Si constantemente agradecemos a Dios por todas las bendiciones que recibimos cada instante nuestra existencia tendría una mejor proyección y una alegría inmensa. Nuestra vida será más armónica y todo lo que suceda será dirigido directamente por Dios. “Cuentan que una vez llego un hombre al cielo y Jesús comenzó a mostrarle los diferentes departamentos existentes. El hombre notó lo atareado que esta el departamento de peticiones - y - bendiciones – donde se reciben las peticiones de las personas y donde se entregan las bendiciones solicitadas. Notó un departamento solitario y con un solo ángel! Le preguntó entonces a Jesús cual era aquel departamento, y Jesús le contesto: es el departamento donde se reciben los agradecimientos por las bendiciones recibidas a través de las peticiones”.
Porque delicado es agradecer. Por eso desde este instante te invito a que pongas a trabajar a ese ángel en el cielo que disfrutará y se gozará de todos tus agradecimientos enviados: Si tu salud ves languidecer, y pidiéndole a Dios la vez restablecer agradece.
Si de un peligro te viste liberado, agradece. Por la familia a la que perteneces, agradece. Por el trabajo que realizas con provecho, agradece. Cuando sufriendo soledad has encontrado compañía, agradece. Cuando siendo optimista día a día tu corazón crece, agradece. Si en tus luchas no siempre vences, agradece. Si tu fe la robusteces con obras de misericordia, agradece. Por la naturaleza y sus innumerables frutos, agradece. Por el arcoíris y sus colores relucientes, agradece. Cuando la vida te presente contrariedades, agradece. Cuando le sientas con vigor corporal y energías positivas, agradece. Gracias, bendito Dios, por el día que despido con serenidad y el nuevo día que recibo con esperanza. Gracias incluso por los errores de los que he aprendido, algo y por los golpes que me han hecho madurar. Gracias por el tesoro del hogar, el regalo de los amigos y el apoyo de tantas personas.
Gracias, amigo Dios, por la fe que me ilumina, la esperanza que me mueve y el amor que me da felicidad. En tus manos, bendito Dios, pongo mi vida y la de mis seres queridos con una firme confianza. Gracias, Señor, por ser mi luz, mi guía, mi amigo, mi amor y mi esperanza, pues estoy eternamente agradecido.