Por José
Eugenio Hoyos
Cada Eucaristía tiene poder sanación nadie lo discute la
Santa Misa sana y libera.
Pero las Misas por los enfermos, Misas de Sanación o Misas Carismáticas
son celebradas con la intención de darle un puesto y tiempo especial a los
enfermos necesitados, desahuciados, deprimidos y oprimidos por algún espíritu.
Son la misma Eucaristía donde al final se termina con oración
a los enfermos e imposición de manos por un ministerio bien instruido y formado
pastoralmente. Jesús en estas misas es el que brinda la sanación solo Jesús sana,
salva y libera.
Muchas personas buscan para solucionar sus problemas,
utilizan curaciones naturales, modos mágicos o rápidos sin comprometer el corazón
y la vida con Dios.
Estos en el fondo, no quieren convertirse, ya que esto implicaría
un cambio de vida, luchar contra el pecado, huir de los vicios y de lo que me
invita a pecar (Espíritu del mundo y la concupiscencia).
Necesitamos querer sanarnos, salir de nuestro encierro y
buscar al Señor con firmeza y decisión. El primer obstáculo para recibir sanación
es no querer convertirse o sanarse.
El segundo obstáculo: es creer que no necesito nada de Dios
ni de otros: hay muchos que creen no necesitar de Dios y menos sanarse. Es la
soberbia que puede enceguecer nuestra mente y endurecer el corazón.
Nos mentimos a nosotros mismos cuando creemos que no
necesitamos sanación.
Tercer obstáculo: creer que no tengo solución: es un actitud
de derrotismo donde el pesimismo esta al orden del día. Hay perdida de
esperanza, cansancio de vivir, de luchar y de sufrir.
Cuarto obstáculo: no haber decidido hacer la voluntad de
Dios: nuestra tibieza o mediocridad van impidiendo que nos decidamos de una vez
por todas a seguir y entregarnos por completo a Cristo y a su Iglesia.
La inconstancia en la oración o la participación en los
Sacramentos debilita mas al enfermo (Insisto en participar en grupos de oración
Carismáticos).
Quinto obstáculo: estar aturdidos, perdidos y saturados. Muchos
Católicos nada les llena, piensan que lo tienen todo, nada calma esa sed de
amor infinito, nada nos salva, nada hace bien fuera del amor de Dios.