueños y tus proyectos ayudaran a cambiar positivamente el mundo. Entusiasmo es tomar conciencia de que Dios está en el íntimo ser. Tú eres una criatura importante y maravillosa en este mundo.
A pesar de que en estos últimos tiempos estamos viviendo momentos difíciles en el mundo con una crisis económica donde todavía no se ve una clara recuperación afectando a tantas personas, terremotos y tsunamis llevándose por doquier grandes ciudades y arrebatando la vida a personas inocentes, la desigualdad social sigue creciendo y todavía en espera de encontrar las medicinas que remedien y curen definitivamente el cáncer o el SIDA. Pero a pesar de un panorama bastante desolador y obscuro encontramos la otra cara de nuestra civilización. Y esa otra faceta son los millones de personas que no desconocen esta situación y que al contrario con una actitud generosa, solidaria y bondadosa están realizando obras maravillosas en favor de la humanidad y creando así un balance mucho más humano.
Cada ser humano en este mundo dentro de su riqueza interior o espiritual está llamado a colocar un granito de arena para aliviar los problemas que aquejan al mundo. Hoy hay que tomar tiempo para pensar, luchar y trabajar en la construcción de una sociedad más humana y justa, debemos con gratitud apreciar y valorar más las maravillas en esta vida. Hay que disfrutar todo lo grato y positivo. En el mundo hay más luz que oscuridad. Repito millones de personas se movilizan calladamente en todos los rincones de nuestro querido planeta haciendo el bien, regalando una sonrisa, o apoyando una obra social; con tiempo o económicamente.
Hay que reflexionar y sacer tiempo para hacer un serio balance de lo bueno y positivo que estamos haciendo personalmente. Enriquece tu vida y siéntete bien con acciones heroicas, ayudando a tus semejantes, uniéndote en cadenas de oración pro los enfermos y necesitados y sobre todo siendo artífice de la paz y la no violencia. No seas del grupo de las quejumbrosos, pregoneros del mal que solo saben lamentarse y renegar.
Haz continuo balance de lo bueno y da gracias porque hoy estamos mejor que antes en la mayoría de las cosas. Mejor que en los tiempos de la esclavitud y del racismo. Hay mucho para hacer todavía, tus ideas, tus sueños y tus proyectos ayudaran a cambiar positivamente el mundo. Entusiasmo es tomar conciencia de que Dios está en el íntimo ser. Tú eres una criatura importante y maravillosa en este mundo.
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