Por José
Eugenio Hoyos
1 Reyes capitulo 18 versículo 22 y siguientes: “Elías dijo al
Pueblo: “Soy el único que queda de profetas de Yavé, y ustedes ven aquí a
cuatrocientos cincuenta profetas de Bael.
El fuego del Espíritu de Dios es un elemento que tiende a
crecer y a propagarse, y cuando toma suficiente fuerza es muy difícil de
apagar. El fuego del Espíritu de Dios, encendido en el creyente tiende a
expandirse y a crecer. Cuando escuchamos por ejemplo en Misas de Sanación, en
Congresos de liberación o sanación los testimonios de milagros lo que podemos
percibir y notar es que en cada sanación en cada liberación, en cada unción y
en cada milagro se siente el fuego que viene directamente del aposento alto que
viene desde el cielo y de las mismas manos de Jesucristo Medico Divino.
Quien ha sido encendido por Cristo se debe al anuncio del
Evangelio y no podrá quedarse ni callado ni quieto ante el actuar de Dios.
En la Iglesia encontramos muchas veces que hay algunos de
acuerdo, otros criticándote, otros sembrando dudas, algunos de acuerdo o
indiferentes… Otros echándote zancadilla, otros sin convencimiento de la obra
de Dios en ti. Por eso puede suceder que el mensaje de Cristo genere diferentes
opiniones y hasta divisiones, pues no es fácil encender la llama y mucho menos
mantener esa llama encendida en algunos grupos de oración, y hasta en la misma
Iglesia. El Fuego del Espíritu Santo debe movernos a consumirnos en servicio
por aquellos que les cuesta creer y encender cada día mas su fe.