Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Hablamos, discutimos, asistimos a conferencias y foros para encontrar soluciones a conflictos armados, a la guerra y las consecuencias que trae la postguerra, al terrorismo, violencia entera pandillas etc., pero poco hablamos sobre nuestra propia paz. “La paz de Dios, que supera todo entendimiento, guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).
Paz hemos dicho muchísimas veces es un derecho que Dios nos ha regalado pero el hombre por su dureza de corazón lo ha malentendido, desechado y olvidado. La paz no significa que las personas tienen que ir a un lugar aislado y sin ruido, o ir a meditar en un bosque, o al lado de un arroyo de fuentes de agua saltarinas, sin experimentar las preocupaciones del diario vivir, sin trabajar etc. Una paz saludable es la que forjamos en medio de problemas turbulentos inyectándole el mejor ingrediente como es la prudencia, la calma y la paciencia. Tratemos de sentir cada día esa paz interna que todos llevamos dentro del corazón y que esta en proceso de gestación, ella nos hará sentir en armonía con nosotros mismos y con el universo.
Es bueno recordar que en occidente casi no utilizamos el hemisferio cerebra derecho. Es el hemisferio de la intuición, la creatividad, la imaginación, la fantasía y la interiorización. Por eso nos emocionamos tanto al reducir nuestra vida al campo de lo racional, el cálculo y los análisis. Nos conviene crear espacios de silencio relájate y da soledad creativa y meditaba.
No es fácil en un mundo de tanto acelere y tan consumista, pero cada día son más los que se cultivan espiritualmente. Si tú te amas un poco, dejas de vivir en función del dinero o el poder y pones la paz interior como una prioridad. Tomas la decisión de quererte, de cuidar tu alma, de dedicar tiempo a tus seres queridos y de no ser esclavo de lo material. Te regalas espacios de silencio y relajación y poco a poco llenas tu vida de calma. Si quieres una tranquilidad relajante trae a tu mente un paisaje favorito, un mar reluciente con un sol brillante, unas cascadas, un jardín lleno de flores, o niños jugando en el parque. De todas formas si eres feliz, traerás paz. Disfruta la naturaleza con solo mirarla trae paz.
Foto: El conocido monje norteamericano Thomas Merton buscaba a Dios en la naturaleza.
viernes, febrero 27, 2009
Encontré a José Luis Perales en el paraíso
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Toda una vida he estado curioso y fascinado con las historias del cielo y el paraíso. Pues lo primero que aprendemos en nuestra catequesis parroquial es un paraíso relacionado con Adán y Eva. Pero una de las cosas más curiosas es que buscando e investigando sobre el más allá me encontré el paraíso y para mi mayor sorpresa allí encontré al cantante José Luis Perales preguntándole también a Dios muchas cosas que están pasando a nivel mundial y le decía: “Dime porque la gente no sonríe? ¿Por qué las armas en las manos? ¿Por qué los hombres mal heridos? ¿Por qué los niños maltratados? ¿Por qué los viejos olvidados? ¿Por qué los sueños prohibidos? Dímelo Dios por que te niegas a escuchar?” Y así como él, yo y todos ustedes en el paraíso encontremos todas las respuestas que andábamos buscando. La letra de la canción es un adelanto para prepararnos a ganar un buen puesto en el paraíso prometido.
Me han contado que existe un paraíso
adonde va la gente
no importa lo malvado que hayas sido
si un día te arrepientes.
Olvidé preguntar si había un sitio
para los fumadores.
Lo que parece cierto es que no van
los especuladores
Ni los banqueros
ni dictadores
ni los que mienten desde su tribuna
ni los estafadores
que su camello es demasiado grande
y el ojo de su aguja
tan pequeño
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho
Me han contado que existe un paraíso.
Me han contado que existe un paraíso
donde cabemos todos.
Que por solo un minuto arrepentido
te lo perdonan todo.
Olvidé preguntar si había un sitio
donde escribir canciones.
Lo que parece cierto es que no van
los que se creen mejores.
Los vanidosos
los elegidos
los pregoneros de sus caridades
los dueños de la tierra
que su poder es demasiado grande
y el hueco de su alma
tan pequeño.
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es mas estrecho.
Que no hay soberbios
ni terroristas
ni tratantes de blancas ni de negros
que no hay violadores
traficantes de niños ni de sueños
ni lobos disfrazados
de corderos.
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho.
Que ha medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho.
Me han contado que existe un paraíso…
El paraíso más que un lugar es su estilo de vida, es la dimensión del amor y de la armonía. Es un reino esquivo para aquellos que viven para tener, obnubilados por la inmortalidad y la ambición. El paraíso esta en ti, cuando en tu escala de valores lo espiritual prima sobre lo material y no idolatras al Dios dinero. Eliges el cielo, cuando el amor inspira tus acciones, y te consagras a servir y a sembrar la paz con la justicia. Anticipas el paraíso cuando eres bondadoso y ecuánime, cuando las cosas materiales no te esclavizan, buscando el paraíso encontré a Dios, los Ángeles, la virgen, los Santos, a mis familiares y por supuesto al curioso de José Luis Perales.
Toda una vida he estado curioso y fascinado con las historias del cielo y el paraíso. Pues lo primero que aprendemos en nuestra catequesis parroquial es un paraíso relacionado con Adán y Eva. Pero una de las cosas más curiosas es que buscando e investigando sobre el más allá me encontré el paraíso y para mi mayor sorpresa allí encontré al cantante José Luis Perales preguntándole también a Dios muchas cosas que están pasando a nivel mundial y le decía: “Dime porque la gente no sonríe? ¿Por qué las armas en las manos? ¿Por qué los hombres mal heridos? ¿Por qué los niños maltratados? ¿Por qué los viejos olvidados? ¿Por qué los sueños prohibidos? Dímelo Dios por que te niegas a escuchar?” Y así como él, yo y todos ustedes en el paraíso encontremos todas las respuestas que andábamos buscando. La letra de la canción es un adelanto para prepararnos a ganar un buen puesto en el paraíso prometido.
Me han contado que existe un paraíso
adonde va la gente
no importa lo malvado que hayas sido
si un día te arrepientes.
Olvidé preguntar si había un sitio
para los fumadores.
Lo que parece cierto es que no van
los especuladores
Ni los banqueros
ni dictadores
ni los que mienten desde su tribuna
ni los estafadores
que su camello es demasiado grande
y el ojo de su aguja
tan pequeño
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho
Me han contado que existe un paraíso.
Me han contado que existe un paraíso
donde cabemos todos.
Que por solo un minuto arrepentido
te lo perdonan todo.
Olvidé preguntar si había un sitio
donde escribir canciones.
Lo que parece cierto es que no van
los que se creen mejores.
Los vanidosos
los elegidos
los pregoneros de sus caridades
los dueños de la tierra
que su poder es demasiado grande
y el hueco de su alma
tan pequeño.
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es mas estrecho.
Que no hay soberbios
ni terroristas
ni tratantes de blancas ni de negros
que no hay violadores
traficantes de niños ni de sueños
ni lobos disfrazados
de corderos.
Que a medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho.
Que ha medida que crece su fortuna
el camino a ese cielo es más estrecho.
Me han contado que existe un paraíso…
El paraíso más que un lugar es su estilo de vida, es la dimensión del amor y de la armonía. Es un reino esquivo para aquellos que viven para tener, obnubilados por la inmortalidad y la ambición. El paraíso esta en ti, cuando en tu escala de valores lo espiritual prima sobre lo material y no idolatras al Dios dinero. Eliges el cielo, cuando el amor inspira tus acciones, y te consagras a servir y a sembrar la paz con la justicia. Anticipas el paraíso cuando eres bondadoso y ecuánime, cuando las cosas materiales no te esclavizan, buscando el paraíso encontré a Dios, los Ángeles, la virgen, los Santos, a mis familiares y por supuesto al curioso de José Luis Perales.
Ayuno y abstinencia no son dietas para adelgazar
por el Rev. José E. Hoyos
Washington Hispanic
27 de febrero de 2009
Este fin de semana la mayoría de los fieles en el mundo cristiano empezamos a prepararnos de una forma diferente, profunda y efectiva para celebrar el Tiempo de Cuaresma.
Cuaresma: cuarenta días de acercamiento a Dios y de oportunidades para enriquecer nuestra vida espiritual. Los tiempos que estamos viviendo hoy no son los mejores, ni tampoco estamos viviendo el fin del mundo. Hemos reconocido y experimentado una crisis económica grave. Una recesión que para los más probres no es nueva porque siempre han vivido en recesión precaria y carente de la canasta familiar básica.
Ante esta crisis financiera que ha desestabilizado la economía global, este tiempo de reflexión cristiana se convierte en el espacio propicio propio de que lo material no es lo más importante sino que debemos volver a Dios. Hoy más que nunca, el alivio de nuestros problemas, necesidades y preocupaciones es que en este tiempo contemplemos a Jesús masacrado, secuestrado, ignorado y deportado, con nuestra actitud de recibirlo con los brazos abiertos y le dejemos en esta época entrar en nuestros corazones. Contemplemos a Cristo en la cara de cada inmigrante, del desempleado, del encarcelado, del hambriento y del rechazado, allí está en ellos viviendo Jesús.
Nuestra Iglesia nos invita al crecimiento espiritual y al encuentro de nosotros mismos para encontrar a Cristo; pero para conseguirlo debemos tener una diciplina, un orden en nuestras vidas y varias de esas prácticas son el ayuno y la abstinencia.
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día, la abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Dentro del Tiempo de Cuaresma entre estas dos fechas, los viernes no se come carne.
La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad. El ayuno y la abstinencia no son dedicados para perder el peso u ofrecerlo como dieta espiritual; es todo lo contrario. Hoy, en estos momentos, el reto de los católicos es proscribir la miseria con obras de justicia social.
El abstenernos de comer carne no es darnos un banquete cada viernes de langostas y mariscos. Ojalá escribamos y diseñemos un letrero bien grande en nuestra cocina que diga: “los viernes no se come carne, la carne está muy cara” y con toda razón crear conciencia en la familia de que es tiempo de abstinencia, ayuno, obras de caridad y mucha oración.
¡Animo! Intentemos seguir los mandatos de la Iglesia y veremos un gran crecimiento espiritual.
Washington Hispanic
27 de febrero de 2009
Este fin de semana la mayoría de los fieles en el mundo cristiano empezamos a prepararnos de una forma diferente, profunda y efectiva para celebrar el Tiempo de Cuaresma.
Cuaresma: cuarenta días de acercamiento a Dios y de oportunidades para enriquecer nuestra vida espiritual. Los tiempos que estamos viviendo hoy no son los mejores, ni tampoco estamos viviendo el fin del mundo. Hemos reconocido y experimentado una crisis económica grave. Una recesión que para los más probres no es nueva porque siempre han vivido en recesión precaria y carente de la canasta familiar básica.
Ante esta crisis financiera que ha desestabilizado la economía global, este tiempo de reflexión cristiana se convierte en el espacio propicio propio de que lo material no es lo más importante sino que debemos volver a Dios. Hoy más que nunca, el alivio de nuestros problemas, necesidades y preocupaciones es que en este tiempo contemplemos a Jesús masacrado, secuestrado, ignorado y deportado, con nuestra actitud de recibirlo con los brazos abiertos y le dejemos en esta época entrar en nuestros corazones. Contemplemos a Cristo en la cara de cada inmigrante, del desempleado, del encarcelado, del hambriento y del rechazado, allí está en ellos viviendo Jesús.
Nuestra Iglesia nos invita al crecimiento espiritual y al encuentro de nosotros mismos para encontrar a Cristo; pero para conseguirlo debemos tener una diciplina, un orden en nuestras vidas y varias de esas prácticas son el ayuno y la abstinencia.
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día, la abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Dentro del Tiempo de Cuaresma entre estas dos fechas, los viernes no se come carne.
La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad. El ayuno y la abstinencia no son dedicados para perder el peso u ofrecerlo como dieta espiritual; es todo lo contrario. Hoy, en estos momentos, el reto de los católicos es proscribir la miseria con obras de justicia social.
El abstenernos de comer carne no es darnos un banquete cada viernes de langostas y mariscos. Ojalá escribamos y diseñemos un letrero bien grande en nuestra cocina que diga: “los viernes no se come carne, la carne está muy cara” y con toda razón crear conciencia en la familia de que es tiempo de abstinencia, ayuno, obras de caridad y mucha oración.
¡Animo! Intentemos seguir los mandatos de la Iglesia y veremos un gran crecimiento espiritual.
jueves, febrero 26, 2009
Que veloces pasan esos soleados años
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Es muy cierto lo que escuchamos a toda hora como han pasado de rápido los años y continua diciendo la gente: “Se nos fue el tiempo y no hicimos nada” “¿Pero y a que hora sucedió eso?” “Como han crecido los hijos y los nietos” “El tiempo es fugaz” “Quien lo iba a creer, fueron años luz” etc. Santa Teresita de Lisieux nos dice: “Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de las entrega absoluta”.
Los niños y los jóvenes viven una infancia y una juventud sin darse cuenta que el tiempo vuela tan rápido de sus manos, que cuando despiertan a la realidad ya son adultos. En el caso de las personas de la tercera edad o edad dorada, nuestros respetados ancianitos, muchas veces se sienten defraudados porque el tiempo se les fue tan rápido que no pudieron lograr todas las metas que se habían propuesto y les llega el tiempo de las lamentaciones y de la soledad. Después de muchos años de trabajar sienten que ya no son útiles en la sociedad y que ya cumplieron su misión y que la familia y el sistema los ha dejado a un lado. Les da miedo de que sus seres queridos los abandonen, los lleven a un ancianato y nunca más los vuelvan a visitar. Muchos no quieren jubilarse, sienten que pierden en cierto modo el círculo de conocidos con quienes compartían el tiempo del trabajo.
En la etapa de la ancianidad, especialmente si va acompañada por la enfermedad, es fundamental la compañía de los hijos, que les acompañe, les reconforte y le anime. La etapa de la ancianidad y de la enfermedad de los padres es una buena oportunidad para devolverlos, a ellos, a la vida hay a Dios, algo de todo lo que hemos recibido.
Cuando voy de misión a Colombia, Bolivia, Guatemala o El Salvador me llama mucho la atención de ver la fortaleza de los ancianos de 80, 90 años, caminando por los polvorientos caminos llevando sen sus cabezas blancas por el tiempo pesadas canastas o leña para encender el fuego de sus cocinas y así brindar un alimento caliente a sus seres queridos. La fortaleza de nuestros seres queridos es admirable. En este tiempo de Cuaresma tenemos un tiempo para visitar o dar una palabra amable a un anciano.
Es muy cierto lo que escuchamos a toda hora como han pasado de rápido los años y continua diciendo la gente: “Se nos fue el tiempo y no hicimos nada” “¿Pero y a que hora sucedió eso?” “Como han crecido los hijos y los nietos” “El tiempo es fugaz” “Quien lo iba a creer, fueron años luz” etc. Santa Teresita de Lisieux nos dice: “Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de las entrega absoluta”.
Los niños y los jóvenes viven una infancia y una juventud sin darse cuenta que el tiempo vuela tan rápido de sus manos, que cuando despiertan a la realidad ya son adultos. En el caso de las personas de la tercera edad o edad dorada, nuestros respetados ancianitos, muchas veces se sienten defraudados porque el tiempo se les fue tan rápido que no pudieron lograr todas las metas que se habían propuesto y les llega el tiempo de las lamentaciones y de la soledad. Después de muchos años de trabajar sienten que ya no son útiles en la sociedad y que ya cumplieron su misión y que la familia y el sistema los ha dejado a un lado. Les da miedo de que sus seres queridos los abandonen, los lleven a un ancianato y nunca más los vuelvan a visitar. Muchos no quieren jubilarse, sienten que pierden en cierto modo el círculo de conocidos con quienes compartían el tiempo del trabajo.
En la etapa de la ancianidad, especialmente si va acompañada por la enfermedad, es fundamental la compañía de los hijos, que les acompañe, les reconforte y le anime. La etapa de la ancianidad y de la enfermedad de los padres es una buena oportunidad para devolverlos, a ellos, a la vida hay a Dios, algo de todo lo que hemos recibido.
Cuando voy de misión a Colombia, Bolivia, Guatemala o El Salvador me llama mucho la atención de ver la fortaleza de los ancianos de 80, 90 años, caminando por los polvorientos caminos llevando sen sus cabezas blancas por el tiempo pesadas canastas o leña para encender el fuego de sus cocinas y así brindar un alimento caliente a sus seres queridos. La fortaleza de nuestros seres queridos es admirable. En este tiempo de Cuaresma tenemos un tiempo para visitar o dar una palabra amable a un anciano.
Anestesia moral de los Católicos
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
26 de febrero de 2009
Los católicos hoy en día debemos ser más fieles y leales a las enseñanzas de la Iglesia. Si actuamos de una forma contraria desobedecemos la Ley Divina, debemos luchar para que nuestra feligresía se eduque más en los principios que defienden a los más débiles, los desprotegidos, los encarcelados, los enfermos terminales y sobre todo a los inmigrantes indocumentados; no olvidemos que la mayoría de ellos profesan la fe Católica.
Igualmente no podemos descartar o desconocer que detrás de la mentalidad contraceptiva y antinatalista, tanto natural como sobrenatural, hay una lógica y una raíz: la lógica de la antivida y la raíz del rechazo de Dios como Dios.
En el discurso a los Obispos de Canadá en visita ad limina en 1993 se nos dice: “una legislación que contradiga algunas verdades morales esenciales respecto al don supremo de la vida abre el camino a formas nuevas de totalitarismo que, por la negación de la verdad trascendente, destruyen la autentica dignidad”.
El homicidio y el suicidio son tan viejos como la existencia del hombre. Desde la primera sangre humana derramada injustamente sobre la tierra, la de Abel, hasta hoy, pasando por todas las guerras que ha habido, sobre todo las mundiales que llaman mas la atención. Parecería que ha sido violado repetidamente el quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Muchas ideologías cultivadoras de la muerte han contribuido en el plano teórico, intentando promocionar apoyo y sustento “filosófico” a la práctica de la muerte del hombre a manos del hombre y pienso en Hegel, Marx, Nietzsche, Heidegger, Sartre entre otros.
Tampoco la medicina y la ciencia, en parte, ha quedado sin ser manoseada por la mentalidad antivida. Se repite en pleno siglo XXI lo que pasaba en Esparta hace mas de 2, 500 años. No podemos permitir que la Eutanasia y el aborto deformen la conciencia de los creyentes. Una buena muerte es la del que muere en gracia de Dios, es decir, la de aquel que cuando le llegue la hora ha trabado durante su existencia terrena una fuerte amistad con Dios, que lo llenará de gozo eternamente.
Desde que Dios hecho hombre sufrió como los hombres, el sufrimiento humano y la misma muerte han adquirido una dimensión divina. También en nuestro sufrir y en nuestro morir debemos imitar a Dios. Ante Dios los débiles, minusválidos y enfermos son los grandes amados, los preferidos. La vida y todo lo que en ella ocurra. La vida y la muerte: somos responsables ante Dios. Ante aquel que dijo de si: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6).
Arlington Catholic Herald
26 de febrero de 2009
Los católicos hoy en día debemos ser más fieles y leales a las enseñanzas de la Iglesia. Si actuamos de una forma contraria desobedecemos la Ley Divina, debemos luchar para que nuestra feligresía se eduque más en los principios que defienden a los más débiles, los desprotegidos, los encarcelados, los enfermos terminales y sobre todo a los inmigrantes indocumentados; no olvidemos que la mayoría de ellos profesan la fe Católica.
Igualmente no podemos descartar o desconocer que detrás de la mentalidad contraceptiva y antinatalista, tanto natural como sobrenatural, hay una lógica y una raíz: la lógica de la antivida y la raíz del rechazo de Dios como Dios.
En el discurso a los Obispos de Canadá en visita ad limina en 1993 se nos dice: “una legislación que contradiga algunas verdades morales esenciales respecto al don supremo de la vida abre el camino a formas nuevas de totalitarismo que, por la negación de la verdad trascendente, destruyen la autentica dignidad”.
El homicidio y el suicidio son tan viejos como la existencia del hombre. Desde la primera sangre humana derramada injustamente sobre la tierra, la de Abel, hasta hoy, pasando por todas las guerras que ha habido, sobre todo las mundiales que llaman mas la atención. Parecería que ha sido violado repetidamente el quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Muchas ideologías cultivadoras de la muerte han contribuido en el plano teórico, intentando promocionar apoyo y sustento “filosófico” a la práctica de la muerte del hombre a manos del hombre y pienso en Hegel, Marx, Nietzsche, Heidegger, Sartre entre otros.
Tampoco la medicina y la ciencia, en parte, ha quedado sin ser manoseada por la mentalidad antivida. Se repite en pleno siglo XXI lo que pasaba en Esparta hace mas de 2, 500 años. No podemos permitir que la Eutanasia y el aborto deformen la conciencia de los creyentes. Una buena muerte es la del que muere en gracia de Dios, es decir, la de aquel que cuando le llegue la hora ha trabado durante su existencia terrena una fuerte amistad con Dios, que lo llenará de gozo eternamente.
Desde que Dios hecho hombre sufrió como los hombres, el sufrimiento humano y la misma muerte han adquirido una dimensión divina. También en nuestro sufrir y en nuestro morir debemos imitar a Dios. Ante Dios los débiles, minusválidos y enfermos son los grandes amados, los preferidos. La vida y todo lo que en ella ocurra. La vida y la muerte: somos responsables ante Dios. Ante aquel que dijo de si: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14, 6).
Tristezas, miseria y enfermedades
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
26 de febrero de 2009
San Mateo 8: 17 nos dice: “El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”. Jesús es el Divino Maestro que humildemente y con mucho amor se convierte en la Divina Fuerza que ha venido a recoger y a llevarse toda nuestra basura; pecados, enfermedades, tristezas, miseria, angustias, problemas y desesperación, falta de sentido a la vida y todo lo que no nos deja vivir.
Jesús quiere llevárselo todo hoy y que tú quedes completamente limpio y nuevo espiritualmente. “¿Qué Dios hay como Tú que quite la iniquidad, la rebeldía y el pecado? Tú no mantienes tu cólera por siempre, pues eres un Dios que te complaces en el amor. Tú te vuelves a compadecer siempre de nosotros y pisoteas nuestras iniquidades. Tu arrojas hasta el fondo del mar todos nuestros pecados (Miqueas 7, 18-19).
Lo único que nos pide Cristo es que pongamos todas nuestras miserias en su lugar: a los pies de Su Cruz, para que con Su Sangre Redentora sean destruidas. Quizás este es el paso más difícil para cambiar nuestra vida, en la Cuaresma que ya se acerca y donde desde ahora nos estamos preparando frecuentando el Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía, debemos renunciar a las cosas y pasiones pasajeras para buscar la serenidad y seguridad que sólo la vamos a encontrar en Dios.
Así puede ser que en este tiempo dedicado a la reflexión, Dios te pida que dejes un vicio, soberbia, ira, gula, lujuria, adicciones, el deseo de venganza o el resentimiento hacia alguien; o también a dejar atrás el apego por un proyecto de vida, que aun siendo bueno es lo que Dios quiere de ti, o quizá fue algo que sirvió para un momento determinado, pero Jesús te esta pidiendo dar un nuevo paso y seguir adelante hasta encontrar paz y tranquilidad.
Todo fracaso y todo problema esconden valiosas enseñanzas en el arduo ascenso humano hacia la madurez espiritual. En el lenguaje de San Juan de la Cruz, el místico carmelita, diríamos que no se llega a la luz sin pasar por la noche oscura. Por eso es tan importante enriquecer el Espíritu por todos los medios, para no naufragar cuando arrecia el temporal.
En definitiva, temprano o tarde, aprendamos que el tesoro está en crecer espiritualmente. Igualmente entusiasmémonos en colaborar con la Campaña Cuaresmal del Obispo, recuerda, obras son amores.
Arlington Catholic Herald
26 de febrero de 2009
San Mateo 8: 17 nos dice: “El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades”. Jesús es el Divino Maestro que humildemente y con mucho amor se convierte en la Divina Fuerza que ha venido a recoger y a llevarse toda nuestra basura; pecados, enfermedades, tristezas, miseria, angustias, problemas y desesperación, falta de sentido a la vida y todo lo que no nos deja vivir.
Jesús quiere llevárselo todo hoy y que tú quedes completamente limpio y nuevo espiritualmente. “¿Qué Dios hay como Tú que quite la iniquidad, la rebeldía y el pecado? Tú no mantienes tu cólera por siempre, pues eres un Dios que te complaces en el amor. Tú te vuelves a compadecer siempre de nosotros y pisoteas nuestras iniquidades. Tu arrojas hasta el fondo del mar todos nuestros pecados (Miqueas 7, 18-19).
Lo único que nos pide Cristo es que pongamos todas nuestras miserias en su lugar: a los pies de Su Cruz, para que con Su Sangre Redentora sean destruidas. Quizás este es el paso más difícil para cambiar nuestra vida, en la Cuaresma que ya se acerca y donde desde ahora nos estamos preparando frecuentando el Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía, debemos renunciar a las cosas y pasiones pasajeras para buscar la serenidad y seguridad que sólo la vamos a encontrar en Dios.
Así puede ser que en este tiempo dedicado a la reflexión, Dios te pida que dejes un vicio, soberbia, ira, gula, lujuria, adicciones, el deseo de venganza o el resentimiento hacia alguien; o también a dejar atrás el apego por un proyecto de vida, que aun siendo bueno es lo que Dios quiere de ti, o quizá fue algo que sirvió para un momento determinado, pero Jesús te esta pidiendo dar un nuevo paso y seguir adelante hasta encontrar paz y tranquilidad.
Todo fracaso y todo problema esconden valiosas enseñanzas en el arduo ascenso humano hacia la madurez espiritual. En el lenguaje de San Juan de la Cruz, el místico carmelita, diríamos que no se llega a la luz sin pasar por la noche oscura. Por eso es tan importante enriquecer el Espíritu por todos los medios, para no naufragar cuando arrecia el temporal.
En definitiva, temprano o tarde, aprendamos que el tesoro está en crecer espiritualmente. Igualmente entusiasmémonos en colaborar con la Campaña Cuaresmal del Obispo, recuerda, obras son amores.
Ni el Aquafina, Deer Park o Agua Crystal calman la sed solo el agua de Cristo
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Anteriormente los seres humanos tomaban agua sin hervir de los pozos, de los ríos, arroyos y manantiales y desde luego todavía hoy en día, el chorro de la llave y no se enfermaban. Hoy en el comercio hay una guerra entre productores de agua embotellada par mostrar al consumidor que ellos tienen la mejor agua purificada y más saludable.
Pero el Señor Jesús nos viene hoy en día a ofrecer un agua de mejor calidad: el agua que da vida eterna. “Quien beba de esta agua no tendrá jamás sed” a los cafarnaitas les diría más tarde. “El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi jamás tendrá sed” (Jo 6, 35-38). Lo contrario del agua Manantial, Fiji, Deer Park, Nestle, Aquafina, Smart Water, Poland Spring y Vosso, Cristo Jesús nos viene a ofrecer un agua más poderosa y transparente que nunca vuelve a dar sed: el Espíritu Santo. Jesús comparó al agua vivía con el Espíritu Santo, como un manantial puro, que sacia la sed y al correr después por los campos, va engrosando su caudal y llena de fertilidad la tierra. Esa agua viva del Espíritu es para los que creemos en el poder sanador de Jesús. ¡Y que regalo tan grande de Dios es el agua viva del Espíritu Santo! Sin ella, nos abrasaría la sed y moriría nuestra alma por deshidratación.
Los Salmos en las Sagradas Escrituras reflejan lo que Dios quiere que contemplemos cuando alzamos nuestras miradas hacia Cristo y nos señala directamente donde está la fuente del agua que apaga la sed. Un salmista cantaba: “Como busca la sierva las corrientes de agua así mi alma te desea a ti, Dios mío. ¡Tengo sed de Dios, del Dios vivo!” (Salmo 41). Otro salmista decía también: “¡Oh Dios, tu eres mi Dios por ti madrugo. Mi alma está sedienta de ti como tierra reseca, aridísima sin agua!” (Salmo 62).
La Biblia nos dice que la Gracia de Dios es la única bebida que sacia nuestra sed espiritual. La experiencia personal parece convencernos de que no basta con creer a Jesús una sola vez ó comulgar solo una vez en la vida. Nosotros hemos bebido muchas veces del agua del Señor y sin embargo, nos ha vuelto a torturar la sed de los vicios antiguos. Hemos sido, en frase dura de San Pedro, “Perro que vuelve a su vómito y cerda lavada, que vuelve a revocarse en el cieno” (2 Ped 2, 22).
Así pues si bebo y el Señor me da su manantial y no lo pierdo, nunca más tendré sed; pero puedo perderlo si tengo al Espíritu pero sigo los deseos de la carne, no heredaré el reino de los cielos (Gal 15, 13-55). La fuente de Jesús es eterna y la tenemos dentro de nosotros. De hecho, como dice San Agustín “estamos hechos para Dios y Él solo puede colmar nuestra sed de infinito”.
Anteriormente los seres humanos tomaban agua sin hervir de los pozos, de los ríos, arroyos y manantiales y desde luego todavía hoy en día, el chorro de la llave y no se enfermaban. Hoy en el comercio hay una guerra entre productores de agua embotellada par mostrar al consumidor que ellos tienen la mejor agua purificada y más saludable.
Pero el Señor Jesús nos viene hoy en día a ofrecer un agua de mejor calidad: el agua que da vida eterna. “Quien beba de esta agua no tendrá jamás sed” a los cafarnaitas les diría más tarde. “El que viene a mi nunca tendrá hambre y el que cree en mi jamás tendrá sed” (Jo 6, 35-38). Lo contrario del agua Manantial, Fiji, Deer Park, Nestle, Aquafina, Smart Water, Poland Spring y Vosso, Cristo Jesús nos viene a ofrecer un agua más poderosa y transparente que nunca vuelve a dar sed: el Espíritu Santo. Jesús comparó al agua vivía con el Espíritu Santo, como un manantial puro, que sacia la sed y al correr después por los campos, va engrosando su caudal y llena de fertilidad la tierra. Esa agua viva del Espíritu es para los que creemos en el poder sanador de Jesús. ¡Y que regalo tan grande de Dios es el agua viva del Espíritu Santo! Sin ella, nos abrasaría la sed y moriría nuestra alma por deshidratación.
Los Salmos en las Sagradas Escrituras reflejan lo que Dios quiere que contemplemos cuando alzamos nuestras miradas hacia Cristo y nos señala directamente donde está la fuente del agua que apaga la sed. Un salmista cantaba: “Como busca la sierva las corrientes de agua así mi alma te desea a ti, Dios mío. ¡Tengo sed de Dios, del Dios vivo!” (Salmo 41). Otro salmista decía también: “¡Oh Dios, tu eres mi Dios por ti madrugo. Mi alma está sedienta de ti como tierra reseca, aridísima sin agua!” (Salmo 62).
La Biblia nos dice que la Gracia de Dios es la única bebida que sacia nuestra sed espiritual. La experiencia personal parece convencernos de que no basta con creer a Jesús una sola vez ó comulgar solo una vez en la vida. Nosotros hemos bebido muchas veces del agua del Señor y sin embargo, nos ha vuelto a torturar la sed de los vicios antiguos. Hemos sido, en frase dura de San Pedro, “Perro que vuelve a su vómito y cerda lavada, que vuelve a revocarse en el cieno” (2 Ped 2, 22).
Así pues si bebo y el Señor me da su manantial y no lo pierdo, nunca más tendré sed; pero puedo perderlo si tengo al Espíritu pero sigo los deseos de la carne, no heredaré el reino de los cielos (Gal 15, 13-55). La fuente de Jesús es eterna y la tenemos dentro de nosotros. De hecho, como dice San Agustín “estamos hechos para Dios y Él solo puede colmar nuestra sed de infinito”.
martes, febrero 24, 2009
Educadores, profesores, y maestros del siglo XXI
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Arlington Catholic Herald
11 de junio de 2009
Con todo el agradecimiento, el respeto y la admiración quiero dedicarle este artículo a esos seres extraordinarios que con todo respeto llamamos maestros, educadores y profesores. Ese ser humano lleno de virtudes y talentos que por generaciones con muchas dosis de paciencia ha elaborado con sus palabras y enseñanzas sabias, las mentes y personalidades de tantos seres humanos. Ese educador quien trabaja incondicionalmente e incansablemente por sus pupilos para no recibir nada a cambio, ni siquiera un reconocimiento digno en su estirado y maltratado sueldo. Pues para cualquier profesional hay incentivos de superación y de preparación académica pero para el maestro no.
La tarea del profesor hoy en día no es bien valorada y es por ello que en este siglo XXI se hace más difícil. “Mientras en las aulas de clase se educa, la sociedad, deseduca” decía el filósofo Rousseau. Muchos de los educadores por sus limitaciones y falta de apoyo o porque no tienen iniciativa propia se han limitado hoy en día a no educar por sus limitaciones y falta de apoyo o porque no tienen iniciativa propia; se han limitado hoy en día a no educar sino a pasar información a sus alumnos.
Hoy en los escuelas, colegios y universidades estamos siendo testigos de una cultura de educación de relleno escolar, sólo para satisfacer lo que los alumnos quieren y escogen a su conveniencia. La autoridad en los salones de clase la tienen los alumnos y no los profesores. Por las nuevas leyes los maestros, les tienen miedo a los alumnos por la serie de demandas donde la “ley” débil del estado los protege.
Los rapidísimos y voraces avances tecnológicos alcanzados hoy por el estudiante moderno como los iPod, los celulares, el Internet, la liberación, la mal entendida “tolerancia” “igualdad” “libertinaje” “revolcón de sexos” no han dado mucha ayuda a la atención y seriedad de los estudiantes. Hoy poco se habla de valores, todo lo contrario ellos estorban tanto para el educador como para el educando. Es apremiante que los educadores sean formadores, que midan la fuerza normativa de los valores y no permanezcan indiferentes ante el avasallante espectáculo del snobismo instrumentado.
La educación puede fracasar si no brinda al educando algo positivo, que despierte su interés y lo motive a luchar. Es bueno poner a los estudiantes retos variados y difíciles. “La repetición sin sentido es la muerte de un esfuerzo,” decía la educadora Nathalie de Etievan. Los niños son imitadores y por eso los educadores deben evitar la rutina, el facilismo y la negatividad. Mientras los profesores tengan sueldos mediocres y sin incentivos, la educación será igual o peor de mediocre. Hay que luchar para que los estudiantes sean de verdad el futuro y el presente con educadores del siglo XXI.
Arlington Catholic Herald
11 de junio de 2009
Con todo el agradecimiento, el respeto y la admiración quiero dedicarle este artículo a esos seres extraordinarios que con todo respeto llamamos maestros, educadores y profesores. Ese ser humano lleno de virtudes y talentos que por generaciones con muchas dosis de paciencia ha elaborado con sus palabras y enseñanzas sabias, las mentes y personalidades de tantos seres humanos. Ese educador quien trabaja incondicionalmente e incansablemente por sus pupilos para no recibir nada a cambio, ni siquiera un reconocimiento digno en su estirado y maltratado sueldo. Pues para cualquier profesional hay incentivos de superación y de preparación académica pero para el maestro no.
La tarea del profesor hoy en día no es bien valorada y es por ello que en este siglo XXI se hace más difícil. “Mientras en las aulas de clase se educa, la sociedad, deseduca” decía el filósofo Rousseau. Muchos de los educadores por sus limitaciones y falta de apoyo o porque no tienen iniciativa propia se han limitado hoy en día a no educar por sus limitaciones y falta de apoyo o porque no tienen iniciativa propia; se han limitado hoy en día a no educar sino a pasar información a sus alumnos.
Hoy en los escuelas, colegios y universidades estamos siendo testigos de una cultura de educación de relleno escolar, sólo para satisfacer lo que los alumnos quieren y escogen a su conveniencia. La autoridad en los salones de clase la tienen los alumnos y no los profesores. Por las nuevas leyes los maestros, les tienen miedo a los alumnos por la serie de demandas donde la “ley” débil del estado los protege.
Los rapidísimos y voraces avances tecnológicos alcanzados hoy por el estudiante moderno como los iPod, los celulares, el Internet, la liberación, la mal entendida “tolerancia” “igualdad” “libertinaje” “revolcón de sexos” no han dado mucha ayuda a la atención y seriedad de los estudiantes. Hoy poco se habla de valores, todo lo contrario ellos estorban tanto para el educador como para el educando. Es apremiante que los educadores sean formadores, que midan la fuerza normativa de los valores y no permanezcan indiferentes ante el avasallante espectáculo del snobismo instrumentado.
La educación puede fracasar si no brinda al educando algo positivo, que despierte su interés y lo motive a luchar. Es bueno poner a los estudiantes retos variados y difíciles. “La repetición sin sentido es la muerte de un esfuerzo,” decía la educadora Nathalie de Etievan. Los niños son imitadores y por eso los educadores deben evitar la rutina, el facilismo y la negatividad. Mientras los profesores tengan sueldos mediocres y sin incentivos, la educación será igual o peor de mediocre. Hay que luchar para que los estudiantes sean de verdad el futuro y el presente con educadores del siglo XXI.
“Orad, orad y orad” dice la Virgen de Medjugorje
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Estos días antes de celebrar el Miércoles de Ceniza en diferentes partes del mundo incluido los Estados Unidos, se estarán celebrando la fiesta de “Mardi Gras” y los famosos y escandalosos carnavales de Rio de Janeiro y en Barranquilla Colombia, lógico sin olvidar el relajo y la perdición que se celebran en New Orleans luego asustada y castigada por el huracán Katrina.
Antes de comenzar a celebrar el tiempo de la Cuaresma que nos invita a la conversión, a la oración y al arrepentimiento es muy importante que en este tiempo nos dejemos llevar de nuestra madre del cielo la Virgen María, pero a mi memoria me viene la imagen de la Santísima Virgen de Medjugorje; cuantas personas han visitado este santo lugar de peregrinación mariano y han regresado a sus hogares cargados de infinitos regalos espirituales alcanzando la paz en sus corazones, aprendiendo a perdonar y empezando una nueva vida maravillosa.
A través de la virgen de Medjugorje ella como madre nos hace amar a Dios con más fervor y con un mayor deseo de vivir en intimidad con Él, mas allá de las preocupaciones y dificultades que nos agobian.
Cada peregrino de una u otra forma se ha dejado llevar por el destello de innumerables luces en el firmamento donde siempre cargada de mensajes de paz, amor y esperanza. Lástima que todavía para muchos cristianos incluidos sacerdotes, religiosos, filósofos y teólogos su falta de fe no les acerque a la verdad de cómo Cristo y María están vivos.
¿El Antiguo Testamento no está acaso colmado de maravillas de Dios? ¿Y Jesús no inicio su ministerio público con un milagro en las bodas de Caná? Los milagros forman parte integrante de sus esfuerzos por llevar al pueblo a la fe, confirman la veracidad de sus palabras e imprimen un sello incomparable a su mandato divino.
En Medjugorje, cuando María dice a todos “orad, orad, orad”, indica con esto que toda alma está invitada a conocer las profundidades insondables de la unción con Dios, a través de mi comunicación personal en la oración con María y su hijo Jesús. La Virgen María representa por supuesto el cumplimiento más perfecto de esta identificación con Cristo. Por siempre me declaro sacerdote Mariano desde Fátima hasta Medjugorje.
Estos días antes de celebrar el Miércoles de Ceniza en diferentes partes del mundo incluido los Estados Unidos, se estarán celebrando la fiesta de “Mardi Gras” y los famosos y escandalosos carnavales de Rio de Janeiro y en Barranquilla Colombia, lógico sin olvidar el relajo y la perdición que se celebran en New Orleans luego asustada y castigada por el huracán Katrina.
Antes de comenzar a celebrar el tiempo de la Cuaresma que nos invita a la conversión, a la oración y al arrepentimiento es muy importante que en este tiempo nos dejemos llevar de nuestra madre del cielo la Virgen María, pero a mi memoria me viene la imagen de la Santísima Virgen de Medjugorje; cuantas personas han visitado este santo lugar de peregrinación mariano y han regresado a sus hogares cargados de infinitos regalos espirituales alcanzando la paz en sus corazones, aprendiendo a perdonar y empezando una nueva vida maravillosa.
A través de la virgen de Medjugorje ella como madre nos hace amar a Dios con más fervor y con un mayor deseo de vivir en intimidad con Él, mas allá de las preocupaciones y dificultades que nos agobian.
Cada peregrino de una u otra forma se ha dejado llevar por el destello de innumerables luces en el firmamento donde siempre cargada de mensajes de paz, amor y esperanza. Lástima que todavía para muchos cristianos incluidos sacerdotes, religiosos, filósofos y teólogos su falta de fe no les acerque a la verdad de cómo Cristo y María están vivos.
¿El Antiguo Testamento no está acaso colmado de maravillas de Dios? ¿Y Jesús no inicio su ministerio público con un milagro en las bodas de Caná? Los milagros forman parte integrante de sus esfuerzos por llevar al pueblo a la fe, confirman la veracidad de sus palabras e imprimen un sello incomparable a su mandato divino.
En Medjugorje, cuando María dice a todos “orad, orad, orad”, indica con esto que toda alma está invitada a conocer las profundidades insondables de la unción con Dios, a través de mi comunicación personal en la oración con María y su hijo Jesús. La Virgen María representa por supuesto el cumplimiento más perfecto de esta identificación con Cristo. Por siempre me declaro sacerdote Mariano desde Fátima hasta Medjugorje.
lunes, febrero 23, 2009
Hombres y mujeres creados para vivir 36 horas
Por el Rev. José Eugenio Hoyos
Queridos amigos(as) no voy a hablar de ninguna manera de seres humanos o pequeños bebes que nacen y duran solo 36 horas, voy a discernir un poco sobre aquellas personas como yo que las 24 horas son muy pocas para nuestra forma de vivir. Desde mi juventud siempre he luchado en contra del tiempo. Los relojes de mano o de pared eran mis principales obstáculos o enemigos al transcurrir la vida. A pesar de que me gustaba levantarme temprano, estar a tiempo en mis citas, clases, o eventos estudiantiles, el reloj de mi hogar en Colombia y sus campanadas cada hora me ponían nervioso, era un verdadero esclavo del tiempo.
Es tan así que un día resolví ganarles y pensé que coleccionando relojes iba a establecer una mejor relación con el tiempo y la hora de cada día. Pero esta no fue la solución. Lo que pude aprender por mi mismo fue a vivir con intensidad cada segundo de la vida, y con el paso del tiempo me di cuenta que la vida es muy corta y se va muy rápido y que no nos podemos quedar con los brazos cruzados con tanto que hay que hacer y aprender en este mundo y lógico no esperar que otros manejen nuestro tiempo ni nuestras vidas.
Con el tiempo y los momentos que me daban la “pensadera” lo que nos pasa a muchos de los seres humanos que queremos cambiar el mundo en un minuto y no un minuto para cambiar nuestras vidas. Es allí cuando queremos imitar de nuevo a los hippies, a las estrellas de futbol, a los artistas del cine y llevar en nuestros pechos estampados la figura del Che Guevara. Después entramos en las filas y el pensamiento de la espiritualidad, queremos acercarnos a Dios, peor a nuestra manera. Yo estoy más que convencido que por naturaleza todos somos inconformes; el camino al éxito no es un destino sino un transitar, un caminar y al final trascendente, lo importante es como viajas a lo largo de dicha senda y como buscas el balance en la ida para avanzar.
No importa el tiempo o la edad pero cada uno de nosotros estamos en permanente evolución. Para que la vida sea buena hay que quitarle todo lo malo, hay que añadirle cosas positivas, hay que ser más creativos y lanzarnos sin miedo a las ideas nuevas. La amistad es un valor muy importante en mi vida y a lo largo de todos estos años he consolidado una plataforma de amigos(as) y hemos coincidido en que al tiempo hay que ganarle la batalla. Y en eso tenemos razón, son tantos los proyectos que me planteo cada día y que quiero desarrollar que las 24 horas del día son muy pocas y que personas como tu o como yo siempre nos preguntamos: ¿Y por que no hay relojes de 36 horas para que nos alcance el tiempo?
Desafortunadamente el tiempo no es mío, le pertenece a Dios y el maneja los proyectos de cada hombre. Y para mi vida cada vez que veo un reloj continuo luchando para poder estirar el tiempo. Y reconocer que todo viene, va y es de Dios. Y que debemos dejarnos guiar por el tiempo de Él y no nuestro tiempo.
Queridos amigos(as) no voy a hablar de ninguna manera de seres humanos o pequeños bebes que nacen y duran solo 36 horas, voy a discernir un poco sobre aquellas personas como yo que las 24 horas son muy pocas para nuestra forma de vivir. Desde mi juventud siempre he luchado en contra del tiempo. Los relojes de mano o de pared eran mis principales obstáculos o enemigos al transcurrir la vida. A pesar de que me gustaba levantarme temprano, estar a tiempo en mis citas, clases, o eventos estudiantiles, el reloj de mi hogar en Colombia y sus campanadas cada hora me ponían nervioso, era un verdadero esclavo del tiempo.
Es tan así que un día resolví ganarles y pensé que coleccionando relojes iba a establecer una mejor relación con el tiempo y la hora de cada día. Pero esta no fue la solución. Lo que pude aprender por mi mismo fue a vivir con intensidad cada segundo de la vida, y con el paso del tiempo me di cuenta que la vida es muy corta y se va muy rápido y que no nos podemos quedar con los brazos cruzados con tanto que hay que hacer y aprender en este mundo y lógico no esperar que otros manejen nuestro tiempo ni nuestras vidas.
Con el tiempo y los momentos que me daban la “pensadera” lo que nos pasa a muchos de los seres humanos que queremos cambiar el mundo en un minuto y no un minuto para cambiar nuestras vidas. Es allí cuando queremos imitar de nuevo a los hippies, a las estrellas de futbol, a los artistas del cine y llevar en nuestros pechos estampados la figura del Che Guevara. Después entramos en las filas y el pensamiento de la espiritualidad, queremos acercarnos a Dios, peor a nuestra manera. Yo estoy más que convencido que por naturaleza todos somos inconformes; el camino al éxito no es un destino sino un transitar, un caminar y al final trascendente, lo importante es como viajas a lo largo de dicha senda y como buscas el balance en la ida para avanzar.
No importa el tiempo o la edad pero cada uno de nosotros estamos en permanente evolución. Para que la vida sea buena hay que quitarle todo lo malo, hay que añadirle cosas positivas, hay que ser más creativos y lanzarnos sin miedo a las ideas nuevas. La amistad es un valor muy importante en mi vida y a lo largo de todos estos años he consolidado una plataforma de amigos(as) y hemos coincidido en que al tiempo hay que ganarle la batalla. Y en eso tenemos razón, son tantos los proyectos que me planteo cada día y que quiero desarrollar que las 24 horas del día son muy pocas y que personas como tu o como yo siempre nos preguntamos: ¿Y por que no hay relojes de 36 horas para que nos alcance el tiempo?
Desafortunadamente el tiempo no es mío, le pertenece a Dios y el maneja los proyectos de cada hombre. Y para mi vida cada vez que veo un reloj continuo luchando para poder estirar el tiempo. Y reconocer que todo viene, va y es de Dios. Y que debemos dejarnos guiar por el tiempo de Él y no nuestro tiempo.
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