jueves, diciembre 23, 2010

Navidad de esperanza para los inmigrantes

Por el Rev. José Eugenio Hoyos


Ha llegado la Navidad, el tiempo esperado por todos los cristianos en el mundo entero. Cada Navidad tienen algo especial, pues es una oportunidad para realizar una seria reflexión en mi encuentro personal con mi Salvador y Redentor: Cristo Jesús. Es la época difícil de ignorar sea que nos traiga buenos o tristes recuerdos. En la Navidad, cuando abrimos completamente nuestros corazones a Dios se siente con fuerza la presencia del Dios encarnado.
Muchas de nuestras familias de origen latinoamericano van a estar celebrando el 24 de diciembre la visita del Niño Dios. Unos reunidos con toda la familia, otros esperando una mamá o papá que a la madrugada todavía no ha llegado porque le toca trabajar en la noche. Y familias enteras llenas de recuerdos contentándose solo con las imágenes de sus seres queridos que ya no están, unos porque se encuentran en la Vida Eterna y otros porque fueron deportados en las redadas de inmigración y también por aquellos que abandonaron el hogar y nunca más regresaron.
Pero con alegría nos olvidaremos por un momento de cada tragedia familiar, social o económica para comprender y sentir de que si vale la pena celebrar la Navidad porque el que nace en esta ocasión es el amigo que nunca nos falla, el Emmanuel: Dios entre nosotros. El que nos anima, nos da vida y nos motiva a seguir adelante y a entender de que si se puede.
Ojala que el Niño Dios susurre al Presidente Obama en sus sueños navideños y le aconseje que este año debe firmar y apoyar más la reforma migratoria, para que millones de familias, de jóvenes y niños puedan empezar un nuevo año lleno de esperanza, de prosperidad y sin miedo a la persecución y discriminación.
Que estas Navidades nos traigan amor, paz, seguridad y bienestar para todos, para que en unidad todos cantemos: “Navidad, es Navidad toda la tierra se alegra, inmigrante a dónde vas?” Dejad las preocupaciones y tristezas que esta noche el Niño Dios llegara; inmigrantes sin trabajo, ni familia, ni hogar, ven a mi casa esta noche que mañana Dios dirá. ¡Animo y Feliz Navidad!

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