miércoles, noviembre 26, 2014

Preparándonos para el Adviento.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


Los Católicos tenemos varias oportunidades para preparar  nuestros corazones, familias y anunciar al mundo que es tiempo especial para recibir un nuevo nacimiento de Cristo único salvador y redentor.
Hemos celebrado juntos varios acontecimientos y eventos litúrgicos, ya pasó la Cuaresma, la Asencion, la Anunciación, Pentecostés y ahora nos llega el Adviento.

En nuestra comunidad hispana Católica estos son momentos muy especiales debido a la tradición tan fuerte que llevamos en nuestra Fe y en nuestras devociones populares. Los latinos siempre nos hemos caracterizado por ser pacientes en la espera del salvador del mundo y es por ello que desde antes del Adviento nos preparamos en Oración, Vigilias, Horas santas y en novenas.


En realidad es un tiempo de espera donde nos preparamos para limpiar nuestra conciencia con la participación del Sacramento de la penitencia, obras de caridad, Oración  ante el Santísimo Sacramento y llevando un estilo de vida de un creyente ejemplar y seguidor de la Virgen Maria y del Evangelio de Cristo.
El Emérito Papa Benedicto XVI nos ha dicho que el Adviento no significa esperar algo que todavía no ha llegado. Esperamos a alguien que ha llegado ya pero no del todo, no plenamente. Tenemos Fe, pero necesitamos mucha más para que el nombre de Cristiano responda a la realidad de un vivir en Cristo.
Es preciso volver al Bautismo, cuando Cristo vino a vivir en nuestra vida. Cristo era la vida de San Pablo, al extremo que ya no soy lo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí.
Esto nos dice el Papa, es privilegio de todo aquel que acaba de bautizarse. Y es responsabilidad del Bautizado acoger esa misteriosa vida de Cristo incipiente y conducirla a plenitud.


El Adviento nos prepara para recibir un nacimiento singular. No es el nacimiento de un niño más, sino del niño que tras la muerte resucitará. Por eso esta es la gran fiesta de la vida. Si no, estaríamos completamente ante el nacimiento de un ajusticiado.
En el tiempo de Adviento vivimos mediante la perseverancia  en la Oración y conectados con la Fe la realidad de la presencia de Cristo.

¡No esperes más, es tiempo de comenzar a preparar el Adviento en Familia!

lunes, noviembre 24, 2014

El Espíritu Santo fortalece nuestra Sanación.

Por Rev. José Eugenio Hoyos.


El yoga, el reiki y otras formas de relajamiento no tienen de ninguna forma el poder sanador que tiene la Oración y la Fe en cristo Jesús.
Hoy el mundo nos ofrece cantidad de productos y métodos para sanar y liberar pero la mayoría de ellos  son pasajeros, lo único que tiene poder y que si es efectivo es la medicina de Cristo; su sangre y sus llagas.

“Porque la palabra de Dios… penetra hasta lo más íntimo del ser, hasta las articulaciones y la medula y es capaz de discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. Ninguna cosa creada escapa su vista, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas” (HB 4, 12-13).



Jesús mismo entiende que todavía estamos enfermos en esas áreas y lugares y quiere limpiarnos, purificarnos con la energía y el poder sanador del Espíritu Santo.
El que está enfermo puede decidirse, no tiene vida plena, vida abundante. Puede decirse que hay zonas en el que están como muertas. Pero Jesús vino para que tuviéramos “Vida en Abundancia” (Juan 10,10).

Cristo el medico del Alma y del cuerpo acompañado del Espíritu Santo tiene poder para calmar las tempestades, como lo hizo en Tiberiades y cuidar nuestras vidas porque su amor es infinito, más de lo que podemos pensar, imaginar y sentir. Cada vez que Cristo Sana, Dios actúa y el espíritu Santo confirma la Sanación completa.