jueves, diciembre 23, 2010

Pastorelas y Novenas al Niño Dios

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


Después de varias semanas de preparación espiritual en este hermoso tiempo de Adviento hemos llegado a la tan esperada Navidad. Nuestra comunidad Latinoamericana rica en tradiciones y celebraciones Navideñas no podía quedarse atrás. Desde hace días, por ejemplo, en varias parroquias de nuestra Diócesis de Arlington hemos podido disfrutar de las pastorelas, posadas y novenas al Niño Dios.
Para los centroamericanos y mexicanos las posadas son el centro de su preparación espiritual, lo contrario a los países suramericano como Colombia, Ecuador y Venezuela, la Novena al Niño Dios.

A pesar de que el comercio ha querido opacar nuestra verdadera Navidad con Jesús, las familias hispanas con valentía tratan de preservar las tradiciones Navideñas dándoles una fuerza espiritual. Para nuestra comunidad hispana la expresión de fe acompañada de nuestra cultura y fe le da un toque especial a estas celebraciones, compartimos como otros países hermanos, el profundo sentido espiritual durante la Navidad así como costumbres, rituales y tradiciones específicas de la época: rezamos con fervor y devoción en la Iglesia y en la casa, adornamos el árbol de Navidad y el pesebre, enviamos tarjetas navideñas llenas de afecto y de buenos deseos, decoramos las casas, nos reunimos con familiares y amigos, compartimos regalos y disfrutamos de la comida y bebidas típicas en esta época del año.

Desde el 16 al 24 de diciembre participamos en las posadas, novenas al niño Dios, compartiendo con familiares y amigos. Dentro de este contexto familiar y festivo, la alegría, como también la nostalgia y depresión son sentimientos comunes en la temporada Navideña. Para muchos inmigrantes sin familiares presentes es común la sensación de sentirse solos, de extrañar las tradiciones y costumbres navideñas de su país, añorar a sus seres queridos que están lejos o que han fallecido. Otros pueden estar pasando por situaciones difíciles como separaciones familiares, dificultades económicas, legales o de salud.

La posada es una especie de representación de lo que pasaron la Virgen y San José para que les dieran posada y dar luz al Niño Jesús. En algunos lugares antes de la cena de Navidad el 24 de diciembre, cuando suenan las 12 campanadas, las familias toman al Niño Dios del pesebre y uno a uno lo van arrullando y pidiéndole un deseo.

Que cada Navidad cantemos los villancicos: “A las doce de la noche un niñito nacerá, alegraos, pastorcitos que el que nace Dios será”. Feliz Navidad y que el Niño Dios colme de bendiciones y paz a todos los hogares en la tierra.

Navidad de esperanza para los inmigrantes

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


Ha llegado la Navidad, el tiempo esperado por todos los cristianos en el mundo entero. Cada Navidad tienen algo especial, pues es una oportunidad para realizar una seria reflexión en mi encuentro personal con mi Salvador y Redentor: Cristo Jesús. Es la época difícil de ignorar sea que nos traiga buenos o tristes recuerdos. En la Navidad, cuando abrimos completamente nuestros corazones a Dios se siente con fuerza la presencia del Dios encarnado.
Muchas de nuestras familias de origen latinoamericano van a estar celebrando el 24 de diciembre la visita del Niño Dios. Unos reunidos con toda la familia, otros esperando una mamá o papá que a la madrugada todavía no ha llegado porque le toca trabajar en la noche. Y familias enteras llenas de recuerdos contentándose solo con las imágenes de sus seres queridos que ya no están, unos porque se encuentran en la Vida Eterna y otros porque fueron deportados en las redadas de inmigración y también por aquellos que abandonaron el hogar y nunca más regresaron.
Pero con alegría nos olvidaremos por un momento de cada tragedia familiar, social o económica para comprender y sentir de que si vale la pena celebrar la Navidad porque el que nace en esta ocasión es el amigo que nunca nos falla, el Emmanuel: Dios entre nosotros. El que nos anima, nos da vida y nos motiva a seguir adelante y a entender de que si se puede.
Ojala que el Niño Dios susurre al Presidente Obama en sus sueños navideños y le aconseje que este año debe firmar y apoyar más la reforma migratoria, para que millones de familias, de jóvenes y niños puedan empezar un nuevo año lleno de esperanza, de prosperidad y sin miedo a la persecución y discriminación.
Que estas Navidades nos traigan amor, paz, seguridad y bienestar para todos, para que en unidad todos cantemos: “Navidad, es Navidad toda la tierra se alegra, inmigrante a dónde vas?” Dejad las preocupaciones y tristezas que esta noche el Niño Dios llegara; inmigrantes sin trabajo, ni familia, ni hogar, ven a mi casa esta noche que mañana Dios dirá. ¡Animo y Feliz Navidad!