El tiempo de la esclavitud ya pasó, ni deberá volver a existir; ha sido uno de los grandes pecados de la humanidad. Pero desafortunadamente el hombre sigue esclavo por su propia voluntad y es esclavo por el pecado.
En el Evangelio de San Juan 8.31 y siguientes se dice: En aquel tiempo dijo Jesús a los Judíos que habían creído en ÉL.: “si os mantenéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” ; ellos le respondieron: “nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú os haréis libres? Jesús les respondió: “en verdad en verdad os digo: todo él que comete pecado es un esclavo y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si pues el hijo os da la libertad seréis realmente libres.
En el movimiento Católico
de la Renovación Carismática se tiene la oportunidad de romper las cadenas de
la esclavitud del pecado del hombre carnal. En el momento que participamos del
seminario de vida en el Espíritu comienza el rompimiento a toda atadura que nos
mantenía ciegos, ignorantes y alejados de la presencia de Dios.
En este seminario
de vida en el Espíritu lo primero que entendemos es que las cadenas opresoras
son quitadas por el “amor de Dios”. Luego reconocemos que el pecado
verdaderamente nos estaba haciendo daño y atrofiando el Alma; luego
experimentamos un gran cambio en nuestras vidas, una conversión y un
arrepentimiento profundo.Y continuamos liberándonos con la palabra de Dios, asistiendo a los crecimientos, participando en los ministerios de imposición de manos, de intercesión y liberación.
Cada seguidor de Cristo debe participar activamente en
retiros, eventos Espirituales, Misas de Sanación, Horas Santas y sobre todo
tener especial amor por la madre de Dios venerarla y agradecerle infinitamente su intercesión
ante nuestro señor Jesucristo. También demos frecuentar los Sacramentos y ser
un adorador de Jesús Eucaristía, pues estamos Bendecidos, Encendidos, Sanados y en Victoria y así recibiremos Sanación Setenta Veces Siete.
Porque recibes Sanación no cuando lloras, sino cuando Oras.